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Una posada al lado del camino (entrada libre, quien quiera)

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Mensaje por Sasurai Lun Ago 24, 2009 9:19 pm

Off: Hace tiempo que no interpreto este pj, y en general que no hago interpretación libre... a ver si no estoy muy oxidado xD.
Ambientación: Medieval fantástica libre (no basada en ningún mundo concreto, podéis inventar lo que queráis dentro de unos márgenes razonables: es decir, no vengáis con un marine espacial xD).
Reglas: De mi PJ está la ficha, pero no hace ninguna falta. Por ser el primer post, los eventos importantes los manejaré yo, pero sois libres de manejar pnjs no importantes.
Jugadores: Entrada libre, máximo 4 jugadores (contándome a mi) para que no se haga demasiado pesado.

--------------------------------------- On rol ----------------------

Llevaba tantos días en los polvorientos caminos, vagando bajo las estrellas o bajo el sol abrasador, que incluso se permitió esbozar una sonrisa cuando divisó la posada, a un lado del camino. A menos de medio día de camino había una ciudad importante, así que aquel establecimiento debía ser decente, y además cabía esperar que hubiese un número razonable de clientes... esa noche comería caliente y dormiría en una cama, cosa que era de agradecer de vez en cuando, por mucho que le gustase la naturaleza y el aire libre. Se apartó el flequillo de la cara y miró hacia el cielo, tratando de hacerse una idea de la hora. Debía de ser media tarde, así que aún tenía tiempo para ganarse unas monedas para la cena, siempre que no surgiese ninguna complicación... sus ojos rojos brillaron, como si en ellos bailaran llamas anaranjadas, al recibir la luz del sol.

Con paso tranquilo recorrió los metros que lo separaban de la puerta de madera, saludando con la cabeza al mozo de cuadras, que lo miraba con asombro desde la puerta del establo. Resultaba algo extraño ver a un hombre vestir una gabardina de cuero, pues el día era relativamente caluroso, pero no era aquello lo que inquietaba al chico. Como de costumbre, los caballos se habían inquietado con solo notar su presencia, y probablemente más de uno se desbocaría si iba hasta ellos. Por eso siempre viajaba a pie, sus botas desgastadas y llenas de polvo daban fe de ello. Había algo más que resultaba desconcertante en él, las sensaciones que causaba. Era al mismo tiempo un hombre carismático y repulsivo, aunque nadie alcanzaba a comprender a qué se debía la segunda sensación. Cualquiera que lo viese no podía evitar sentir a un tiempo una atracción difícil de resistir, una fuerte curiosidad, pero también algo desagradable y un irracional deseo de mantener las distancias. Sentimientos contradictorios, provocados por su naturaleza sobrenatural.

Abriendo la puerta con la mano derecha, saludó desde el umbral a los presentes, con gracia y amabilidad propias de un bardo de la corte. Algunos sonrieron, devolviendo el saludo, mientras que otros lo miraron con desconfianza, pero casi nadie quedó indiferente. Como si fuese ajeno a las miradas, el vagabundo caminó hasta la barra, apoyándose en ella para hablar con el posadero en tono amable.
- Buenos días, espero. Si no le importa, me gustaría quedarme algún tiempo, tocar algunas canciones, ganar algunas monedas... la vida de un artista errante no es fácil en estos tiempos, ya sabe -
A decir verdad, aquellos eran tiempos fáciles, teniendo en cuenta su pasado más lejano, pero aquello estaba mejor escondido. Mientras no hubiese ningún ser sobrenatural, ni ningún clérigo de considerable poder, en la sala, solo era un hombre con un extraño color de ojos. Provocaba sensaciones desconcertantes, sí, pero nadie que no estuviese instruido sería capaz de identificarlas como algo sobrenatural, menos aún de detectar que había un demonio conviviendo en su cuerpo.
El posadero respondió que no habría ningún problema, invitándolo a un vaso de agua y ofreciéndole que se sentase donde quisiera, ante lo que el semidemonio se obligó a esbozar una sonrisa.

Eligió una mesa solitaria hacia el final de la sala, en un rincón algo más oscuro, sobre la que dejó el vaso de agua. Hasta que empezase su actuación, prefería tener algo de tranquilidad, y aquella zona estaba más o menos desocupada. Había otras dos sillas en aquella mesa, así que aprovechó una de ellas para dejar la gabardina, que plegó con cuidado tras quitarse, y sobre esta la mochila. Tras recorrer con la vista la habitación, considerando que no había peligros a tener en cuenta, se quitó también las protecciones metálicas de los brazos y las dejó junto al resto de cosas. Echó el cuerpo hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la silla con los brazos cruzados en el pecho, adoptando una posición relajada. Cerró los ojos unos instantes y suspiró, pensativo. ¿Qué canción tocaría hoy? ¿Qué historia les contaría? Como venía siendo habitual, estaba de un humor extraño, melancólico, siempre pensando en lo que había perdido y en lo que jamás tendría, pero obligándose a estar "alegre" por seguir con vida para poder ver cuanto veía, tratando de disfrutar de los momentos, de los paisajes, de las gentes que conocía... cuando alguien se atrevía a acercarse y a trabar conversación con él durante más de cinco minutos...

----
Off: Hasta aquí el post, cualquiera que quiera entrar puede interpretar que ya estaba en la posada, o que llega después, como prefiera. Si alguien se sienta a la misma mesa, mi personaje no se opondrá, se limitará a saludar con la cabeza (por si necesitáis interpretarlo). Cualquier otra interacción lo dejáis para que yo reaccione en mi post ^^.
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Mensaje por hi_biki Sáb Ago 29, 2009 3:46 am

Midori refunfuñaba, ofuscada por su tonta distracción y ofendida de ser tratada como una delincuente cuando había tenido el decoro y la decencia de aplicar el más ingenuo de los timos. Mientras se quejaba en pensamientos su cuerpo se desplazaba a gran velocidad entre el denso bosque ladeado por el camino que llevaba a la ciudad. Era una verdadera suerte que naciera con tan buen par de piernas. Sin duda, la joven tenía mucho que agradecer por contar con ellas, pues se ha pasado gran parte de su vida huyendo exitosamente de los problemas, gracias a su agilidad para correr.

La causa que desencadenó la carrera de la ladrona fue una “performance” que resultó fallida. Disfrazada de vieja mendiga con su gran morral, estaba cubierta con un sayo marrón con capucha y con el rostro oculto tras una chalina. Se apostó a un costado del camino para pedir un donativo a cambio de una “visión”. No era adivina ni mucho menos, pero siendo una embaucadora, le era más que sencillo con un simple vistazo y una o dos preguntas, deducir lo que una persona necesitaba o buscaba; el resto sólo consistía en inventar una respuesta metafórica que a nada conduciría, salvo a dejar conforme a su receptor. Ya se había hecho su cuota diaria y estaba dispuesta a marcharse triunfante, si no fuera porque un par de soldados junto a un viajero de porte sospechoso descubrieron que no se trataba más que de una timadora. Salvó de que le vieran el rostro, pues con gran agilidad se echó atrás antes de que la pescasen y comenzó a correr en dirección al bosque.

En la densidad frondosa, no tardó en ser alcanzada por Dirse, siempre al auxilio de su ama, quien recibió un pañuelo que contenía las monedas “ganadas” y así salvar el rédito del esfuerzo cotidiano. Por otra parte, el hacerse distancia le permitía confundirse con la gente y eso haría el trabajo de rastreo prácticamente imposible y aun si daban con ella, no habría forma de incriminarla sin la “prueba del delito”. Se separaron en el acto y la maga continuó su carrera por unos kilómetros más para divisar nuevamente el camino frente a ella y encontrar a su vera una posada. Se detuvo unos metros antes para quitarse el disfraz y acomodarlo entre las protecciones que guardaba en el saco. Pasó de correr a trotar y de allí a caminar serena, tratando de oxigenarse para recuperar el aliento. Se acercó al bebedero de la cuadra y tras quitarse los guantes calados, se lavó las manos que había ensuciado con tierra adrede para ocultar la “jovialidad” que poseían. Se llevó las palmas empapadas a la nuca para refrescar el sofoco y esperó unos momentos a que algún viajante entrara o saliera de la posada. Unos minutos más tarde, un hombre regordete y sin mucho apuro desmontó, no sin dificultad, de su lánguido mancarrón y tomó camino a la entrada. Midori lo siguió a distancia, tras echar un vistazo a un par de equinos que le podrían ser de utilidad si se tenía que dar a la fuga nuevamente.

Ingresó a la posada oculta tras el viajero de modo de no ser captada por los presentes. Con un rápido vistazo, buscó las mejores ubicaciones, cercanas de preferencia a la pared más próxima a la salida lateral. No podía sentarse sola, pues llamaría más la atención de ese modo, y no estaba dispuesta a compartir mesa con un anciano pasado de copas o un infradotado al que le faltase la mitad del cerebro y tres cuartos de la dentadura. Tenía que buscar un grupo o persona que ajustara a su propio perfil, de modo de no levantar sospechas al verse juntos. No tenía mucha elección, siendo un joven de cabello oscuro y largo apostado en la mejor mesa para tener vista panorámica, su única opción potable. Después de todo, a veces para pasar inadvertido es necesario exponerse más de lo normal. Se acercó a él con gesto ingenuo, pero sin parecer tonta, con la intención de pedirle un lugar. Utilizó su acento, como de costumbre, en parte como distracción hacia su receptor y en parte porque ya le era una costumbre

- Güenas y santas. ¿Me puedo sentar aca en tu mesa? Mucho lugar no hay.. vite como es a esta hora en que el sol pega juerte y al gente se mete a buscar la sombrita fresca.

Para su desgracia el hombre ocupaba la silla que ella misma habría tomado, pues tenía vista directa a la entrada y sin más remedio tuvo que elegir la que estaba en frente de él, pues en la lateral se acumulaban los bártulos del viajero. De ligero vistazo, la timadora dedujo que se trataba de un guerrero, los protectores reposando en la silla lo delataban, pero no pudo dilucidar si se trataría de un espadachín, pues no le era visible el arma y sus manos no delataban estar curtidas para ello. Sin embargo, Midori sabía mejor que nadie que las apariencias engañan, ella era viva prueba de tal cosa, y que más le valía fiarse de sus instintos, que le avisaron de antemano que ese tipo era de los más extraño y, por así decirlo, inexplicablemente irritante, aun cuando no hizo más que un ademán permisivo para que la chica tomase asiento. Así lo hizo, mientras comentaba algo al pasar, en un principio sin esperar mayor respuesta. Se podía decir que esa repentina negativa le era más una necesidad que una inquietud, pues tenía la certera sensación que aquel sujeto pintaba traerle más problemas que beneficios, aunque dejó la idea momentáneamente de lado dada sus peculiares circunstancias.

- Güeno, muchas grasias. Tenía las gambas hechas un garrote de tanto caminar xD. Me shamo Midori y voy pa’ la siudad, pero no pensé ni por las tapas que era tan largo el camino, jeje

Sus comentarios parecían arbitrarios, pero fueron lanzados para observar la respuesta del sujeto. Sus ojos verdes destellaron por un instante imperceptible, momento en que su mente comienza a enrollar la hebra de la reconstrucción fina. Es una habilidad que usó por tanto tiempo que ya se le ha vuelto una condición involuntaria. Su única razón era saber, a grandes rasgos, a dónde se había sentado; más de una vez le ha sucedido lo que el dicho popular promulga “ha saltado de la sartén a las brazas”.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI:
Más o menos te dije qué iba a poner, pero si algo no cuela me avisás y ahí edito ^^

Bueno la maga habla una mezcla de lunfardo y jerga gauchesca, en esta ocasión, que son típicos de la zona pampeana, de Bs As en particular ^^.
Las palabras en bastardillas están así para denotar que el escritor ha obrado a conciencia en la falta ortográfica, pues eso ayuda a comprender la entonación. Las “SH” reemplazan la “Y” y la “LL”, y las sílabas “CE” y “CI” suenan igual que las SE y SI, respectivamente.
Güenas y santas: es un saludo típico como decir buen día o buenas tardes.
Vite: viste.
Juerte: fuerte
Gambas: son las piernas, en este caso.
Creo que el resto se entiende bien ^^
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Mensaje por Sasurai Dom Ago 30, 2009 12:33 am

FDI: Sí, lo entendí todo bastante bien ^^. Allá vamos!

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DDI:
Seguía con los ojos cerrados, respirando hondamente, llenándose de la paz que daba el no tener compañía alguna, cuando entró la chica. La escuchó acercarse, pero se abstuvo de decir nada, incluso de abrir los ojos. Quizá lo tomase por dormido e intentase algo imprudente, cosa que explicaría por qué se había acercado… aunque hacía muchos años que nadie tenía las agallas para intentar robarle, aún y dormido provocaba aquella sensación de incomodidad.

- Güenas y santas. ¿Me puedo sentar acá en tu mesa? Mucho lugar no hay, vite como es a esta hora en que el sol pega juerte y la gente se mete a buscar la sombrita fresca –

Al menos no mucho lugar desde el que se tenga una vista completa de la posada Pensó el vagabundo, aunque absteniéndose de comentar nada.
Sin abrir los ojos, esbozó una sonrisa sincera, algo enigmática en cierto modo. Hacía tiempo que no escuchaba ese acento tan peculiar, propio de una zona portuaria de no recordaba dónde… debía de hacer, tal vez, más de medio siglo que no estaba allí, así que no creía ser capaz de hablarlo sin cometer errores, pero en su cabeza estaba suficientemente fresco el recuerdo para entenderlo perfectamente. ¿Venía de allí aquella chica? Lo acabaría descubriendo. Con un leve asentimiento de cabeza le indicó que tomase asiento, dejándola hacer por el momento para que se sintiese cómoda. Rara vez se acercaba nadie a sentarse con él, al menos nadie sobrio, así que cuando alguien lo hacía, intentaba no espantarlo. Se preguntaba si saldría corriendo cuando abriese los ojos, lo que hizo que esbozase otra sonrisa.

- Güeno, muchas grasias. Tenía las gambas hechas un garrote de tanto caminar. Me shamo Midori, y voy pa’ la ciudad, pero no pensé ni por las tapas que era tan largo el camino, jeje.

Se había sentado en frente suyo, así que antes de responder, abrió lentamente los ojos para verla. A la luz de la taberna parecían granates, con un tono mate que resultaba extraño, aunque no demasiado perturbador. Su mirada se clavó en Midori, observándola en conjunto para ir finalmente a cruzarse con sus ojos verdes, tratando de ver cualquier reacción que le provocase. Si después de mirarlo a los ojos seguía allí sentada, ya habría demostrado ser más valiente que la mayoría de presentes en la posada. O tener menos sentido común. Sonrió una vez más, todo amabilidad, para hablar acto seguido. El tono era tranquilo y confiado, la voz grave y algo rasgada.

- Buenas tardes, Midori. Mala cosa forzar demasiado las piernas, haces bien en buscar descanso. A mi puedes llamarme Sasurai, es un nombre bastante… adecuado – Dijo como presentación, haciendo una breve pausa como si buscase la palabra más acertada antes de decir eso último. Su comentario también parecía hecho al azar, pero había dejado claro que entendía perfectamente a la chica pese a su extraño acento. De algún modo, tenía la sensación de que estaba tratando de medirlo, de saber exactamente con quién se las jugaba, y decidió entrar al juego. Al fin y al cabo las personas son una de las cosas más interesantes que ofrece el mundo, más aún las personas que han viajado mucho, como parecía ser el caso… no iba a desaprovechar la oportunidad.

Como si le viniese a la mente por casualidad, añadió otro comentario.
- Pareces una persona que viaja bastante, pero estás lejos de los puertos… ¿sería indiscreto preguntar cómo te ganas la vida? No te ofendas, mi interés es en cierto modo profesional –

Acabó la frase y la dejó en el aire, sin aclarar a qué se refería. Ya no la miraba fijamente a los ojos, pero seguía atento a cualquier gesto. Si algo se le daba bien por “naturaleza”, era poner nerviosa a la gente, y había perfeccionado el hacerlo como si se tratase de un arte. Por un momento, sintió remordimientos… bueno, según cómo respondiese quizá empezaba a “portarse bien” con ella en lugar de tratar de mosquearla. Tal vez fuese el hecho de que se hubiese acercado y se mostrase amable, pero el caso era que, en cierto modo, le había caído bien.
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Mensaje por hi_biki Mar Sep 01, 2009 3:38 am

La joven estaba sentada, moviendo un poco los muslos como gesticulando su aparente cansancio de caminata, aunque en verdad estaba algo cansada por la carrera. Aun en su papel, procuraba no perder la atención sobre el sujeto, quien daba la falsa apariencia de estar sumido en su descanso. Sonrisa de por medio el viajero abrió los ojos y su granate destello apagado se clavó en las pupilas de Midori, aun antes que las miradas se cruzasen. Si por ella fuera se retiraba de esa mesa sin más aunque sabía que aquello habría sido poco conveniente, bajo perfil hasta el final se debía procurar en ese momento.

Se reprochó duramente el no ser más atenta, le bastó verle para comprender que desde ese preciso momento estaría bailando sobre una delgada cornisa y que, sino atinaba en su papel, caería sin más remedio. Tuvo que gesticular su reacción, una acorde a aquella chica simple que estaba interpretando y atinó a tiempo a agrandar sus órbitas ligeramente y a echarse atrás, como si de un acto reflejo se tratase. De hecho, así lo fue, pues una vez que la timadora cae en su papel se aferra a este y llega casi a un autoconvencimiento; después de todo si no se logra engañar a uno mismo, nada se puede esperar de los demás. Se detuvo precisamente cuando el joven contestó a su comentario con una voz calmada y a la vez algo apagada, como si se hubiera desgastado. Su tono y la sencillez con que Sasurai respondió, entendiendo facilmente su jerga, le dejaron claro a Midori que el tipo se trataba de un viajante y de uno que hacía tiempo que estaba en los caminos, cosa que acentuó más su disgusto; no le sería fácil lidiar con tal sujeto.

La mujer pasó de su sorpresa incrédula a una sonrisa de agrado al escuchar el nombre de su compañero de mesa, como quien agradece el buen trato de la compañía, tenía que estarlo pues el extraño había reconocido “su” acento.

(¿Bastante “adecuado”? ¬¬’ o se hace el enigmático para darse aires, o está medio chamuscado de andar con la sesera al sol mucho tiempo…. Me da igual si no me quiere dar su nombre… pero de ahí a remarcan tanto que no lo sea… es sospechoso)

La ladrona lo contempló fijo a los ojos un largo rato mientras el joven formulaba su inquietud, de muy poca creíble frescura, pero no se dio por aludida, como si otra cosa la estuviera distrayendo y se creyera de lleno cada una de sus palabras.

- Pareces una persona que viaja bastante, pero estás lejos de los puertos… ¿sería indiscreto preguntar cómo te ganas la vida? No te ofendas, mi interés es en cierto modo profesional –

La chica sonrió divertida, como quien se regocija infantilmente por saber algo que otro no. Midori había aprendido en sus años de oficio que más le valía nunca decir la verdad sobre todo lo que se conoce, pero jamás mentir en adjudicarse una habilidad que no se domina. De modo que tenía que inventar algo coherente en poco tiempo, el que tarda una persona confiada en revelar sus propósitos, y ese precisamente no es de lo más prolongado… Algo que no era inconveniente para la timadora.

- ^^Güeno en Biras me dijeron que tenía mano pa’l dibujo y la pintura así que estudié en la escuela de arte regional. Ahí me enteré que en Listerden había una Academia prestigiosa de grabado y aguafuerte y me dije: MIDORI, movemos pa´l sentro del continente. Como mi familia es más pobre que las lauchas me tuve que garpar el viaje sho solita, o sea, me la pasé a pata todo el camino casi, porque a nadie le caben mis trabajos y no vendí un corno ^^’… U_U

Suspiró en frágil tristeza, como quien siente pesar y poca confianza en sí mismo, no lo hacía por dar lástima, sino para que su interlocutor desviase la conversación a otro rumbo para no “afligir” a la muchacha, después de todo no era su culpa el no ser “talentosa”. De eso modo evadiría el molesto tema de su “profesión”. Pero había algo que la maga no podía negar y era esa sensación de que el tipo la estaba midiendo tal cual ella procuraba hacerlo con él. No pudo contener el abrupto que la abordó, como si se sintiera casi aventajada en su propio arte. No era ni orgullosa ni soberbia, no se permitía esa tontería ni ese lujo, pues lo importante, a su criterio, era sobrevivir. Sin embargo, sabía que si no devolvía la jugada, se desmoronaría fácil la fachada, era como si los dos intuyeran algo que no cuadraba, pero “aceptaban” de buen grado lo que el otro afirmaba.

Sonrió cerrando sus párpados unos momentos, mientras aspiraba aire de un modo casi entretenido, como si ese reflejo pudiera ser divertido de alguna manera. Volvió a mirar al joven y le comentó, de modo “inocente”

Jo, ahora te toca a vos, Sasuraí, desirme qué hasés pa’ vivir.. No no, pará… que sho adivino ^^ no soy vidente, pero con los faroles que tenés clavado que laburás en las minas de Syrm-ogh…. Y te mataste a horas extras por lo que veo, jeje

Esa mina dichosa explotaba un metal altamente dañino, causando a los mineros una enfermedad crónica y fatigosa cuyos síntomas iniciales eran el enrojecimiento de las pupilas, pero lejos estaba el efecto de ser tan marcado como para dar tal intensidad. Aun en la penumbra de la posada, a la chica le quedaba claro que los ojos del extraño no eran normales, ni estaban afectados por lo que había dado a entender. Pero con ello llevaba el tema a su receptor, empujando la atención sobre él. Parecía lo suficientemente acostumbrado a ser objeto de miradas, de modo que se atrevió a ello sabiendo que no corría grandes riesgos de ofenderlo. Por otra parte, le dejaba claro que entendía lo que pretendía y que no tenía problema en seguir de ese modo, en esa aparente mutua comprensión… a buen entendedor, pocas palabras. No quería iniciar pelea, tampoco hacer amistad, su idea por aquel momento, sólo se basaba en zafar de sus perseguidores de turno. Aun así se sintió divertida, gustosa de poder encontrar por pura casualidad a un posible desafiante en el arte del engaño.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI: Aviso que pedí permiso al master.. no me reten T_T

Biras es el puerto donde se habla la jerga que Midori emplea
Listerden es la ciudad a la que se refiere la narrativa. Si no gusta lo edito, no hay problema ^^
sí, ya se que no existen las horas extras en tal mundo feudal.. pero bueno es para decir que trabajó mucho xDDDD

de la jerga nada raro pero aclaro
garpar: pagar
caber: agradar, caer bien.
faroles: ojos.. en el sentido figurativo de que resaltan a la vista, que son llamativos.
laburar: trabajar.
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Mensaje por Sasurai Mar Sep 01, 2009 5:28 pm

Tal y como esperaba, la joven se asustó un poco al ver sus ojos, aunque afortunadamente no había hecho grandes aspavientos ni echado a correr. Simplemente había abierto ligeramente los ojos de más, echándose un poco hacia atrás. Era comprensible y Sasurai no quería incomodarla, al menos no con aquello, así que se abstuvo de decir nada para que la conversación siguiese su curso. La sonrisa de la chica cuando reconoció su acento le hizo ver que estaba ya tranquila, así que podrían seguir hablando sin más.

En cierto modo, tenía la sensación de que Midori era más y menos de lo que aparentaba, pero no sabía decir qué era lo que no le cuadraba. La única solución era continuar haciendo preguntas, con suerte en la dirección adecuada. En cierto modo empezaba a darle la sensación de que lo mismo hacía ella, aunque bajo la cobertura de una inocencia probablemente fingida. Desde luego, estaba de suerte, no solo se había sentado alguien con él sino que además iba a poder ejercitar su mente y sus “habilidades sociales” gracias a ella.

Ante la pregunta sobre su trabajo se había mostrado solícita, sonriendo y dando una explicación bastante extensa, en lugar de negarse a responder. Un paso prudente, había de admitir, cuando a su mente acudió otra pregunta… ¿por qué no se levantaba y se iba sin más? Desde luego si tenía algo que ocultar, las preguntas no le harían ninguna gracia, y su compañía solía ser hasta cierto punto desagradable per se para los humanos…

- ^^Güeno en Biras me dijeron que tenía mano pa’l dibujo y la pintura así que estudié en la escuela de arte regional. Ahí me enteré que en Listerden había una Academia prestigiosa de grabado y aguafuerte y me dije: MIDORI, movemos pa´l sentro del continente. Como mi familia es más pobre que las lauchas me tuve que garpar el viaje sho solita, o sea, me la pasé a pata todo el camino casi, porque a nadie le caben mis trabajos y no vendí un corno ^^’… U_U

El vagabundo echó un ligero vistazo a los bultos que la maga portaba, por si veía algún estuche de pergaminos, funda para lienzos o algo parecido, aunque tampoco comentó nada al respecto. Al fin y al cabo ambos eran viajeros, tenía por principio ayudar a otros que, como él, vivían en los caminos, aunque rara vez se lo agradeciesen y en ocasiones los mismos a los que había ayudado se volviesen en su contra. Pretendía ser amable y no “apretarle” en exceso, pero por otra parte, necesitaba saciar su curiosidad.
Con una ternura casi fraternal, sonrió ante su suspiro y le habló con voz tranquilizadora.

- Vivir en los caminos no es fácil, pero no te preocupes, seguro que sales adelante. Hoy serás mi protegida –

Comentó medio en broma. Sabía hasta qué punto podía resultar desconcertante lo que estaba haciendo, tan pronto lanzando preguntas sin miramiento, analizándola, para un instante después mostrarse amable y casi protector. Había decidido que no iba a sacar ninguna verdad de aquella chica si no se ganaba su confianza, y mientras ella no optase por huir, tenía mucho tiempo para conseguirlo… solo esperaba que la impresión inicial no hubiese sido demasiado mala como para que fuese imposible. Ya se vería.

Sasurai aprovechó el instante en que ella entornó los ojos para tomar algo largo de la silla y colocarlo en su mano, a lo largo del antebrazo, de modo que quedaba oculto. La joven “volvió a la carga”, preguntándole ahora sobre sus ojos, aunque de modo indirecto. Desde luego, no se le daba mal el juego en que ambos se habían metido. ¿Sería una artista ambulante? Normalmente el estar acostumbrado a tratar con la gente era lo que daba esas tablas, esa habilidad para desviar la conversación y hablar de lo que uno quiere, sin que resulte evidente. Si se dedicase al teatro, además, tendría facilidad para fingir ser otra persona… pero no, las compañías de artistas solían viajar en grupos, y ella estaba sola.

Jo, ahora te toca a vos, Sasuraí, desirme qué hasés pa’ vivir.. No no, pará… que sho adivino ^^ no soy vidente, pero con los faroles que tenés clavado que laburás en las minas de Syrm-ogh…. Y te mataste a horas extras por lo que veo, jeje

La respuesta inmediata del hombre fue soltar una carcajada, una risa fresca, sincera. Sin decir nada todavía, recogió de entre sus pertenencias un sombrero de cuero marrón, se lo puso y se levantó de su silla con una velocidad sorprendente, situándose al lado de Midori. Posó suavemente una mano en su hombro, inclinándose un poco sobre ella para hablarle casi al oído. No había nadie cerca, así que tampoco tuvo que hablar muy bajo para que no lo escuchasen, y de cualquier modo tampoco tenía nada que ocultar.

- Estás a punto de ver a qué me dedico, y en cuanto a mi color de ojos… bueno, quizá te lo cuente luego, tengo que ganar algo de dinero si queremos cenar –

Tras apartarse un poco, dio un par de palmadas para llamar la atención de la concurrencia. Sonreía de un modo exagerado, sus movimientos eran redondos, refinados y delicados, teatrales. Con un movimiento ágil, elevó la mano izquierda y una flauta travesera de metal negro brilló ante él, mientras giraba en el aire, como salida de la nada. Girando sobre sus pies, la recogió con la derecha en el aire. Se detuvo mirando a la maga de nuevo, guiñándole un ojo.

- Espero que le guste mi música, señorita –

Acto seguido se giró de nuevo hacia el público, caminando hasta el centro de la sala. Se quitó el sombrero en una reverencia, haciéndolo girar por su brazo para después dejarlo en el suelo, ante él. Sin decir nada más, se llevó la flauta a los labios y comenzó a tocar. La melodía era animada al principio (tipo flauta irlandesa), y el hombre, que tocaba con los ojos cerrados, seguía el ritmo con los pies, taconeando en el suelo de madera en un animado baile. Sus dedos bailaban ágilmente por el instrumento, con la habilidad y la facilidad de quien lleva siglos practicando. Alguna gente alzó sus jarras de cerveza o de agua, brindando al tiempo que lanzaban exclamaciones. Otros hacían palmas, siguiendo los golpes metálicos del tacón contra la madera. La música en las tabernas no era frecuente, así que cuando un buen músico acudía a ellas, la población local solía mostrase agradecida… aunque fuese uno tan extraño y perturbador como aquel.

Algunas monedas fueron a parar al sombrero, ante lo que el vagabundo hacía leves reverencias, sin dejar de tocar ni de bailar. Cuando consideró que había ganado suficiente, la melodía comenzó a cambiar, era el momento de tocar lo que a él le gustaba, habiendo contentado ya al público. Poco a poco la música fue perdiendo su fuerza hasta detenerse por completo. La gente tardó un poco más en parar sus palmas y sus gritos, pero finalmente lo hizo. Sasurai sonrió, acercándose un taburete, se sentó y comenzó a tocar de nuevo, al tiempo que el silencio caía sobre la sala. La canción que estaba interpretando era demasiado vieja para que nadie la conociese, para que ninguno de los presentes supiese de su historia, pero aquello tampoco era necesario. Transmitía una pena, una melancolía, un pesar tan profundo, que incluso un hombre adulto sentía ganas de llorar al escucharla. Era una de esas obras que tocan el alma, que arañan el corazón con dedos invisibles, y el semidemonio la interpretaba magistralmente. Era su canción favorita, una de las pocas que podía tocar poniendo sentimiento, le relajaba y le ayudaba a echar afuera la nostalgia que lo asediaba un día tras otro, a olvidarse de su soledad…

-------------------------------------
FDI: La flauta no tiene ningún tipo de magia ni nada parecido, simplemente es un maestro tocando debido al tiempo que lleva practicando.

Dejo el post ahí porque creo que ya escribí mucho (y un largo periodo de tiempo, on rol), y algo querrá hacer tu personaje al respecto xD. Si hay algún problema (donde lo dejé igual es un poco difícil seguir >.<) me avisas y edito, de todos modos te quiero comentar unas cosas por msn, a ver si te veo luego.
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Mensaje por hi_biki Jue Sep 03, 2009 5:25 am

A la respuesta sobre su profesión el joven se mostró “convencido”, no sin antes echarle un ojo al saco de la chica. Hasta cierto punto se le había ocurrido mostrarle uno de sus trabajos, de esos que garabateaba cuando se encontraba aburrida o pergeñaba algo para ganarse el menguado dinero. Si no lo hizo, fue para no sobrecargar la afirmación, siendo la “verdad” no necesitaba dar cuenta de ello, por lo que no se dio por aludida ante el hecho. Sin embargo, como parecía ya ser costumbre en el diálogo que se gestaba en aquella mesa, el extraño viajante respondió, en un tono de sincero compañerismo

- Vivir en los caminos no es fácil, pero no te preocupes, seguro que sales adelante. Hoy serás mi protegida –

La timadora permaneció en silencio ante ese comentario, con las cejas ligeramente arqueadas y con la cabeza ladeada, como no creyendo comprender del todo sus palabras. “Era” una chica simple y muy franca, de modo que si desconfiaba de algo se le notaría en la cara, como si dijera “Hey, seré del puerto, pero no me fío de tanto desinterés”. Por lo que a ella contaba en verdad la frase de Sasurai le resultó de una lectura más profunda. Le quedaba claro que el joven parecía deducir de quién se trataba y de las posibles razones que la llevaron hasta allí, no por nada se había tomado la molestia en hablar de “protección”.

Dejó las cosas como estaban, pues indagar más en aquello implicaba dar más explicaciones de la cuenta. Por lo que, siguiendo con su “guión”, comentó en gesto ameno lo que implicaba una evasiva. Por un momento, ante las carcajadas de su compañero de mesa, creyó dar en el clavo; desviar el tema de conversación sin ofenderlo. Respondió a su gracia con una sonrisa, ladeando su cabeza sobre el hombro derecho que ascendía hacia ella, dando el típico gesto que demostraba no haberle atinado en su afirmación. Intentó contestarle

Jeje, parece que no laburás en……//

Pero al abrir sus ojos el joven se había esfumado para aparecer a su costado, cosa que alteró a Midori, que no esperaba tal agilidad de reflejos, aunque no lo hizo notar. Dejó que sus palabras se colaran por su oído, como si de un secreto se tratase, aunque, a grandes rasgos, no decía nada en particular.

- Estás a punto de ver a qué me dedico, y en cuanto a mi color de ojos… bueno, quizá te lo cuente luego, tengo que ganar algo de dinero si queremos cenar –

(De nuevo se hace el interesante… ¬¬’ ¿Y a mí qué me importa si tiene los ojos rojos o lanza fuego por el culo?... U_U calma, Biki-Baka, si éste tiene toda la pinta de que le gusta sacar de quicio hasta al más centrado. Más me vale seguirle la corriente, quién me niega que hasta coma gratis hoy ^^)

- Espero que le guste mi música, señorita –

Los ademanes teatrales de Sasurai confirmaron sus sospechas, el tipo tenía gran versatilidad, pasando del más renuente sujeto, al más simpático animador. El verlo le recordó a sus primeros dos años tras dejar el liceo militar. Se unió a una compañía actoral y allí aprendió muchas de sus tretas a la hora de disimular sus intenciones. El modo en que el músico ambulante manipulaba la atención del público hizo que la maga le aplaudiera, en su exterior como la inocente que era, alegre de ser testigo de un espectáculo improvisado y para sus adentros, pues tenía que reconocer que había que sacarse el sombrero ante él. Pese su extraña naturaleza, o tal vez a causa de la misma, el tipo lograba desviar la aversión para dar pie al júbilo adormecido en esa panda de incautos.

En cuanto el joven se dio la vuelta y comenzó a tocar la chica aprovechó para arrastrar con su pie la silla de los bártulos del extraño hacia la mesa, de modo de dejarla oculta debajo de ella. Lo mismo hizo con su saco, mientras su mirada se desviaba a una especie de trasto plano, enfundado en una tela gris. Por la silueta daba la impresión de espada, confirmando las sospechas de la maga. Un escalofrío surco su espina y evitando que se le viese sospechosa, estiró la pierna para darle un golpe seco al arma, haciéndola caer, deslizándose por la pared bajo la mesa. Sostuvo el impacto con su pie, y si no fuera porque la música y el bullicio estaban fuertes hubiera jurado escuchar un gruñido que le sonó a queja.

Con todos los petates ocultos, se sintió lo suficientemente segura como para continuar con su actuación. Siendo que su coartada se había salido de ángulo, si los perseguidores se hacían presentes, ella estaba nuevamente en descubierto, por lo que actuar rápido era menester. Se puso de pie de un brinco, y sus piernas comenzaron a elevarse como si piolines las movieran desde las articulaciones. Parecía una marioneta que ganaba cada vez más gracia, a medida que la melodía se volvía más jubilosa, acompasando el estado de la sala. Así paseaba de mesa en mesa, girando sobre sí algunas veces, bailando con alguno que se ponía de pie en otras. Ciertos personajes le lanzaron unas monedas, que la chica aceptó con sonrisas, recordando para sí que no había perdido del todo la práctica pese a los años que habían pasado tras dejar la compañía.

Entre risas alcanzó la puerta, por donde los tres sujetos que estaba esperando, muy a su pesar, se hicieron presentes. Lejos de notarse alterada o de detener su baile, tomó a uno de los soldados del antebrazo y lo invitó a sentarse con ademán de arlequín servicial, en una mesa tras la suya propia. El tercer hombre, que no era militar, sino que se asemejaba a una especie de monje, parecía mirar fijamente al músico, como si algo en él no le agradase en lo más mínimo. Con los tres sentados y la alegre música llegando a su fin, la maga juntó lo ganado en uno de sus tantos pañuelos, que tomó de debajo su yukata, y se sentó nuevamente en su lugar. Parecía escuchar absorta la melancólica melodía que Sasurai tocaba y si no hubiera estado prestando suma atención a lo que transcurría tras de ella, se habría preguntado hasta qué punto el sujeto interpretaba la canción o parecía rememorar algo en ella, pues era tal el sentimiento que transmitía, que sólo experimentándolo se podría expresar esa nitidez casi vívida.

Finalizado el acto, el tipo que no era soldado se puso de pie, al menos así lo percibió la chica, y la alcanzó para preguntarle de un modo imperativo y serio

- Buenas noches. Dime, ¿eras compañera del músico de la barra?

Difícil respuesta para Midori. Si contestaba que no, se podría delatar como sospechosa del caso de la vieja “vidente”, si decía que sí, sabía que se jugaba a ser “cómplice” de un tipo raro, adusto (pese a sus buenos modales) y, a su muy justificado parecer, un imán para los problemas: tres cosas que la timadora odiaba. De repente le resultó peculiar que uno de sus propios perseguidores desviara su atención por un blanco, tal vez más “peligroso”, aunque eso la maga no lo podía saber. Se lanzó a una respuesta intermedia, algo que le diera tiempo a tramar su “versión” antes de que el dueño de la mesa se hiciera presente.

- Güeno. La verdá me crusé con él de camino pa’ acá. La cosa es así, sho iba para Listerden y en el paso me encontré con una viejita, de esas que leen la mano y qué se sho, que me dijo: “si quería alcanzar mi meta, aliarme a los pares me traería fortuna”. Fue tan güena que le dejé un par de monedas ^^ y la verdad, tenía razón, fíjese usted, don U_U porque antes de llegar a la posada casi me afanan y ando corta de guita, vió?.. el tema es que safé grasias a la ashuda del joven de ashá. Como es artista ambulante como sho, me acordé de la señora mashor y acá ‘tamos los dos ^^

Se arriesgó a comentar lo de la anciana, pero era su escape de sospechas, seguir jugando a la incauta le ponía en alto riesgo, pero por otra parte, si mordía el anzuelo sería su escape mejor logrado. El asunto estaba en cuán avispado estaría el músico ambulante para caer en el juego que la maga había abierto. Algo le decía que ese tipo era mejor timador de lo que demostraba y que sabría lidiar con el aquello con gran soltura, sin embargo su preocupación recaía en que no podía dilucidar qué postura tomaría Sasurai al respecto.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI: quedó simple, creo, pese a lo extenso xD… Como siempre, si algo no va… te jodés xD….jaja, broma, avisá que corrijo ^^
Como te dije, esos personajesson controlables por cualquiera, si querés, podés hacer que pregunte o que se vaya, como gustes.

Traducciones
Afanar: robar
Guita: dinero
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Mensaje por Sasurai Jue Sep 03, 2009 11:01 pm

Si bien no resultó del todo inesperado, Sasurai se alegró de que la chica se animase a bailar, a pasear animando a la audiencia, como si formase parte del número. Por una parte, había logrado integrarse, como si realmente fuesen juntos… por otra, la doble actuación seguro que sacaba algo más de dinero que cuando tocaba él solo. Ahora que todo el mundo los había visto actuar juntos, sus caminos estaban temporalmente ligados, para bien o para mal.

Cuando el monje entró el la posada, el vagabundo no pudo evitar sentir su presencia. No alteró en modo alguno su actuación, como si siguiese absorto en la música, el hilar las notas una tras otra. Se encargaría de eso después de la actuación, a menos que el hombre santo decidiese interrumpirlo. El bullicio y el tener la mente centrada en otra cosa le impidió ponderar cómo de poderoso era el hombre, pero si dejaba la actuación a medias sin razón aparente sería sospechoso. De cualquier modo, si era poderoso ya debía de haber detectado lo que él era, habría visto el aura del arma brillar como un faro… si no lo era, bueno, quizá pudiese despistarlo lo suficiente como para que hiciese caso omiso de sus sospechas. La sensación de disgusto, de que algo estaba mal, se manifestaba de un modo exagerado en los hombres al servicio de algún Dios benigno, pero solo aquellos con auténtica visión y una sabiduría elevada eran capaces de ver lo que era en realidad. Aquello lo provocaba su parte humana, hacía que su naturaleza fuese mucho más difícil de leer que la de un demonio disfrazado.

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Cuando acabó la actuación, el músico permaneció aún unos segundos donde estaba, disfrutando de la calma que se había hecho en la posada con la melancólica melodía. Suspiró con resignación, rogando por que el monje no les causase problemas. Al fin y al cabo aquella gente había sido amable, y si empezaba una lucha quizá hubiesen muertos, siempre había alguien dispuesto a hacerse el héroe… y aún y si no se veía obligado a matar a ningún inocente, destrozarían el local. No quería nada de todo aquello, pero tampoco estaba en su mano.

Se levantó tranquilamente del taburete, alcanzando a ver desde su posición como el hombre que le preocupaba se dirigía a su improvisada compañera. También pudo oír lo que decía, pero se obligó a recordar que ninguna persona normal sería capaz de escucharlos a esa distancia, así que más le valía olvidar que lo estaba escuchando. Tomó nota mental, sin embargo, de la respuesta de Midori. Así podría dar una respuesta coherente cuando le preguntasen a él. Se puso el sombrero algo inclinado, dejando sus ojos en penumbra, único rastro visible de su condición, y caminó con paso tranquilo hacia la mesa.

- ¡Che!¡Sos incluso mejor de lo que decías! – Dijo en tono animado a su compañera, bromeando con su acento. Acto seguido se volvió a los “visitantes” - Buenas noches, caballeros. Veo que ya han conocido a mi improvisada compañera. Si quieren una actuación privada tendrá que ser otro día, hoy estoy cansado…-

No pudo acabar la frase, pues el monje, que estaba algo adelantado respecto de los dos soldados, cerca de su mesa, lo interrumpió con cierta brusquedad, utilizando un tono serio, imperativo. Según sabía, algunos eclesiásticos recibían formación en oratoria y protocolo, pero desde luego aquel no había tenido tanta suerte. Eso descartaba que fuese un hombre importante de su iglesia, y la escolta apuntaba más a un sacerdote errante. Aquello era bueno y malo, generalmente los sacerdotes errantes elegían viajar porque eran más fanáticos, más radicales en sus creencias, tratando siempre de erradicar el mal (o lo que ellos consideraban como tal) allí donde aparecía… mal asunto.

- No es tu música lo que nos interesa. Quería… -

Esta vez fue el semidemonio el que interrumpió al monje, aunque con una sonrisa en los labios y en tono todavía amable. Supuso que la chica había dejado sus trastos bajo la mesa, así que se dejó caer en la silla, guardó la flauta en la mochila y se puso a revolver entre sus cosas. Dirigió una mirada rápida a Midori, indicándole que quizá hubiese problemas, y que era mejor que no se metiese.

- No veo, pues, qué podéis querer de mi. Solo soy un humilde músico ambulante. Si tiene algo que ver con los impuestos, no pretenderéis que ceda al Rey una parte de mis exiguas ganancias… - Iba diciendo, sin dejar de buscar entre sus pertenencias.

Dejó de hablar al escuchar el gruñido que salía de su contertuliano, que parecía impacientarse por momentos. Los guardias que lo acompañaban parecían divertidos con la situación, y aquello no hacía sino acrecentar su enfado. Lo miraba fijamente, como si tratase de buscar las palabras exactas entre la furia. Como distraídamente, Sasurai empezó a abrocharse las protecciones metálicas de manos y antebrazos, que se había quitado un rato antes. Un momento después, ya las tenía puestas y perfectamente sujetas. Levantó las manos con gesto inocente, como pidiendo paciencia.

- Vale, vale, me rindo, no voy a poder adivinar qué es lo que queréis. Vos diréis… solo os pido una cosa, si vais a iniciar una pelea, salgamos fuera. No voy a huir, no os ofendáis pero no tengo miedo, pero esta pobre gente no tiene culpa alguna de sus pataletas de hombre santo –

Había empezado a hablar con tono tan jovial como el de antes, pero de pronto su voz se había tornado gélida, dura como la roca y afilada como un cuchillo. Mantenía la sonrisa, pero parecía ahora cargada de ironía y de desprecio. Hombres como aquel eran lo que le impedía vivir en un sitio demasiado tiempo, lo que lo forzaba a marcharse de lugares en que había querido permanecer algún tiempo más, a veces de manera trágica.
Para rematar el asunto, mientras hablaba, cuando cambió su tono, se había echado algo hacia atrás el sombrero. Seguía sobre su cabeza, pero ahora se le veían los ojos, unos ojos granate con destellos anaranjados que parecían tener luz propia y se clavaban en los del hombre santo. Total, bien pensado no tenía mucho sentido intentar engañarlo, seguro que si se iban a marchar sin más su espada tenía algo que decir al respecto… probaría a asustarlo, a ver cómo de fuerte era su fe.

-------------------------------
FDI: He intentado mantener la personalidad del sacerdote y demás, pero lo dejo ahí para que tu personaje reaccione, y de paso tomes tú las decisiones importantes. Como siempre, cualquier comentario o problema lo dices ^^
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Mensaje por hi_biki Dom Sep 06, 2009 8:08 pm

El monje escuchó con atención la “versión” de Midori, con gesto impávido como si analizara sus palabras, aunque su respuesta parecía denotar que había aceptado de buen grado sus afirmaciones.

- Deberías procurar cuidarte mejor de quien te fías, joven artista. En los caminos no todo es lo que parece.-

Esa última frase a la maga le constaba aunque no en el simple modo en que el monje la describía, y una risa de sorna cruzó su mente mientras sus verdes ojos brillaban “incautos” posados sobre el sacerdote. Rápidamente desvió la mirada al escuchar al músico elogiarla en “su propio acento”. Sasurai alcanzó la mesa y con tono afable hizo notar su interés en que el extraño abandonara la mesa. La maga permaneció en silencio mientras era testigo de una situación que, a sus cobardes ojos, se volvía cada vez más tensa. El monje no tuvo mejor idea que interrumpir a su interlocutor, quizá notase que lo estaba evitando, lo que la chica no llegaba a entender era por qué, y comenzó a sospechar que era mejor no saberlo.

El joven se desplomó en su silla y comenzó a rebuscar entre las cosa que La ladrona había ocultado bajo la mesa. El tiempo que tardaba, más el cambio de actitud del viajero, le dieron cuenta a la ladrona que el confrontamiento era inminente. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. El monje no lo haría por terco y, esto no lo dudaba, por total soberbia y estupidez; mientras que su improvisado compañero, casi diría, actuaba con total naturalidad, como quien ha vivido una y cien veces aquella misma escena. Una mirada rápida cruzó Sasurai a Midori, a quien ya no le quedaron dudas que la próxima vez que escapase de alguien, se procuraría correr por tres días seguidos sin detenerse.

Maldiciéndose a sí misma por no robar un caballo en su oportuno momento (cosa que tampoco habría servido, pues hubiera dejado una pista del tamaño de una casa), intentó amainar la ira que se apoderaba del monje, cosa que hablaba muy mal de la paciencia contemplativa que debería dominar. Para colmo los soldados reían tras de ella, tratando de tragarse su mal disimulada diversión, empeorando la situación. No llegó ni a abrir la boca, pues Sasurai remató el encuentro con una frase irremontable, mientras alzaba sus manos, que llevaban los protectores puestos.

- Vale, vale, me rindo, no voy a poder adivinar qué es lo que queréis. Vos diréis… solo os pido una cosa, si vais a iniciar una pelea, salgamos fuera. No voy a huir, no os ofendáis pero no tengo miedo, pero esta pobre gente no tiene culpa alguna de sus pataletas de hombre santo –

Si se pudiera ver el interior de la maga por aquel momento, se habría visto un rostro mitad helado ante el pavor de un inminente combate en el que se veía enredada (y mal que le pesase, por su propia culpa), y mitad enfadada, pues no esperaba que el músico se volviera tan “susceptible” a las estúpida actitud de un monje de cuarta categoría. Se ahorró el cuestionarse para ella a qué se debería esa actitud, ya que para ese entonces los ojos de Sasurai brillaban de un modo peculiar y desafiante, sumando peso a sus palabras bañadas en la más fría de las expresiones. Intentaría quedar como la inocente del asunto, después de todo el monje parecía interesado en el sujeto extraño y no en una simple viajera como ella.

La chica tomó su saco de debajo de la mesa, y procuró acomodarlo para dejar a mano su hombrera metálica. Con los brazos aun ocultos se quitó un pequeño instrumento que guarda bajo su manga izquierda y lo ocultó en su palma derecha. Llevó su gran saco a la falda, con intención de marcharse, aunque sabía que eso era muy poco factible. El monje desvió su mirada que hizo recaer de reojo sobre la chica para luego migrar hasta los soldados quienes se adelantaron a colocarse tras ella.

- Te diré lo que pienso de todo esto, músico ambulante. No eres lo que dices ser y se me da que has estado engañando a tu paso a cuanta persona se te ha cruzado y esta chica ha de ser tu última víctima.- Comentó sin mirar al joven en ningún momento, mientras conservaba sus ojos cerrados. Luego giró su rostro hacia la maga y abrió sus ojos para rematar - O se trata de tu cómplice, pues de a dos, en común acuerdo, se engaña con mayor facilidad. Pena que me cruzase en vuestro camino para dar fin a vuestra farsa.

El tipo había logrado cabrear a la maga, aun cuando su rostro no develaba nada. Era un perfecto idiota, un pedante y un absoluto inconciente. Se suponía que siendo un hombre de fe, tendría la suficiente sensibilidad para captar que el dichoso músico no era alguien normal, eso saltaba a la vista de cualquiera. Si ella misma, que no era ninguna dotada, podía advertir que no era conveniente “delatar” al viajero o azuzarlo con acusaciones de ningún tipo, y menos mal evaluadas. El monje se había creído capaz de hacer frente a algo que no era lo que aparentaba, y la maga sospechaba que el sujeto se terminaría comiendo sus propias palabras.

El sacerdote hizo un ademán con la cabeza, como señalando a la joven y los soldados la tomaron, cada uno de un brazo y la arrastraron hacia la salida. La chica no atinó a quejarse mucho, salvo poner cara de total consternación.

-epa, che!... no me tironeén ¬¬... sho no hise nada....

Por su parte el monje permaneció unos instantes más para comentar a su “objetivo”, como si pretendiera corregirle de algún modo

-Te diré que esta pobre gente no tiene la culpa de sufrir tus engaños, criatura marcada. Por esa misma razón, lo que tengas que enfrentar, lo harás fuera de este recinto.-

El moje giró sobre sus talones y se dirigió a la salida, seguro que Sasurai lo seguiría. Al alcanzar el exterior, se encontró con la maga forcejeando para librarse de sus aprehensores. No le dio mayor importancia y se dedicó a conjurar una especie de mantra algo extenso, con un monótono tono de voz, mientras en su mano derecha se mecía como presa de una suave brisa, una tira de papel con grabados en tinta negra. La maga no estaba dispuesta a quedarse de brazos cruzados, pues sospechaba que aquel conjuro sería del tipo inmovilizador, y no podía darse el lujo de quedar en combate sola contra tres.

Aprovechando que el monje no podría desconcentrarse por unos momentos, decidió liberarse de su “guardia”. Logró encajarle un codazo en el esófago al que tenía a la izquierda y zafar su brazo iziquierdo del otro soldado, mientra corría hacia atrás para gran distancia. El primer soldado se puso de pie entre quejas, por su parte, Midori tomó el instrumento oculto en su mano y lo sopló de modo seco. Era una pequeña ocarina que emitía una ultrafrecuencia, suficiente audible como para llamar a su zorro. Del bosque oscuro emergió Dirse, que se lanzó como flecha contra la pantorrilla del segundo soldado, mientras el primero ganaba carrera para dar con la chica. Cuando lo sintió lo suficientemente cerca, la maga frenó su carrera y tomando los cintos de la gran hombrera de su saco con la mano derecha, comenzó a girar hacia atrás para darse envión y darle un tremendo golpe en la quijada a su perseguidor.

La chica hacía sus cálculos: dos, momentáneamente neutralizados, le faltaba el monje. Se encontraba lejos de momento y sopesó que lo mejor sería dejarle el “incrédulo” a su compañero, pues si se dividía así las cosas tal vez el combate acabase sin complicaciones.

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI:
A ver, según me dijiste controlo a los tres idotas estos ^^ ok ahí te va

1° soldado: fuera de combate en esta vuelta por el golpe de la maga.
2° soldado: Pierna herida. Logra zafarse del zorro si sale un n° mayor o igual 3 en una tirada 1d5. Ataca a la maga si sale 1 o al vagabundo si sale 2 en una tirada 1d2.
Monje: Para conocer el efecto tirar un dado 1d10. Su conjuro tiene efecto nulo o esquivable sobre el vagabundo si sale 1, 2, 3 o 4. El efecto de su conjuro es moderado si sale 5, 6, 7 u 8. El efecto del conjuro es completo (parálisis de un turno) si sale 9 o 10.

¿Querías dados? Ahí tenés… muahahaha xD KAIN MODE ON ^^
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Mensaje por Admin Lun Sep 07, 2009 8:07 pm

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Mensaje por Sasurai Lun Sep 07, 2009 8:49 pm

FDI: El soldado se libera y ataca al vagabundo (cruz = 2 en 1d2). El monje pifia xD.

Los movimientos de Midori, preparándose para el combate inminente, no pasaron desapercibidos a Sasurai. Por un momento lamentó haberla metido en ese lío, no se preocupaba por sí mismo, pero ahora debería cuidar de ella. Si salía herida de la refriega sería culpa suya… debía de haber entendido mal la mirada, con la que pretendía disuadirla de actuar, y ahora ya de nada iba a valer que le dijese algo. La atención del vagabundo, al menos aparentemente, seguía centrada en el monje.

- Te diré lo que pienso de todo esto, músico ambulante. No eres lo que dices ser y se me da que has estado engañando a tu paso a cuanta persona se te ha cruzado y esta chica ha de ser tu última víctima. O se trata de tu cómplice, pues de a dos, en común acuerdo, se engaña con mayor facilidad. Pena que me cruzase en vuestro camino para dar fin a vuestra farsa –

La sonrisa del vagabundo fue tan desconcertante como irónica, todavía sentado tan tranquilo, respondió a las palabras del sacerdote. Desde luego, parecía muy seguro de sí mismo, lo que le dejaba claro que no tenía la más remota idea de a qué se enfrentaba en realidad. ¿Qué creía que eran? Bandidos o algo así, timadores. Estaba a punto de llevarse una desagradable sorpresa.

- La chica no tiene nada que ver, aunque eso ahora no importa. Crees que vas a dar fin a nuestro viaje, pero te equivocas. Lo único que has hecho desde que entraste por esa puerta ha sido equivocarte, y por culpa de eso, lo que toca su fin es tu vida –

Miró a los guardias con una mezcla de desprecio y tristeza, aquellos dos iban a morir por los errores de otros, pero no les dijo nada, y las cosas siguieron el curso “normal”. Al menos, como comprobó al ver que arrastraban a Midori hacia el exterior, el combate no tendría lugar allí dentro, algo había conseguido.

- Te diré que esta pobre gente no tiene la culpa de sufrir tus engaños, criatura marcada. Por esa misma razón, lo que tengas que enfrentar, lo harás fuera de este recinto –

El músico ya había dicho cuanto tenía que decir, así que se limitó a encogerse de hombros mientras el hombre santo giraba sobre sus talones y salía. Apenas tardó un instante en recoger la mochila y sus armas, el main gauche enfundado ahora a la derecha de su cintura, la espada en sus manos, aún envuelta en tela. Al salir por la puerta dejó su mochila y la gabardina en el suelo, no pensaba utilizarlas y le molestarían para moverse.

Como si tuviese todo el tiempo del mundo, se dedicó a mirar medio divertido como el monje murmuraba su conjuro, seguramente pidiendo ayuda a su Dios. La tira de papel de su mano debía de ser algún tipo de ayuda para canalizarlo, otro signo más de su debilidad. Sin sacarla del envoltorio, el vagabundo clavó la espada bastarda en el suelo con un ruido seco que daba idea de su fuerza, por encima de lo normal. Si podía acabar con aquello sin tener que sacarla, tanto mejor, pues aquel objeto era evidentemente una creación del infierno.

La espada no estaba de acuerdo, claro, lo que hizo que se dedicase a gruñir y protestar enérgicamente. Por suerte la gente no estaba tan cerca como para oírla, y cuando Sasurai echó a andar hacia donde la chica forcejeaba con sus aprehensores, se calló resignada. Para sorpresa del músico, la maga resultó tener más recursos de los que aparentaba. En poco tiempo logró deshacerse de uno de los guardias, aparentemente inconsciente, y el otro se enfrentaba a un animal que, no le cabía duda, había llamado ella.

Cuando se liberó del zorro, el oponente decidió ir a por el músico. Aquella era evidentemente la peor opción, pues daba tiempo a Midori de tomar una posición ventajosa o rematar al soldado que ya había derribado. Además, lo estaba esperando. El monje acabó de recitar y estiró los brazos hacia Sasurai justo en el momento en que el otro hombre, herido, se acercaba corriendo como mejor podía hacia él. Seguramente esperaba algún efecto, pero nada ocurrió, el semidemonio apenas notó como un cosquilleo que no llegó a perturbarlo.

Esperó hasta que el pobre luchador estuvo a aproximadamente dos metros para lanzar su ataque, esa era la distancia a la que llegaba a estirarse la cadena. Con un movimiento rápido lanzó hacia delante la mano derecha, algo más debajo de la altura de la cintura, mientras con la izquierda desenvainaba el arma corta que pendía de su cadera. Un crujir de huesos indicó que el impacto de la cadena había destrozado por completo la rodilla del oponente, que tropezó hacia delante con brusquedad. Ese tropiezo lo aprovechó el otro combatiente, más experimentado, para dar un paso hacia delante y “chocar” contra él, lo que tuvo como resultado el main gauche clavado hasta la empuñadura en el cuerpo del hombre, atravesándole el corazón. Trató de hablar, escupiendo sangre sobre el hombro del semidemonio y emitiendo un sonido similar al que haría al vomitar, para expirar poco después.

Se lo apartó de encima de una patada, lanzándolo un metro hacia atrás y recuperando el arma en el proceso, para girarse acto seguido hacia la maga. Esperaba que aquello tocase el orgullo del monje lo suficiente como para que fuese imprudente, y además, no quería que la chica se entrometiese. Le habló en un tono serio y seco, como quien da órdenes en mitad de la batalla, pero al mismo tiempo intentaba sonar amable y protector. No quería que también ella le cogiese manía por haberla metido en eso.

- Encárgate de que el otro guardia no moleste, no se cómo de peligroso puede ser este tipo y no quiero que sufras daños por mi culpa –

Se giró entonces hacia el sacerdote, esbozando una sonrisa cruel, especialmente dedicada para él. Los caninos parecían ahora más afilados que antes, más largos y peligrosos, y los ojos brillaban como el mismísimo infierno. El arma que sujetaba en la mano izquierda goteaba sangre, pero lo más peligroso era el brazo derecho. Aunque de nuevo la cadena se había replegado, estaba ahí, esperando el momento de volver a golpear. La voz era grave y rasgada, más que antes, y fría como el hielo. Cualquier rastro de amabilidad y actitud jovial había desaparecido para dejar paso a un asesino metódico y sin piedad.

- Parece que tu Dios no te oye aquí, maldito imbécil. ¿Tienes un arma a mano? Ahora tú y yo vamos a bailar, y créeme que te va a hacer falta. –

FDI:
2º soldado muerto.
Dale una espada, lanza o algo al monje, si no va a ser muy aburrido xDDDD
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Mensaje por hi_biki Mar Sep 08, 2009 4:47 am

- La chica no tiene nada que ver, aunque eso ahora no importa. Crees que vas a dar fin a nuestro viaje, pero te equivocas. Lo único que has hecho desde que entraste por esa puerta ha sido equivocarte, y por culpa de eso, lo que toca su fin es tu vida –

El modo en que el vagabundo respondió heló la sangre de la maga. No estaba bromeando y, pese al tono irónico de sus palabras, dejaba claro que la pelea iba a tener un final ensangrentado.

(Mal, mal, terrible >.<.. de mal en peor Biki-baka… ¡¿Quién demonios es este tipo con el que te cruzaste?!... nadie en su sano juicio cambia así de actitud ante una simple “ofensa”… mejor conservar la calma, no hay más remedio que seguir así hasta el final U_U…. mientras no sospeche que tengo algo que ver con estos tres idiotas, me voy salvando)

Se dejó llevar a rastras al exterior con unos rezongos tontos, mientras en su mente sopesaba cuánto de cierto iba todo aquello que el músico parecía prometer cumplir. Y no tardó la maga en caer en la cuenta que el joven no mentía, sólo le bastó oír el peso de su espada clavándose en la tierra, para percatarse que su compañero contaba con una destreza poco usual de la que haría uso en el siguiente momento. Y así fue, pues Midori, que no pudo constatar el estado comatoso del 1° soldado recién noqueado, fue testigo de un descuartice perfecto. Todo sucedió en tal vorágine que sólo alcanzó a ver con claridad como el cuerpo del 2° soldado volaba de una “ligera” patada por parte de su atacante. La chorrera de sangre que se desprendió de su cuerpo se había esparcido como una tenue lluvia carmesí, que se depositó en el suelo polvoriento, desapareciendo para siempre, junto con la existencia de su dueño.

La maga tragó saliva en cuanto vio que Sasurai se acercaba a ella, aun cuando no se mostraba agresivo hacia su persona, emanaba tal ánimo opresivo, destructivo e implacable que el pavor pudo más e intentó desviar su atención al 1° soldado, como si aun estuviera concentrada en combatir. El viajante comentó de modo imperativo sus propios planes de combate

- Encárgate de que el otro guardia no moleste, no se cómo de peligroso puede ser este tipo y no quiero que sufras daños por mi culpa –

(Ayh noooo!!!! Estás muerta Biki T_T…. como se entere que estos inútiles cayeron en la posada por perseguirte… O_O’’’’ te va a destripar como a ese infeliz… >_>… que… ho…rror… +_+)

El 1° soldado murmuró algo, un quejido de dolor, que la maga se procuró silenciar con un talonazo en medio de su espalda. Miró a Sasurai y por un segundo pensó que si le lanzasen un objeto combustible, éste ardería en cuanto lo rozase. Le contestó seriamente, pero sin dejar de mostrar una mueca de sonrisa, procurando que su tono de voz no se quebrara. Después de todo, debía seguir con aquello hasta que no tuviera salida, aunque comenzaba a sospechar que eran pocas las escapatorias que se le estaban brindando por aquel momento, le quedaba claro que aun tenía la situación a su favor. A veces se sale airoso de los problemas por el más peligroso de los caminos.

-No te hagas drama, vos andá y fajalo al dolape que yo me encargo del gil éste ^^…-

Se ahorró de decir nada más, aunque con aquella frase deseaba aclarar que era mejor no matar a nadie más. No quería verse involucrada en asesinatos, más si el que se procuraba era el de un eclesíastico, que se sabe, fastidian de vivos, pero más de muertos. Tenía claro que ya era tarde, su compañero se había cargado a un soldado, qué le detendría de llevarse puesto a su ofensor. Sin mucho más qué poder lidiar en el asunto, la maga posó la planta del pie sobre la nuca del soldado que intentaba ponerse de pie, pero aun estaba aturdido para ello. Se acuclilló sobre él, y le comentó con seriedad, una que rara vez expresaba

-Salvo que quieras quedar hecho fetas, quedate mosca. Y sé que me calás, no te hagás el pelotudo ¬¬… - En tono más apagado de voz remató, rogando no ser oída, mientras Sasurai pinchaba al monje para sacarlo de quicio, que no le costaba demasiado. -(…) Todos tenemos algo por qué vivir, hazte una idea de ello y ruega salir con vida de esto para no cruzarte nunca más en el camino de otros… ese es mi mejor consejo, soldado.(…)-

El tipo no atinó más que putearle y tomó el tobillo de su opresora, desestabilizándola. Rodaron un rato entre forcejeos, y ambos se ligaron unos cuantos goples. La maga, tras recibir dos puñetazos en las costillas, suspiró irritada y adolorida, logrando soltarse de su atacante, que se tambaleaba por el mareo. Midori tomó su collar de cuentas, lo enroscó en su antebrazo derecho y corrió contra el soldado para posar su mano sobre su cuello, mientras murmuraba “que tu cuerpo se descargue de la insensatez que te gobierna”. Una descarga eléctrica pasó de la yema de sus dedos a la piel del hombre que se convulsionó un segundo para caer nuevamente inconciente. La ladrona, mientras escupía un hilo de sangre y saliva, constató el pulso del caído que permanecía presente, pese a lo débil. Con un chasquido de sus dedos izquierdos, llamo a Dirse a su lado y con un gesto de su índice le ordenó vigilar al sujeto, mientras con su otra mano palpaba la ropa de soldado en busca de algún objeto de valor. Un relicario apareció de su bolsillo, la maga sonrió, miró a su mascota y le alcanzó el objeto. Como si le comprendiese claramente, el animal tomó con sus fauces la cadena del relicario y se sentó en frente del soldado, como esperando su despertar.

Midori acarició tras las orejas a Dirse unos instantes y se puso de pie para observar lo que acontecía tras de ella. Nada agradable se esperaba, pues un necio se enfrentaba a otro, con el agravante que los dos se creían con ventaja, pero sólo una era real.

.........................

Mientras la timadora se encargaba del primer soldado, el monje parecía conjurar nuevamente, haciendo total caso omiso de las palabras desafiantes de su contrincante o, como él mismo creía, su objetivo a erradicar. Esta vez no tardó demasiado y con gesto decidido dio un golpe seco contra la tierra con la punta de su báculo, como un pregonero llamando a la multitud. De hecho, algunos paisanos se estaban acumulando en la puerta de la posada para presenciar la pelea. Su mano izquierda, hasta aquel momento bajo su manto, salió de su escondite para lucir tres surikenes en abanico. Los lanzó hacia Sasurai con un grito que parecía activar el conjuro sobre los trozos de metal filosos, mientras respondía con la voz del soberbio que se cree vencedor sólo por portar sotana, como si con ello se volviera intocable y dueño de la única verdad

- Fácil es para el pagano tentar a Dios con burdas ofensas. No eras más que un miserable demonio que se alimenta de la destrucción y la miseria humana, pero aun puedo liberar al mundo de tu abominable existencia-

A la maga le quedaba claro que el sacerdote actuaba como si estuviera leyendo una guía titulada “Cómo neutralizar a una criatura infernal”. El paso uno es, claro está, reconocerle. El segundo, intentar paralizarlo, cosa que no le salió, y que le tendría que haber servido de lección para huir mientras le fue posible. El tercer paso consta en debilitar de algún modo a la criatura. Los sentidos son siempre un buen blanco y Midori lo sabía, mientras se preguntaba cuál de todos atacaría primero. Ella en su lugar lanzaría todo contra los ojos, si al menos no hacía efecto, le evitaría tener que contemplar tan terrible mirada.

Los “dardos” estaban en el aire y algunos de ellos erraron el blanco para seguir trayecto hacia la maga. Rápidamente ancló su cadera sobre las piernas y contorneó la cintura para llevar su torso al costado derecho, elevando los brazos sobre la cabeza, puños cerrados. El movimiento en abanico que formó frente a ella, hacia su izquierda, dejando caer con fuerza sus brazos hacia la altura de sus rodillas, generó un hilo de viento sobre el suelo, frente a su cuerpo, que gestó una pared de polvo denso; cuya clara consecuencia fue frenar el vuelo de los objetos punzantes.

-Mierda, esos casi me peinan O_O’’’’...-

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI:

1° soldado.... Out otra ronda xD
2° soldado... muertito T_T... le pasó por tonto ¬¬
Monje (que es calvo, sí ^^): Lanza tres surikenes a Sasurai (sep, es sacerdote, pese a ser “monje” y además ninja ¬¬). Sólo uno alcanza el blanco, y dependiendo dónde aseste, es el efecto que producirá. Lanzar dado 1d3: si sale 1, el golpe es en la sien (la que quieras) y produce ceguera por un turno. Si sale 2, golpea en el hombro derecho e impide el uso de la cadena por un turno. Si sale 3, golpea en la mano la pierna izquierda, reduce la movilidad un turno.

A ver, no es que está cagado con estos estados, se supone es un tipo que tiene exacerbados los sentidos, por lo que no es grande el daño que se le hace. Si no piache, se avisa y edito ^^. Ah, y el monje tiene un báculo y sus surikenes, no anda con espada. Por ahí rueda un poco si hace falta y se pesca la del soldado fiambre, si no muere antes xDDDDD

Traducciones:

Hagas drama: hacerse problema, preocuparse.
Fajalo: pégale, golpéale con violencia desmedida. xD
Dolape: pelado, calvo
Quedate mosca: quédate tranquilo
Calás: entiendes, comprendes. Sabes de qué te hablo.

EDITO:
Je se queda medio cieguito ^^''''''

O_O me acabo de dar cuenta que la maga no recibe golpe así con daditos... je XD..... bueno, posteá vos la acciones del soldado y del monje para el siguiente turno ^^... perdón T_T son las horas, además nunca hay que poner a un cobarde a moderar el combate xD


Última edición por Midori el Mar Sep 08, 2009 5:07 am, editado 4 veces
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Mensaje por Admin Mar Sep 08, 2009 4:47 am

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Mensaje por Hindarian Mar Sep 08, 2009 8:16 pm

Iban andando por el camino principal. Aquel día estaba menos transcurrido que los anteriores, dseguramente por el calor: aquella mañana el cielo había amanecido sin nubes y así había permanecido hasta el momento, lo cual había permitido que la temperatura se elevara por encima de los 40 grados, algo poco común en aquella zona. Apenas se cruzaron con unas cuantas personas, que les lanzaban miradas extrañas cuando pasaban por su lado. El viajero que encabezaba la marcha miró al cielo, extendiendo los brazos con alegría.

- Un día magnífico, ¿no creéis? Ojalá el viejo Brant estuviera aquí para disfrutarlo con nosotros.

Unos metros atrás, el segundo hombre se pasó la mano por la frente perlada, en un infructuoso intento de eliminar el sudor que ya impregnaba todo su cuerpo; lo único que consiguió fue esparcir el polvo que se había ido adhiriendo a su piel en una poco estética mancha marrón. Jadeando ligeramente, levantó la cabeza para mirar al otro con incredulidad:

- Pero señor, si se refiere a Brion, usted mismo lo incineró la semana pasada sin razón aparente...

En el improbable caso de que prestase atención al comentario, el aludido no pareció percatarse del veneno en el tono de su compañero de viaje. Aún con los brazos abiertos, dio un par de vueltas sobre sí mismo en una especie de baile jovial.

En contraste con los dos que iban con él (quienes a pesar de llevar ropa de verano apenas podían soportar el azote constante del Sol sobre ellos) sus estrafalarias vestimentas, confeccionadas con varias telas de colores oscuros que acompañaba con un yelmo astado y varias piezas de metal ornamentado, sólo dejaban al descubierto la parte del rostro alrededor de los ojos; y sin embargo no daba signos de que aquellas condiciones casi propias de un desierto le estuvieran afectando en lo más mínimo.

- Vamos, vamos, todos sentimos la pérdida del viejo Brant; pero tenemos que salir adelante, él lo hubiera querido así. También es duro para mí, justo cuando empezábamos a conseguir resultados positivos en la composición de mi banda sonora va y nos quedamos sin el laúd, y Jack, como músico estoy seguro de que entiendes lo que eso significa para ese toque épico en el que estábamos trabajando.

A pesar de las cintas de seda gris con que el extraño viajero, a modo de vendaje, se cubría la parte inferior de la cara, la claridad de su voz era sorprendente; pero su interlocutor había empezado a preguntarse durante las últimas semanas si sus oídos oirian con esa misma claridad.

- Señor... Mi nombre es Johan, y soy panadero. Se lo dije cuando me sacó a rastras de la panadería hace quince días. Delan tampoco es músico, - señaló al joven que, tras él, cerraba la compañía. Por alguna razón se había pasado todo el tiempo temblando desde que salieron del pueblo, y nunca decía nada excepto por ocasionales susurros de "Por favor... no... por favor..." - trabajaba herrando caballos en la aldea. Por otra parte... no nos sentimos muy cómodos con estos instrumentos después de ver lo que les hizo a sus anteriores dueños...

- Claro, Jack, te comprendo. - El extraño individuo siguió andando sin darle mucha importancia al comentario - Pero déjame que te diga que si no lo intentas con pasión nunca conseguirás ser un gran músico. Por cierto, he de deciros que estoy muy satisfecho con los progresos que habéis hecho estos días; además, últimamente Delor ya no llora tanto como antes, lo cual es de agradecer.

Tras ellos, el chico se sacudió en un escalofrío en el instante en que mencionó su nombre, o más bien lo que aquel impío personaje había decidido que era su nombre. Apenas había terminado de hablar cuando, de repente, se paró en seco y se llevó las manos a la frente para ver mejor: el polvo que el viento levantaba dificultaba la visión, pero a un lado del camino, un par de kilómetros antes de las puertas de la ciudad, se distinguía lo que parecía ser una posada. Satisfecho con el hallazgo, el estrafalario líder de grupo siguió andando dando saltitos cada dos o tres pasos, y los demás lo siguieron con resignación.

------------------------------------------------

Pasaron varias horas antes de que llegaran por fin a la posada, y el Sol empezaba ya a ocultarse tras las montañas. Jack y Delor tenían aspecto de estar cansados y por alguna razón no parecían compartir su buen humor, pero cuando se encaminó hacia la entrada del establecimiento una voz le llamó la atención.

- ¡Fácil es para el pagano tentar a Dios con burdas ofensas! ¡No eres más que un miserable demonio que se alimenta de la destrucción y la miseria humana, pero aún puedo liberar al mundo de tu abominable existencia!

Ante tan bello cumplido, el viajero levantó la mano en un gesto humilde, pero cuando buscó con la mirada al hombre que lo había pronunciado descubrió disgustado que no iba dirigido hacia su persona. Mirando a su alrededor, se percató también de que el lugar no se encontraba en una situación de normalidad: los curiosos asomados a puerta, la sangre por todas partes, el cadáver tirado en el suelo, los aullidos de dolor... todo indicaba que se trataba de algún tipo de fiesta. Desafortunadamente, después de tantas horas de camino lo que le apetecía en ese momento era una bebida fresca, así que se decidió por no tomar parte en la celebración... Bueno, sólo lo justo...

- ¡Dios, concédeme parte de tu fuerza abrasadora para purificar a este engendro del mal! - Continuaba el sacerdote, de espaldas a él, al tiempo que blandía el báculo con la mano derecha en dirección a un joven que debía de ser su adversario en aquel juego.

- No te exaltes tanto hombre, tómatelo con calma. - le dijo el recién llegado mientras pasaba caminando por su lado, dándole unas palmaditas amistosas entre los hombros.

Los rasgos del monje se torcieron todavía más cuando se fijó en los ropajes del individuo. Al parecer los adornos en forma de cráneo que adornaban las piezas de metal de su atuendo, o quizás las cuatro espadas orientales que colgaban de su cinturón, no acababan de ser del gusto del eclesiástico; preso de una furia irracional, apartó la vista del otro combatiente y, tras asir su arma con ambas manos y hacerla girar un par de veces sobre su cabeza, lanzó un golpe horizontal contra el viajero que impactó en la parte derecha del yelmo, proyectándolo contra el suelo.

Tras unos segundos de ligero desconcierto por verse tendido en tierra de repente, éste se apoyó con los brazos para darse la vuelta y quedó sentado con las piernas cruzadas de cara a aquel buen hombre, que si lo había entendido bien lo estaba animando para participar en los festejos. Aunque era verdad que le apetecía entrar a refrescarse la garganta, no sería educado ignorar la invitación, así que juntó los dedos de las manos a la altura de la barbilla y levantó la vista hacia el sacerdote y su tan adorable expresión cargada de fanatismo, preguntándose cúanto tardaría en darse cuenta de que su túnica estaba ardiendo.


-------------------- OFFROL --------------------

Bueno, me uno al tema ^^. El personaje en cuestión es Von Shagrad, aún no he publicado la ficha, a ver si puedo acabar de escribirla entre hoy y mañana. Haré lo posible para encaminar al PJ de la manera menos "probemática" posible xD, pero si hay algún problema decídmelo y edito lo que sea.

Por cierto, los dos PNJ que van detrás se supone que han entrado a la posada tras él, pero cualquiera puede utilizarlos a partir de ahora si le vienen bien. Respecto al combate, todo sigue igual, excepto que un hilo de humo empieza a emanar de la espalda del monje. Las llamas tardarán unos diez o quice segundos en hacerse evidentes.
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Mensaje por Sasurai Miér Sep 09, 2009 1:36 am

La maga parecía apañárselas bastante bien por su cuenta con el soldado restante, y además había conseguido no matarlo. Si seguía inconsciente el recuento de bajas sería menor de lo esperado, y eso en cierto modo alegraba al vagabundo, así que se desentendió temporalmente de aquello para centrar toda su atención en el sacerdote, que otra vez volvía a lo suyo, murmurando cosas en otro intento inútil de lanzar algún conjuro.

- Fácil es para el pagano tentar a Dios con burdas ofensas. No eres más que un miserable demonio que se alimenta de la destrucción y la miseria humana, pero aún puedo liberar al mundo de tu abominable existencia –

La carcajada de Sasurai sonó tétrica, como una puerta oxidada que se abriese para dejar paso a la muerte, apenas el hombre acabó de hablar. Con un movimiento realizado con tal elegancia que pareció sencillo, rodó por el suelo para evitar los dardos, lanzados sin demasiada puntería a decir verdad. Se levantó justo al acabar el movimiento de esquiva, alzando algo de polvo tras él… y se habría lanzado contra el monje de no ser porque veía acercarse a otra figura desde detrás.

No sabiendo si era amigo o enemigo, lo mejor era esperar a ver qué hacía, pues se acercaba en línea recta hacia su oponente. A decir verdad, sabía que no era un amigo, no tenía ninguno… pero quizá fuese alguien que odiaba a la iglesia, y eso lo convertiría en su aliado temporalmente. El semidemonio se conformaba con que no se entrometiese, aunque si era otro santurrón tampoco sería gran cosa, no había sentido su presencia acercarse. Otro muerto para una innumerable cuenta.

- ¡Dios, concédeme parte de tu fuerza abrasadora para purificar a este engendro del mal! –

¿Ni siquiera se había dado cuenta de que alguien se aproximaba por su espalda? Desde luego, era tan torpe como luchador como de siervo del Dios. Aquella frase parecía otra invocación, pero no ocurrió nada… y el otro tipo seguía acercándose. Justo al llegar a su altura le dio unas palmaditas en los hombros y le dijo algo, obteniendo como respuesta un bastonazo en la cabeza.

Ese instante de distracción fue todo lo que el músico errante necesitaba para avanzar la corta distancia que lo separaba del sacerdote y colarse entre su guardia, ahora baja por acabar de lanzar un ataque. Agachándose ligeramente para evitar un golpe hacia su cabeza, lanzado a la desesperada, llegó a apenas un palmo del otro hombre y lo sujetó por el cuello con la mano derecha. Lo hizo con tal fuerza que lo levantó del suelo como si fuese un muñeco de trapo, haciéndole sangrar levemente al clavársele las uñas en la piel. La mano izquierda envainó el arma que portaba con total tranquilidad, mientras la vida expiraba lentamente del monje, que incapaz de respirar había soltado el bastón y se debatía inútilmente por liberarse.

- Has dicho que aún podías liberar al mundo de mi existencia… no, ni puedes, ni pudiste nunca. Si algo odio más que los fanáticos religiosos, son los que además son demasiado incompetentes para ofrecer una resistencia digna –

Mientras hablaba, no había podido evitar fijarse en que tras el moribundo empezaba a elevarse humillo, al tiempo que un olor como a ropa quemada llegaba a su nariz. Torciendo el gesto en una mueca de decepción, apretó la mano derecha hasta que el cuello chasqueó y la sangre borboteó en los labios de su enemigo, dando por finalizada su vida. Acto seguido lo soltó y le dio un puñetazo en el centro del pecho, con tal fuerza que varias costillas crujieron al romperse, aunque al muerto ya le iba a dar igual. Él era inmune al fuego, pero no tenía ganas de que se quemasen sus ropas, y de ese modo lo había hecho llegar unos metros más allá, donde empezó a arder poco a poco.

Acabado el combate aunque aún alerta, se giró un instante al recién llegado. Sus ojos habían recuperado el tono granate y sus colmillos volvían a ser normales, pero el aura de desconfianza y carisma aún se veía intensificada por partes iguales. Se dirigió al pirómano con su voz normal, pero el tono era aún gélido y autoritario, no dejando lugar a discusión.

- No se quién eres, pero gracias. No intentes nada extraño, ahora hablaremos –

Sin esperar replica (ni dar la impresión de prestar atención alguna si la hay), se acercó a donde estaba la maga, recogiendo la espada (enfundada en la tela gris) en el camino y colgándose a la espalda con la cuerda que la ceñía. Esbozó una mueca de cansancio, mientras sus ojos parecían reflejar tristeza, como si pidiesen perdón.

- Lo lamento… veo que al menos no has tenido que matar a nadie. Yo voy a tener que marcharme, y no se si después de ayudarme te van a querer por aquí… no te obligaré a acompañarme, pero si quieres venir, es mi responsabilidad protegerte hasta que puedas seguir tu camino a salvo, ya ha muerto demasiada gente por mi culpa –

No parecía decirlo por los dos cadáveres aún calientes del suelo, sino por un pasado que lo perseguía y lo torturaba. Su voz parecía a punto de quebrarse, cansada, como si de repente el peso de una edad que no aparentaba hubiese caído sobre sus hombros. Realmente lamentaba haber metido en todo aquello a la chica, le recordaba a tantas otras veces en que gente había muerto por el simple hecho de acompañarle. Si algo estaba claro tanto en su tono como en sus gestos es que era sincero, y estaba determinado a cumplir con sus palabras.

FDI:
Se acabó el combate, has llegado justo a tiempo Hindarian xD.
Cualquier comentario, duda o problema, me decís ^^. Creo que no me pasé mucho.. xD
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Mensaje por hi_biki Sáb Sep 12, 2009 7:11 pm

Si algo le quedaba claro a la maga es que el sacerdote se había firmado la sentencia del peor modo. No sólo era un estúpido que desconocía las reglas del la cautela y el protocolo, sino que además era de esos insensatos que se regodeaban en echar leña al fuego cuando ni siquiera está a la altura de las circunstancias. Tras el esquive del vagabundo y el desvanecer del muro de polvo, Midori suspiró entrecerrando los ojos, que reflejaba cierto fastidio y alivio a la vez; no le gustaba el resultado inminente, pero sabía que así irían mejor las cosas para ellos. Un soberbio siempre es obsecuente con sus empecinamientos y ese tenía la pinta de uno que no se daba por aludido con facilidad.

La chica dio medio giro, mientras se acuclillaba, para indicar algo a su mascota con un simple gesto y una sonrisa. El zorro, quien por aquel entonces gruñía en tono bajo pero de clara alerta, elevó sus puntiagudas orejas en total sorpresa por el pedido de su ama. Midori insistió tendiendo su mano sobre el hocico y Dirse finalmente cedió a dejar el pendiente y regresar al bosque, de hecho, a cruzarlo para cumplir el pedido de su dueña.

Se puso nuevamente de pie, dispuesta a encaminarse hacia el 1° soldado finiquitado (con el claro propósito de revisarle) cuando un sujeto muy llamativo, casi se diría de aspecto grotesco, se acercó parsimoniosamente al sacerdote. Se diría que su actitud era amigable y cordial para con él, sino fuera por el mamporro que se comió por parte del hombre de fe. Mientras hurgaba entre los bolsillos del muerto, prestaba atención a lo que acontecía, una muy sencilla ejecución que puso fin a ese muy mal encuentro. El sacerdote se comió sus palabras enjuagadas en su propia sangre y cayó expulsado por su ejecutor para incinerarse lentamente lejos de ellos. La maga puteó por lo bajo, ya que no tendría oportunidad de “inspeccionarle” en busca de algo de valor. Pero eso poco le aquejó en comparación con el hecho pirogénico, por un segundo la maga pensó que el propio vagabundo había lanzado el hechizo ígneo, pero el origen del humo y la posterior llama le advirtieron que la espalda fue el origen y que el sujeto de aspecto jocoso, allí sentado, tan divertidamente, era su artífice.

(Que tipo más raro, ¿tanto desprecio tiene por la iglesia para meterse en una pelea ajena sin saber de qué va? … Aunque con esa facha estrafalaria quién le quita que no sea un demente piromaniaco o algo por el estilo?)

Un golpe seco sintió en su abdomen, presintiendo un problema aun antes de que pudiera acontecer, algo no le cuadraba en aquel hombre. Mientras se ponía de pie, como si no estuviera prestando real atención, buscó con la mirada si el sujeto llevaba algún acompañante, y de hecho, dos tipos temerosos y algo desalineados saltaron a la vista. Nada bueno se esperó la maga al verles la cara; aun trataba de amoldarse a un extraño tipo para que otro, no de mejor calaña, se hiciera presente. Si tenía suerte tal vez sólo fuera un cruce esporádico, de modo que se mantuvo callada esperando a que los ánimos amainaran por parte de su compañero. En cuanto Sasurai se acercó a ella, lo escuchó para responderle con una media sonrisa, intentando que no se sintiera mal al respecto, pues sintió que el joven era sincero en sus disculpas

-Sho, si no te jode, me sumo al viaje… la verdá, no creo que me banquen en la posada, vite?- decía mientras se guardaba bajo la yukata una bolsita de cuero con algunas monedas del difunto.- ... Pero no te hagás drama, que no creo que tampoco nos shuevan todos los pelotudos por el camino xD

(Bravo!! ¬¬, ahora le tienes lástima a un tipo que te podría arrancar el hígado y comérselo delante de ti antes de que murieras, como si le hiciera falta tu pena *_*… U_U ya, más me vale confiar un poco o no llego en una pieza a Listerden si sigo así).

Previsora, Midori comprendió que poco más podía hacer al respecto, la suerte estaba echada. Por lo visto tendría que seguir camino con el vagabundo, pero algo le decía que no todo estaba resuelto, aun quedaba aquel extraño sujeto envuelto en trapos de colores y con ese yelmo para nada confiable. Sin embargo, su personaje seguía en pie de modo que, dirigiéndose al encascado, le sonrió con los ojos cerrados un instante, para decirle

Al final, parese que le bajaron los humos al cura, no?

¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
FDI:
Perdón por la tardanza… es que anduve ocupada… y me quedé sin internet en casa T_T

Bueno, no me atreví a decir mucho más al respecto porque no sé qué es lo que tienen planeado. Yo narro en base a lo que apunten ^^... como siempre, si algo no les parece, avisen y edito.
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