Atrayendo gente en el bazar (Chrono)

Como casi todos los días, paseaba por el bazar observando los puestos de comida y atenta a cualquier situación que pudiera aprovechar. Necesitaba un par de monedas para poder viajar hasta la siguiente ciudad.
Andaba sin llamar la atención, vestida con mi capa negra incluída la capucha sobre la cabeza. Moe iba sobre mi hombro, estudiando el ambiente igual que yo. Nunca se separaba de mí, y éramos las perfectas cómplices a la hora de trazar planes. Y ese día no habíamos probado bocado, así que las dos andábamos algo hambrientas.
Al cabo de varios metros me detuve a una distancia prudencial de una tienda en donde un hombre gordito berreaba para tratar de vender su pan recién hecho.

- Objetivo a las tres -sonreí- Cuento contigo, Moe ^^

La ardilla emitió un sonidito y se bajó de mi hombro, correteando entre la gente hasta llegar al puesto de pan. Mientras tanto, yo me acerqué tranquilamente aunque no lo suficiente para ser considerada una clienta. Ni siquiera prestaba atención a la tienda, simplemente esperaba "la señal". Sólo era cuestión de tiempo esperar a que Moe haga todo el trabajo.

- ¡¡¡Eh, bicho inmundo!!! ¡¡Saca tus sucias manos de mi mercancía!! -gritó alguien-

Aquella era "la señal" que necesitaba. Siempre era la misma. Me acerqué a la tienda por un lateral, y mientras el hombre estaba bastante entretenido persiguiendo a Moe la cual no paraba de mordisquear y corretear entre los panes, mi brazo salió de la capa y cuando lo volví a meter llevaba consigo uno de los panes.
Seguí caminando tranquilamente y Moe dejó de divertirse con el vendedor, regresando a mi y subiéndose a mi hombro.

- El desayuno está servido ^^ -la felicité y le partí un pedacito de pan mientras yo me comía un trozo más grande-

Apenas habíamos empezado a comer cuando escuché una musica que venía de lejos. Atraída por el sonido, me encaminé hacia lo que parecía la plaza central de la ciudad, en donde un grupito no superior a diez personas observaba a dos músicos, por las pintas que llevaban posiblemente de otra ciudad, tocando una bella canción con instrumentos bastante raros.

Sonreí y me acerqué, uniéndome al pequeño público. Mientras observaba iba terminando de comerme el pan, dándole también sus correspondientes trozos a Moe. Cuando acabó la canción el público aplaudió, dejó algunas monedas dentro de un sombrero en el suelo y se alejó para seguir con lo suyo, sin embargo yo me quedé en el mismo sitio, se me había ocurrido una idea. Puede que ellos me ayudaran a ganar algo de dinero, y de paso yo les ayudaría a ellos.
Me adelanté y antes de que empezaran a tocar nuevamente le susurré algo a uno de ellos. Después de varias palabras tanto conmigo como con su compañero, al final los dos amablemente accedieron a tocar una canción mientras yo la interpretaría bailando.

Me quité la capa negra y la dejé a un lado, situándome delante de ellos y colocándome en una posición lista para empezar. Hecho todo, empezó a sonar la música.

Mis movimientos fueron lentos al principio, armoniosos, movía los brazos y la espalda como si estuviera en una especie de trance. Luego la música empezó a ganar alegría, así que igual me compenetré a ella perfectamente moviéndome al mismo ritmo, girando sobre mí misma, moviendo el torso y las caderas, danzando y acompañando los movimientos haciendo girar mi falda, la cual al ser de vuelo daba una bonita imagen al espectáculo que no tardó en atraer a la gente de la plaza.
Por si fuera poco Moe también se sumó al baile, dando pequeños saltitos y haciendo sus malabares con la cola, dando vueltas a mi alrededor y acompañandome en el baile, logrando que mucha gente riera al verla.En poco tiempo el público se congregó en círculo alrededor de nosotros, pudiendo contar hasta más de treinta personas

Cuando por fin acabó la actuación, hubo una oleada de aplausos seguida de otra de monedas que iban directas al sombrero. Una reverencia, una sonrisa y mi trabajo estaría hecho. Los músicos se tomaron un pequeño descanso para recolectar las ganancias tal como habíamos pactado.

- E'ta si e' buena, hemo' gana'o má que otra' veseh, jajaja! Ha sio un buen negosio mushasha, te mueve' ba'tante bien -me felicitó uno de ellos-
- Ten, lo prometido -me sonrió el segundo, lanzándome una pequeña bolsita con unas monedas, la cual cogí al vuelo-
- Gracias a los dos ^^
- ¡Gracias a ti! -dijeron ambos al unísono-

Ellos se habían quedado con la mayor parte del dinero, pero tal como habíamos acordado yo me llevaría parte de las ganancias.

- ¡Mira Moe! ¡Esto posiblemente nos dure para tres o cuatro días! -sonreí satisfecha mientras ella volvía a subirse a mi hombro y yo cogía mi capa-

Un movimiento acelerado y borroso… Dentro de un circulo cuyo exterior era negro se iba reflejando un barrio, la zona del bazar concretamente, así como sus respectivas calles de los alrededores. Dicho círculo iba deteniéndose en algunas partes, como si se encontrase observando a la búsqueda de algo en concreto por la calle.
Un hombre vendiendo cosas de su tienda, una señora creando vasos con vidrio puro, otro vendiendo ganado, otro vendiendo barras de pan, una chica…

- ¿Uhm?... -. Añadió el joven mientras el catalejo se detuvo. El círculo de visión se paró en aquel tenderete donde un hombre digamos fornido vendía el pan, pero estaba saliendo corriendo por algún motivo que no sabía. Al instante una chica que llamó su atención, cubierta por una capa negra, sacaba un mano y la volvía a meter en la capa.
No tuvo tiempo para poder verlo con claridad, pero le pareció que se había guardado una barra de pan de ese tenderete del mercado. Normalmente él mismo ya estaba familiarizado con ese tipo de movimientos y quizá por eso le llamó la atención. El joven sonrió.

De pronto un sonido, como de un animal pequeño, hizo que aquel círculo descendiese hacia el suelo, volviéndose completamente borroso.

Chrono desvió la mirada a un lado, retirando de sus ojos un pequeño catalejo que había estado utilizando para cotillear un poco por toda la zona de las calles. Se encontraba subido en una especie de andamios de un edificio, con uno de sus pies colgando al vacío, quedando a unos cuantos metros de altura por encima del suelo de la plaza.
A su lado un pequeño animalillo había llamado su atención con ese sonidito.

- Ya, ya, lo sé Blaze… -. Dijo Chrono como respondiéndole, a lo que el animalillo dedicó otro quejido sonoro – No, no, acabo de darte de comer hace un momento, no me vengas con qué… -. El animalillo emitió otro sonido, más a modo de pena y tristeza - … está bien, está bien… siempre igual >.> -. Cedió.

Aquel animal era del tamaño de una ardilla o algo similar, andando a cuatro patas, con forma de un pequeñito zorro pero con la diferencia de tener tres colas diferenciadas y pomposas, que de un pelaje azulado brillaban y dejaban una fina estela. De algún modo en función de su estado anímico aquel brillo y correspondiente estela eran más o menos intensos. Además la punta de sus patas eran de un color lila un poco llamativo.
Chrono cogió de una bolsa de al lado una pieza de manzana y la colocó sobre su propia cabeza. Al instante el animalillo correteó a su lado, trepando ágilmente por su espalda y posándose sobre su cabeza, donde empezó a comer la manzana como si nada. El joven tampoco pareció quejarse ni mucho menos.

Entonces acercó de nuevo ese pequeño catalejo a su ojo derecho, vislumbrando a distancia la plaza donde se encontraba. Un murmullo leve llegó a su oído, obviamente de Blaze.

- No, no lo hago por nada en especial, no estoy buscando nada… -. Dijo, mientras el animal comía la manzana montado en su cabeza y dejaba sonar algún ruidito – Por aburrimiento supongo, es curioso ver las costumbres de la gente, un colectivo general como este, además de que nunca se sabe lo que puedes encontrar desde aquí -. Iba diciendo mientras veía a la gente caminar, interactuar entre ellos.

Esta vez el círculo de visión que representaba el catalejo se paró en el centro de la plaza, donde veía congregarse a bastante gente. Desde allí le llegaba una melodía… preciosa debía de reconocer, pues quizá en algún momento podía ser un poco testarudo, pero no tenía problema en reconocer las cosas verdaderamente bellas del mundo. Y esa canción era una de ellas.
Con la visión prolongada del artefacto buscó por la plaza, encontrando a dos hombres que tocaban esa canción tan maravillosa, pero no, había algo más allí… Descendió unos pocos grados la visión para toparse con algo que no se esperaba.

- Vaya, vaya, qué sorpresa… la “panadera” -. Dijo con una sonrisa en los labios.

En ese momento Blaze descendió de su cabeza, tirando el hueso de la manzana por ahí a hacer puñetas, para colocarse en su hombro derecho como a la espera de que su amo le dejase mirar por el catalejo también. Chrono desvió un poco el aparato para que pudiese ver por él el animal, colocándoselo en la posición adecuada. Blaze miró por él…

Y lo que podía ver era como una preciosa mujer se encontraba bailando y danzando al son de aquella música tan especial, acompañando cada nota con movimientos tan ideales y bellos que parecía que la propia melodía emanase de su cuerpo y ella fuese el instrumento que la tocaba.
Su falda se aireaba de forma grácil, alegrando un poco la vista, viendo cada uno de sus gestos sumergido en la canción, como si con cada expresión, cada movimiento, estuviese trazando y coloreando una bella pintura, un paisaje hermoso y especial adornado por esa misma melodía.

- No está mal, ¿eh? -. Dijo Chrono. Miró a Blaze, el cual no estaba mirando por el catalejo, sino olisqueándolo como si no supiese del todo lo que era, aunque ya lo hubiese usado otras veces - … hay veces que no sé si me escuchas o no -. Añadió, retomando él la visión por el catalejo.

Aun así el espectáculo no duró mucho, porque la canción terminó y con ella los movimientos de su preciosa bailarina. Al instante el público pareció volverse loco, lanzando monedas sobre los sombreros de recogida y ensanchando sus sonrisas más que satisfechos por lo que acababan de ver.

- Veamos qué nos depara el día hoy -. Dijo Chrono mientras se ponía de pie en aquel andamio, Blaze al instante se subía a su hombro.

Se acercó a un costado, agarrando una cuerda con una mano mientras posaba un pie en una especie de cubeta atada a esa cuerda. Aventurándose fuera del andamio Chrono fue descendiendo unos cuantos metros montado en ese “ascensor” improvisado hasta que finalmente golpeó en el suelo con cierta fuerza pero tampoco demasiada.
Con los pies en suelo firma de la plaza, dio varios taconazos en el suelo para librarse del polvo que hubiese en ese cubo.


- ¡Mira Moe! ¡Esto posiblemente nos dure para tres o cuatro días! -. Dijo la bonita voz de la joven que había danzado, dirigiéndose a la compañera ardilla que había tenido durante el espectáculo.

La ardillita en cuanto se giró a un lado se dio de narices con el compañero de Chrono. Blaze se encontraba con la cara casi hundida en la de la ardilla, olisqueándola de arriba abajo en pura tensión. De pronto emitió un sonidito alegre y empezó a mover sus tres colas con alegría, dando un lametón en la mejilla de la ardillita.

- … Siento si yo no me presento igual que él ^^U -. Dijo Chrono a un lado después de haberse aproximado hasta donde se encontraba ella en la plaza, mientras se pasaba una mano por el pelo y sonreía levemente, bromeando.

No había tenido claro si acercarse hasta ella a presentarse o qué, pero de pronto Blaze parecía haberla identificado o algo parecido y había salido disparado hacia la joven y su ardilla compañera.
Habían pasado un par de minutos desde que el espectáculo había terminado, por lo que gran parte del público ya se había retirado y habían recogido los sombreros con los que recaudaban la merecida recompensa.

- ¿Llego un poco tarde para dar una merecida recompensa por un bello baile? -. Comentó Chrono con una media sonrisa… mientras Blaze parecía tener ganas de juguetear con la ardilla, dando vueltas alrededor de ella y dejando esa estela brillante, como de un polvo fino y de bajo resplandor, a su alrededor.

"¿Había comentado ya eso de que no me importaba reconocer las cosas verdaderamente bellas de este mundo? Pues eso..."

Apenas me había movido de donde estaba, pues andaba contando las monedas que había recaudado. Moe, como siempre, en mi hombro derecho olfateando el interior de la bolsita.

- Tienes razón, también es buena para recoger bayas -me reí ante la idea de Moe- Cuando pasemos por el bosque cogeremos unas pocas.

Moe se me subió a la cabeza mientras yo volvía a ponerme la capa negra sobre el cuerpo. No era que tuviese una manía extraña a no mostrar mi cuerpo en público, sino más bien lo hacía por precaución. Algo tan corriente como el agua circulaba todos los días por las ciudades. Jarras de agua, gente que te salpicaba sin querer al pasar por un charco dejado por la lluvia, gotas ridículas que sin querer te caían encima cuando alguien regaba las flores desde su balcón...
Todo aquello significaría mi perdición. Si me transformaba en una sociedad llena de humanos posiblemente llegaran a considerarme una especie de bruja, o como mucho un ser digno de comerciar con él, posiblemente vendiéndolo a un circo por grandes cantidades de dinero. Y no me apetecía tal cosa, y aunque sabía que no tendría problemas para escapar de los humanos, no me gustaba hacerles daño.

Estaba acabando de ponerme la capa cuando Moe chilló y correteó a mi alrededor tratando de esconderse por algún recoveco de la tela negra. Algo la había asustado.

- ¡¿Qué, qué?! o_O

Al alzar la vista me encontré con dos criaturas. Una de ellas despertó mi interés... la otra era un simple humano macho, situado a una prudencial distancia, pero que miraba en mi dirección.

- Hola cosita ^^ ¿quién eres tu, eh? -sonreí y le rasqué la cabecita a aquel gracioso ser de tres colas- Tranquila, no hace daño. Creo que Blaze quiere conocerte -le dije a mi ardilla, la cual se había escondido en medio de mis dos "gemelas"-

Ésta sacó la cabecita y olfateó también a la criatura, pero cuando ésta le dio un lametón en la mejilla Moe emitió un par de chillidos como si lo estuviera regañando por tomarse demasiadas confianzas con ella. Me reí.

- …Siento si yo no me presento igual que él ^^U -dijo una voz que me hizo alzar la vista-

Ah si, el humano. Me había olvidado completamente que estaba ahí mirando, y ahora se había acercado. Por lo general no me relacionaba con ellos más de lo necesario, tendía más a hacer amistades con los animales. Pero me estaba hablando, así que le miré alzando una ceja, al parecer era el dueño de Blaze.

- ¿Que lo sientes? Te hubieras presentado igual que él y te hubiera sacudido, te lo aseguro -no era ninguna broma-

No me había dado cuenta, pero ahora que estaba cerca de mi... percibí que aquel humano tenía un olor extraño. Me gustaba, pero a la vez me incomodaba. Claramente no era un humano normal, pues podía percibir cierta presencia animal en él, lo que me sorprendió aún más. Arrugué la nariz y le miré extrañada, olía a... ¿perro?
Moe me distrajo cuando salió de su escondite a jugar con aquella criatura peluda, saltando encima suya. Sonreí al verlos jugueteando, aunque la voz del humano me hizo regresar la vista.

- ¿Llego un poco tarde para dar una merecida recompensa por un bello baile? -sonrió de medio lado-

Parpadeé un poco, no esperaba que fuera a decir eso. En otra ocasión lo hubiera mandado a plantar pimientos al campo, como muchos otros miles de humanos que habían tratado de engatusarme con amabilidades y atenciones con la única finalidad de hacerme compartir su lecho por un día. Era algo que a pesar de los siglos seguía siendo igual. Já, pues este lo llevaba claro.
Pero una palabra clave hizo que cambiara de parecer en todo eso. Sí, había dicho "recompensa", y aquello hacía que automáticamente se me dibujara una sonrisa en la cara, llegando a poner un rostro incluso amistoso.

- Supongo que no ^^ -sonreí y extendí los brazos hacia él, formando un cuenco con las dos manos esperando recibir aquella recompensa-

- Hola cosita ^^ ¿quién eres tu, eh? -. Dijo la mujer, ya de nuevo algo oculta con esa capa suya, refiriéndose a Blaze, compañero del joven.

- Se llama… -. Empezó diciendo él, pero antes de poder seguir tanto la mascota de ella como la propia mujer lo interrumpieron.

- Tranquila, no hace daño. Creo que Blaze quiere conocerte -. Añadió ella, tranquilizando a la ardilla que se había escondido entre sus…

Chrono no pudo evitar quedarse unos segundos mirando a la ardilla esconderse entre aquella zona tan especial, intentando tampoco aparentar estar embobado, aunque en el fondo sí se hubiese quedado un poco.
Pero aparte de todo aquello, ¿cómo sabía ella el nombre de Blaze? Juraba que cuando iba a decírselo precisamente le había interrumpido… ¿había sido su imaginación y en realidad sí había seguido hablando? A veces le pasaba que su cabeza y sus palabras iban un poco a su bola cada cosa, pero creía que esa no había sido una de esas situaciones.

Fuera como fuese, tenía la sensación de que la mujer pasaba bastante de él, por no decir que no le hubiese extrañado si de pronto le hubiese confesado que lo había confundido con un perchero.

- ¿Que lo sientes? Te hubieras presentado igual que él y te hubiera sacudido, te lo aseguro -. Respondió ella, excluyendo todo tipo de tono bromista de su voz.

“Oh, estupendo, parece que sí me atendía, al menos ya no soy un perchero”. Estaba algo extrañado sin saber qué pensar exactamente. No se había acercado con buenas ni malas intenciones, simplemente a ver qué ocurría o cómo iban desarrollándose los acontecimientos, si es que hubiese llegado a pasar alguno.
Por ello finalmente había preferido pasar de ello y dirigirse a otra parte, cuando Blaze le “obligó” a ir hasta ella.

- Vale, vale, no te preocupes, tomo nota… -. Respondió él, mientras hacía como si tuviese una libreta imaginaria sobre la mano izquierda y con la derecha escribiese algo con un bolígrafo también imaginario – Nada… de… lametones… Hecho -. Dijo finalmente, haciendo como si guardase dicha supuesta libreta.

Chrono se fijó en que Blaze y aquella ardilla estaban haciendo buenas migas. Al principio ella parecía algo desconfiada o precavida, pero enseguida estaban revolcándose por el suelo, felices y con ganas de juego de todo tipo, entre soniditos alegres.
La voz del joven atrajo la mirada de la bailarina, la cual parecía haberse quedado también observando a sus respectivas mascotas juguetear. Sus ojos parpadearon fugazmente, reaccionando al instante a la palabra mágica: recompensa. En parte lo había dicho por comprobar mejor el tipo de personalidad de la joven; era mera curiosidad, pero Chrono solía interesarse por conocer profundamente algunas facetas de la gente, escrutar sus ideas.

- Supongo que no ^^ -. Respondió ella, sonriendo, mientras sus manos formaban un cuenco donde depositar lo que deseaba.

Chrono sonrió también, sin poder contener la sonrisa en sus labios al ver su repentino cambio de actitud hacia él. Por el rabillo del ojo podía ver cómo las dos mascotas seguían jugando entre ellas, felices y ajenas a sus dueños, correteando alrededor de ambos.

- Oh, genial, en ese caso… -. Empezó a decir él.

Chrono cogió una de las manos de ella con una suya, mientras se inclinaba levemente sobre ella de forma lenta, de modo que si quisiera impedirlo tuviese tiempo de poder retirar la mano o directamente darle un guantazo. Podría haber estado preparado para dicha bofetada, pero todo hombre debe saber una regla fundamental en ese ámbito: detrás de una bofetada sin éxito solo hay otra bofetada de mayor fuerza.

Fuera como fuese, descendió su rostro hasta poder besa el dorso de la mano de ella, o más bien simplemente dejar posar sus labios sobre su piel. Lo hizo de forma algo teatral, dejando claro que bromeaba un poco, aunque también pretendiese ser educado. Después se irguió un poco más, mirándola directamente a ella; estando un pelín inclinado podía ver mejor su rostro y más concretamente sus ojos.

- No está mal la recompensa, ¿verdad? -. Dijo él sonriendo levemente. Antes de que se llevase un guantazo, u otro si se llevó el primero, se terminó de erguir y sin soltar aun su mano se la dio la vuelta, dejando caer un par de monedas sobre su palma – Tranquila, tranquila… esa es la de verdad -. Añadió sonriente.

Finalmente, con cero, uno o dos guantazos, soltó suavemente la mano de ella para que se guardase ese par de monedas. Le habría dado más, aquella danza tan preciosa sin duda valía mucho más que cualquier cosa, pero tampoco le sobraba el dinero, todos tenemos dificultades.

- Debo confesar que me sacaste la curiosidad… ¿eres una bailarina ambulante o algo así? -. Preguntó él.

Lo cierto era que aquel baile era más que de una experta, ambulante o no, y le había logrado encandilar durante esos minutos que había durado. Además tanto su actitud como su cierto ocultismo… todo parte de ella parecía interesante, diferente a lo habitual…

Conocerla, o intentarlo, iba a ser una gran aventura.

Me mantuve en la misma posición y sosteniendo la misma sonrisa mientras esperaba que aquel humano me diera la recompensa de la que hablaba. La tomaría, me la guardaría y Moe y yo saldríamos de ahí.
Sin embargo, lo que hizo a continuación fue muy diferente a lo que yo había pensado. Me había cogido la mano y sin más ni más me besó el dorso. No pude evitar soltar un suspiro exasperado a la vez que ponía los ojos en blanco.

Luego alzó la cabeza y me miró, devolviéndole la mirada igualmente, aunque en mis ojos podía leerse una clara decepción que decía "¿has acabado ya?"

- No está mal la recompensa, ¿verdad? -sonrió él-

Ya podía ser todo lo caballeroso que quisiera, pero no me gustó la sensación que sentí cuando me tomó la mano. Tenía la piel tan caliente que sentí el deseo de retirar la mano lo más pronto posible, demasiado caliente para mi. Fue algo tan desagradable como darle la mano a alguien que la tenía fría y sudorosa, o que recientemente se había rascado el culo con ella.

Estuve a punto de retirarla, pero pareció sacar algo que depositó encima de mi palma abierta. Los ojos se me volvieron a iluminar y la sonrisa volvió a marcar mis labios al ver que se trataba de un par de monedas.

- No, no está nada mal ^^ gracias -sonreí haciendo caso omiso su pregunta a pesar de que sabía que la había dicho para referirse a su primer acto- Pero no pienso acostarme contigo -dije tranquilamente-

Puede que aquellas no fueran las intenciones del chico, pero igualmente nadie se acerca a alguien desconocido del sexo opuesto y se comporta caballerosamente, incluso amigable y atento cogiendo incluso la confianza de besarle la mano si no fuera porque habían intenciones ocultas tras ello. Y lo dicho, puede que me equivocara, pero vivía en una época en que no solía fiarme demasiado de los humanos, especialmente de los machos.

Ya con la mano libre, la retiré rápidamente y abrí mi bolsita de monedas para depositarlas dentro, amarrándomela luego a un lado del cinturón, bajo la capa.

- Ah, y apunta otra cosa más en esa libreta invisible tuya -me dirigí al chico- Nada de volver a tocarme -dije tajante-

Tal como había dicho antes, no me gustaba que me tocaran, y mucho menos aquel chico de tacto tan caliente. Aunque igual no iba a servir de mucho, abandonaría la ciudad en muy poco tiempo y no volvería a verlo.

- Moe, nos vamos -alcé la voz para dirigirme a mi ardilla... pero ésta seguía jugando con su nuevo amigo y no me hacía mi puñetero caso- "Maldita peluda, cuando te interesa... ¬¬"

Y justo en ese intervalo de ignorancia de mi mascota, el humano volvió a hablarme.

- Debo confesar que me sacaste la curiosidad… ¿eres una bailarina ambulante o algo así? -me preguntó-

Vaya, qué perspicaz.

- Bailo, canto y hago música entre otras cosas, sea en el lugar que sea -le comenté- ¿Y tú que eres, Don Juan Tenorio? -alcé una ceja sonriendo de medio lado-

Hematomas: 0.

Por suerte la mano de la joven no se había aventurado a explorar la cara de Chrono. Tampoco consideraba haber hecho nada que lo mereciese, pero viendo los humos que se gastaba la tía cualquiera se podía esperar cualquier cosa de ella casi. De hecho quizá el motivo por el cual no llegó a hacerle nada fue más por pura… ¿repulsión? El momento que estuvo tocando su piel el rostro de ella parecía entre molesto y descompuesto, como si literalmente le diese asco.

Aquello hizo que el joven empezase a sentarle mal todo aquello. Tampoco había pretendido nada, solo ser amable, algo bromista… quizá tensando un poco la cuerda, sí, pero tampoco algo tan lejano como para las reacciones de ella.
Por un momento pensó que tal vez se trataba por su temperatura corporal, superior a la de un humano corriente, pero tampoco tanto como para causar desagrado, cosa que además se mermaba debido a los guantes que llevaba cubriendo sus manos.

Fuera como fuese, simplemente estaba ya dando por hecho que se había topado con una joven que a pensar de la belleza que irradiaba, de aquellos movimientos tan perfectos y maravillosos… su carácter en cambio parecía más el de una cuchilla… oxidada… y mojada en ácido.

- No, no está nada mal ^^ gracias -. Dijo ella mientras ignoraba la mitad de las palabras de Chrono.

- Vaya, parece que sabes ser simpática después de todo… -. Empezó diciendo él, sin llegar a terminar.

- Pero no pienso acostarme contigo -. Añadió, de forma tranquila.

- Oh, vaya, me había confundido, qué lástima -. Respondió él, más para si mismo que otra cosa, sin mostrar una reacción en concreto a la idea de acostarse con ella, cosa que sinceramente, no supo de donde la había sacado.

En parte algunas cosas encajaron en su cabeza, dando por hecho que ella lo había tomado por algún imbécil o tío en general queriendo aprovecharse de ella a la mínima posibilidad. Bueno, ella sabría la visión que se tomaba de él o de cualquiera, sus razones tendría o quizá no, pero él tampoco pensaba entrar mucho al trapo o tratar de defender su orgullo diciendo que él no era esa clase de persona… bah, qué más daba, ella seguiría entendiendo las cosas como quisiese.

- Vaya, qué decepción… no esperaba que me tomases por alguien así -. Dijo, llevándose una mano al corazón de modo teatral como si estuviese herido – Pero pienses o no hacerlo, primero tendría que querer yo también, listilla -. Añadió, algo más serio, con cierto toque bromista pero que en parte dejaba entrever ya cierto mosqueo del constante ataque de ella.

En realidad aquello le causaba bastante gracia, aunque se la guardase. Reconocía que en ocasiones pudiese ser interesado o viese más por sus propios intereses, pero le molestaba un poco que aquella vez se le hubiese tomado de semejante manera, cuando no trataba otra cosa que ser amable y simpático.
También pensó acerca de la posible vida de la joven… quizá había tenido algún hecho crítico en el pasado por el que ahora desconfiaba de semejante manera, quien sabe, aunque de todos modos parecía bastante joven para tener mucho pasado a sus espaldas.

- Ah, y apunta otra cosa más en esa libreta invisible tuya: Nada de volver a tocarme -. Añadió, tajante, una vez más.

Chrono al instante dejó ver una mueca con el rostro, basada en media sonrisa leve de lado. No sabía exactamente cual era el motivo, pero esa chica le hacía sentir casi como si fuese una especie de paria que fuese a contagiarle algo. La vida en la calle le había hecho a él estar más acostumbrado al trato general, el contacto constante con la gente… no sabía nada de ella, pero le indujo a pensar que no era de por allí, o al menos no de esos barrios.

- Oh, tranquila majestad, no volveré a rozarla si quiera, no fuese a contagiaros la peste -. Dijo, teatralmente, pero con un tono de mosqueo ya más elevado. Empezaba a hartarse ya de recibir puyas dijese lo que dijese – Eso sí, cuidado con el dinero que te di, igual te transmito algo por medio del metal también… aunque eso no te importaba tanto que te toque, eh -. Añadió, añadiendo de pronto un tono más bromista.

Fruto de su aprendizaje muchos años atrás, había aprendido, también por su propio bien, a controlar los arrebatos o los ataques de ira. En esa ocasión no era tanto obviamente, pero lo anterior hacía que de algún podo tuviese bastante autocontrol y supiese relajarse al momento salvo cuando la ocasión lo sobrepasaba.

- Moe, nos vamos -. Dijo ella de pronto para irse, cuando se quedó quieta al ver que parecía que n ose iban.

- Blaze, venga que… -. Dijo Chrono al instante, pero su mirada también se topó con que su mascota literalmente pasaba de él. Los dos animalillos aun correteaban por el suelo, gráciles y divertidos, jugando entre ellos sin pensar en sus amos ni en ninguna otra cosa – Quien diría que es mascota tuya -. Añadió, un comentario que iba destinado a ser para si mismo, pero que lo exteriorizó sin darse ni cuenta, aunque eso si, en voz bastante baja.

Mientras tanto los dos se quedaron mirando a sus mascotas, sin decirse nada, al tiempo que Chrono más bien pensaba para si mismo que había habido bastante mala suerte y hubiese sido mejor quedarse en aquel andamio alto observando el lugar. De todos modos aun quedaban fichas por mover en aquella partida y aun unas cuantas cosas por ver que no le importaría demasiado terminar a ver.

- Bailo, canto y hago música entre otras cosas, sea en el lugar que sea ¿Y tú que eres, Don Juan Tenorio? -. Dijo ella, con una ceja alzada y una media sonrisa.

El joven alzó su mano izquierda, ajustado un poco mejor sobre su frente las gafas ajustables que tenía ahí sujetas. De vez en cuando se le resbalaban un poco sobre los ojos, siendo lo cierto que raras veces las llevaba puestas sobre ellos, solo cuando conducía con la moto, cosa que tampoco pasaba demasiado a menudo por ser más un tesoro que cuidar que un mero transporte.

- Ya veo ya, ya veo… aunque oye, una pregunta… bailas, cantas, haces música y otras cosas, vale… ¿y lo de robar comida a los vendedores entra dentro de “otras cosas”? -. Dijo él entonces. Tampoco pretendía acusarla de nada, solo un comentario más bien, también quizá por chinchar un poco… pero mientras no le robasen a él, a él le daba igual lo que cada uno hiciese

Ante el resto de su pregunta, por un momento se quedó callado, como si se encontrase recordando alguna cosa en especial de su mente, con la mirada algo perdida hacia un lado.

– Y yo… -. Empezó diciendo, aun algo ensimismado por unos momentos, hasta que sacudió imperceptiblemente el rostro para serenarse - ¿yo Don Juan Tenorio? Oh no, me temo que estás confundida, ni tengo su valía, osadía ni su arrepentimiento -. Respondió con una leve sonrisa en respuesta a la de ella – Hasta hoy en día tan solo me había tomado por un simple hombre normal y corriente… pero gracias a ti ya he descubierto que en realidad soy algún tipo de apestado paria o algo similar, muchas gracias ^^ -. Una sonrisa algo envenenada, aunque en el fondo, más en el fondo de lo normal, podía notarse que tan solo era broma.

No le solía gustar dejarse llevar por comentarios o palabras, también debido a que normalmente no le importaba demasiado lo que los demás pudiesen pensar sobre él. También era cierto que no sabía exactamente cómo definirse a si mismo y a su propia vida, también por ello por lo que solía conservar cierto misticismo involuntario sobre él, sin llegar nunca a dar muchos datos reales de si mismo.

Ahora tocaba ver el contraataque de la víbora… mejor iba a ser ir preparándose.

Aquel humano me estaba entreteniendo demasiado. Nada más acabar la actuación de baile, Moe y yo deberíamos de haber salido de la ciudad, pero ahora posiblemente se nos hiciera de noche por el camino. Tampoco era un inconveniente para mí, pero igual prefería estar en la posada de la otra ciudad antes de que cayera la noche. La verdad tenía hambre de algún plato caliente, y estaba bastante cansada.

- Vaya, parece que sabes ser simpática después de todo… -dijo él- Oh, vaya, me había confundido, qué lástima –finalizó-

Me encogí de hombros y le miré con indiferencia.

- Tampoco pretendía serlo.

Eso demostraba la poca confianza que tenía con los extraños. No solía fiarme de nadie, por muy de buenas maneras que hubieran venido, ya había tenido varios encontronazos desagradables con muchos de ellos. Algunos demasiado desagradables, a decir verdad…
Además, de por si los humanos no me gustaban. Muchos de ellos eran crueles que no tenían piedad a la hora de internarse en el bosque, y durante muchos siglos les había visto talar árboles para construir carros, cazar animales para comerciar con su piel y su carne… o simplemente destrozar hectáreas de bosque para construir un búnker o un asentamiento militar. En serio… empecé a repudiarlos.

Y aquel chico, por muy simpático que fuera o que tratara de ser… ¿quién no me decía luego que no sería otro humano más del montón armado con rifles, escopetas o pistolas dispuesto a destrozar la belleza del bosque?
Ese mismo pensamiento me hizo inmediatamente desviar la vista a su cuerpo, tratando de buscar algún arma típica de los cazadores… oh genial, llevaba dos pistolas en la parte trasera de su cadera.

No parecían de caza, pero igualmente esa misma visión hizo que mis oídos recordaran, casi como lo viviera en el momento, el sonido de disparos mientras veía morir frente a mis ojos a varios de mis “hermanos”. El grito del bosque pidiendo ayuda al ser consumido por las llamas… los animales, refugiados en sus madrigueras, morían o bien por el humo que les impedía respirar o por el fuego. Y hombres, muchos hombres armados con pistolas y espadas.
Simpáticos y amables humanos había conocido a lo largo de toda mi vida, pero cuando visitabas su casa podías ver ciervos decapitados cuya cabeza colgaba como un trofeo de caza en el salón encima de una chimenea. Nobles vestidos con elegantes abrigos hechos con piel de oso, calzados y bolsos de piel de serpiente, pájaros enjaulados sirviendo como decoración cuando un día fueron seres libres… y muebles fabricados con la madera más exquisita que a los dos o tres años acabarían en un basurero por simplemente "haber pasado de moda".

El chico dijo algo más, sin embargo tenía la cabeza demasiado ida como prestarle atención. Aunque sí llegué a escuchar lo siguiente que dijo.

- Oh, tranquila majestad, no volveré a rozarla si quiera, no fuese a contagiaros la peste. Eso sí, cuidado con el dinero que te di, igual te transmito algo por medio del metal también… aunque eso no te importaba tanto que te toque, eh –me dijo-

No tenía ganas de discutir con él, simplemente porque no quería perder el tiempo.

- Mira, ¿sabes qué? –me llevé la mano a la bolsita de las monedas, sacando exactamente la misma cantidad que él me había dado, tomándole la mano y volteándosela hacia arriba para depositar en ella el dinero- Te puedes quedar con tu dinero, no lo quiero ni me hace falta.

Mentía, sí que me hacía falta. Pero el orgullo podía más que la necesidad, y no iba a aceptar nada suyo. En mi rostro podía leerse una mezcla de decepción, ira, tristeza, furia, impotencia y ganas de llorar.

- ¡Moe! –no fue un grito de aviso, sino más bien de orden-

La ardilla inmediatamente reconoció mi tono de voz y dejó de jugar con Blaze, correteando hacia mí y trepándome por el cuerpo hasta situarse en mi hombro.

- Quien diría que es mascota tuya –había dicho el chico, que aunque lo hizo en voz baja fue perfectamente audible para mí-

- Confía en mí, y yo en ella –fue lo único que dije-

Apenas llevaba dos años con ella, desde aquel día que la encontré desesperada tratando de liberar su colita la cual había quedado atrapada en una de las muchas trampas furtivas que habían en el bosque para cazar conejos. Desde ese día no se separó de mí.

- Ya veo ya, ya veo… aunque oye, una pregunta… bailas, cantas, haces música y otras cosas, vale… ¿y lo de robar comida a los vendedores entra dentro de “otras cosas”?

¿Hasta cuándo pensaba incordiar ese humano?

- Por supuesto. ¿Te importa? –admití sin problemas mientras ponía los brazos en jarras- Moe y yo necesitamos comer para poder vivir. Oh, pero si quieres castigarme… –le ofrecí mis muñecas- …adelante, córtame las manos. ¿No es ese el castigo que se les da a los ladrones? –pregunté irónicamente- Más de la mitad de esta ciudad ya sería manca –bajé los brazos-

Moe emitió un pequeño sonidito preocupado; sabía que mi estado de ánimo no era el de siempre. Suspiré y sonreí un poco, rascándole cariñosamente el cuello.

- No pasa nada… ya nos vamos –le susurré-

Justo en el momento que el chico terminó de hablar.

- Ya, humano normal y corriente… las pelotas –refunfuñé muy poco lo bajo, nadie le quitaba ese olor a animal que tenía. Alcé la vista y le devolví la mirada igualmente, apretando los labios para evitar iniciar una discusión sin puerto en medio de la plaza- Tengo que irme. No quiero que se me haga de noche a mitad de camino, ya he perdido demasiado tiempo aquí –después de decir eso, mi cara cambió completamente y sonrió, girándome a la simpática criatura de tres colas, volviendo a rascarle la cabecita- Ha sido un placer conocerte, Blaze ^^ espero que algún día podamos volver a vernos.

Después de eso le di una última mirada al chico pelirrojo, pero sin decir absolutamente nada. Le di la espalda y me puse la capucha, empezando a dar un par de pasos para dirigirme a la salida de la ciudad mientras Moe, desde mi hombro, daba un par de grititos nostálgicos para despedirse de su amigo.

- Tampoco pretendía serlo -. Dijo ella, respondiendo.

- “No hace falta que lo jures” -. Pensó Chrono.

Habría dicho ese comentario tranquilamente, no lo pensó por miedo a su respuesta ni nada parecido… pues precisamente sabía que la respuesta de ella habría sido otro comentario como “Tampoco pretendía hacerlo” y así se podrían tirar horas de conversación de besugos.

Podría decirse que ya le había quedado clara del todo la opinión que ella tenía sobre él y en general la desconfianza que le producía. Tampoco sabía exactamente si tenía algún tipo de motivo o simplemente porque sí, pero en fin, tampoco iba a ser algo que le quitase el sueño.
Después de la vida que había llevado se había acostumbrado a tratar con todo tipo de gente, desde la mejor hasta la más indeseable. Aquella mujer era otro elemento más en todo aquello, una nueva experiencia.

Por un momento cuando él se giró un poco le pareció que ella se había fijado en las armas de fuego que tenía en la zona trasera de su cintura. Era cierto que en algunas partes tenían un gran control sobre ese tipo de armas, pero lugares como aquel no había un control de casi nada en general. De todos modos no solía recurrir mucho a esas armas, pero sí sabía que en determinadas ocasiones podían ser útiles; no había que menospreciar ningún tipo de ofensiva y tenía claro que tomaría las cosas que le interesaran de cada una de ellas. Así, experto en el cuerpo a cuerpo, necesitaba algo para poder tener bajo control a enemigos o problemas en general que se encontrasen a distancia.

- Mira, ¿sabes qué? Te puedes quedar con tu dinero, no lo quiero ni me hace falta -. Dijo después de coger la mano de él y posar sobre su palma las monedas que antes él le había dado.

Chrono puso una mueca mientras cerraba la palma sobre las monedas, para después guardarlas en su bolsillo. No le había gustado el detalle, pero no iba a ser él quien insistiese en que aceptase las monedas, ella sabría lo que hacía y si por mero orgullo y cabezonería prefería quedarse sin ellas.

- Tú sabrás -. Añadió él, sencillamente, mientras encogía los hombros.

No hacía falta un experto para darse cuenta de que el rostro de ella era una pura expresión de una mezcla entre enfado y pena, quizá también con impotencia o decepción. No pensaba insistir o preguntar, no consideraba haber hecho nada y si ella sola se ponía así… que ella se las arreglase, pues encima faltaba que le preguntase o hiciese cualquier cosa para que ella se lo tomase aun peor.

- ¡Moe! -. Gritó de pronto ella. La ardilla no tardó en correr hasta ella, trepando por su cuerpo hasta que se colocó en su hombro - Confía en mí, y yo en ella -. Añadió en respuesta a lo que Chrono le había dicho antes.

- Sí, ya lo veo -. Dijo él. Un mero comentario sin nada más que eso.

Pasaron unos pocos segundos en los que ella se quedó algo pensativa mientras el joven chasqueó los dedos y al instante Blaze se acercó hasta él, quedándose posado sobre la punta de una de sus botas.

- Por supuesto. ¿Te importa? Moe y yo necesitamos comer para poder vivir. Oh, pero si quieres castigarme…- Dijo, ofreciendo las muñecas -. …adelante, córtame las manos. ¿No es ese el castigo que se les da a los ladrones? Más de la mitad de esta ciudad ya sería manca -. Dijo irónicamente.

Chrono volvió a mostrar otra mueca extraña entre incredulidad, extrañeza y molestia. Como ya había dicho anteriormente empezaba a hartarse un poco de que cada mínimo comentario ya tuviese que atacar de semejante manera y tomárselo absolutamente todo a las malas.

- Si te quisiese cortar las manos ya lo habría hecho cuando tuve tu mano bien sujeta -. Comentó él, no como una amenaza ni nada parecido, sino como una simple respuesta – Y no, ni me importa, ni te juzgo y me da exactamente igual lo que hagas, ¿siempre te lo tomas todo a mal? Busca a alguien con quien sí quieras acostarte, que te vendrá bien para relajarte un poco -. Añadió, aumentando el índice de ironía considerablemente.

La ardilla llamada Moe, aun sobre el hombro de su dueña, emitía algunos soniditos que daban la sensación de que se encontraba preocupada por ella. Desde luego parecían tener un vínculo especial entre ellas, cosa que Chrono pudo distinguir sin problema. En parte le recordaba a su misma situación con Blaze, criatura que encontró hace muchos años atrás y que desde entonces han permanecido unidos.

- No pasa nada… ya nos vamos -. Dijo ella mientras comenzaban a marcharse - Ya, humano normal y corriente… las pelotas -. Refunfuñó entonces.

Blaze se separó de Chrono hacia la joven, cuando él entrecerró un poco la mirada observando cómo se alejaba de él.

- Tengo que irme. No quiero que se me haga de noche a mitad de camino, ya he perdido demasiado tiempo aquí – Dijo para luego acercarse a Blaze y rascarle la cabeza cariñosamente -. Ha sido un placer conocerte, Blaze ^^ espero que algún día podamos volver a vernos.

Chrono chasqueó dos veces los dedos, a lo que Blaze respondió corriendo hacia él y subiéndose a uno de sus hombros. El joven entrecerró de nuevo la mirada hacia su mascota cuando ésta estaba emitiendo soniditos de tristeza al alejarse y despedirse de su nueva amiga que se había echado.

- Muy bien, adiós, pero ten cuidado… quien sabe cuando podríamos volvernos a ver -. Comentó él, algo sarcástico pero con media sonrisa en la cara.

Entonces la joven empezó a andar en una dirección mientras él lo hacía en otra, separándose definitivamente entre ellos. Mientras tanto, tanto Moe como Blaze se dedicaban soniditos de nostalgia y miraditas cómplices sin querer separarse.

Chrono empezó a andar por una de las calles en el costado de la plaza, por donde trepó por unos andamios para poder ganar tiempo. Un par de atajos más entre calles, cuando echó la mirada atrás y pudo ver a lo lejos a la mujer bailarina, pudiendo ver exactamente por donde se había marchado. Al instante un sonido de pena llegó a su oído.

- ¿Qué pasa? -. Dijo él, a Blaze, el cual sobre su hombro le mostraba toda la pena que tenía – No… no empieces con eso ya que… no, no, ni se te ocurra… -. Cada pocas palabras de él, la mascota daba mayores señales de pena, como si él pudiese entenderla a la perfección casi – No, y punto, no hay nada más que hablar -. Dijo tajante finalmente.

Chrono continuó andando de forma algo rápida hasta que llegó a una especie de garaje situado en una zona algo oculta de un callejón. Allí abrió la verja y entró dentro. Parecía algo similar a un taller, con numerosas herramientas y artefactos por todas partes; en el fondo una escalera indicaba el acceso a algún tipo de hogar. No obstante lo más destacable de aquel lugar era una impresionante moto, impecable toda ella, que descansaba en un costado cerca de la pared. Era de color negro principalmente con algún detalle plateado y alguno más leve rojizo; aun pensada para una sola plaza, tenía espacio atrás para que un segundo ocupante cupiese sin problema. (Imagen de la moto: link)
Blaze saltó del hombro de su amo para posarse sobre el asiento de la moto y allí empezar a soltar nuevos sonidos de pena, como queriendo decirle algo a Chrono, quien le miró de mala manera.

- … Creía que lo había dejado ya bastante claro, Blaze -. Dijo, a lo que su mascota no le hacía mucho caso, respondiendo con más penas y sonidos de tristeza - … Lo que hay que ver, maldita sea… Está bien, está bien… lo haré -. Añadió, no me convencido de ello.

Chrono se acercó a la moto, mientras Blaze ya contento y felizón se colocaba en la zona delantera de la misma, subido al manillar. El joven se sentó en el asiento de la misma, mientras accionando el contacto con la llave pudo encenderla, creando un sonido bastante fuerte del motor.
Hacía una temporada que no la sacaba a pasear y en parte lo echaba de menos, lo que también quizá fue importante en la decisión que acababa de tomar. Cuidadosamente sacó la moto fuera del garaje, para bajarse un momento a cerrar la verja con candado. Después volvió a subirse al asiento.

- En fin… vamos allá, quien me mandará a mí… -. Y sin más, giró el manillar derecho y la moto empezó a correr.

No tenía claro si la encontraría o no, pero sabía la dirección en la que se había marchado, por lo que teniendo en cuenta de que tampoco había tenido demasiado tiempo… no había podido ir demasiado lejos.
Yendo por la carretera, Chrono iba montado en su moto a una velocidad bastante alta, aunque sus reflejos le permitían de sobra ir muy rápido sin llegar a tener riesgo alguno o imprudencia. Regresó en un momento hasta la plaza donde se habían separado hacía unos minutos, en donde tomó la calle que ella había elegido para marcharse de allí.

Era una calle bastante larga por lo que el joven siguió conduciendo por allí velozmente sin encontrar rastro alguno. Ascendió un instante la mirada para ver cómo realmente la tarde estaba avanzada, para bajarla de nuevo y encontrar lo que estaba buscando…
En ese momento estaba justo cruzando un puente que pasaba por encima de otra calle; justo en esa calle inferior estaba la joven a por la que había vuelto en ese vehículo. Dio un frenazo fuerte en medio del puente, girándose en sentido contrario para volver atrás y tomar un atajo algo arriesgado.
Subiéndose a la acera siguió con la moto hasta salir del puente y pasar a unos andamios, por donde fue y se dejó caer sobre otros, tras los que volvió a saltar para bajar a la calle inferior y volviendo a andar sobre terreno normal empezar a correr nuevamente calle adelante.

- Allí estás -. Dijo para si mismo.

Metros delante de él estaba la joven bailarina que tanto lo había sorprendido, en todos los aspectos eso sí. Pasó con la moto al lado de ella, frenando en seco y girándose un poco para cortarle el paso al entrar con medio vehículo sobre la acera, pero sin llegar a hacerlo de forma muy brusca tampoco.

- Oh, vaya, vaya… qué suerte la mía, volvemos a vernos bailarina -. Dijo Chrono con media sonrisa. Antes de darle mucho tiempo a insultarle o decir cualquier cosa muy larga, él siguió hablando – Mira, no te caigo bien y francamente, me da igual. En lo que a mí respecta sé que tienes que ir a algún sitio y quizá por mi culpa no llegues o se te haga demasiado tarde -. Empezó diciendo él, argumentando los hechos – Por tanto te ofrezco un trato: te llevó hasta donde quieras ir a cambio de un pago, tampoco pediré mucho. Y tranquila… durante el viaje no diré ni mu, no te molestaré -. Propuso.

Blaze mientras tanto estaba sobre el manillar de la moto, feliz y contento ya de ver a Moe, con ganas de que saltase adonde él estaba. Hacía tiempo que Chrono no tenía un trabajo o encargo en concreto y todo el mundo necesitaba comer, además de que realmente tenía ganas de pasar un tiempo con la moto, cosa que solo hacía de vez en cuando.
Respecto a la mujer, ya había perdido interés en resultar simpático o entablar una amistad con ella, visto lo visto… por lo que aquello pretendía que se limitase a un simple trabajo: llevarla hasta su destino, cobrar lo que ella considerase justo por ello y regresar.

Blaze mientras tanto no parecía haber perdido interés alguno.

- Si te quisiese cortar las manos ya lo habría hecho cuando tuve tu mano bien sujeta. Y no, ni me importa, ni te juzgo y me da exactamente igual lo que hagas, ¿siempre te lo tomas todo a mal? Busca a alguien con quien sí quieras acostarte, que te vendrá bien para relajarte un poco –respondió, claramente con ironía en la voz-

Suspiré. Ese era el problema principal de todos los días. Cada vez que hablaba con alguien, cada vez que la conversación se alargaba por el motivo que fuera me veía obligada a morderme la lengua y cerrar los puños. Me comportaba extraña y creaba prejuicios contra mí misma, lo que llevaba a muchas confusiones.
¿Para qué? ¿Encariñarse con alguien para que luego, años después, muriera? ¿Cómo mantener siempre una eterna mentira? Era insoportable. Por eso, lo mejor era estar sola.
No podía revelar mi verdadera identidad a los humanos porque el espíritu del bosque se enfadaría conmigo. Tendría que pasarme toda la vida mintiendo… pero no iba a consentir que ese tipo me tomara por una especie de… prostituta o algo así.

- Mi cuerpo no se lo doy a nadie –enfaticé la última palabra para que le quedara bien claro-

Era hermosa y necesitaba dinero… sobraba decir las peticiones que durante mis 892 años de vida me habían hecho. Cobrar a cambio de “favores”. Por supuesto que no saldría impune de ese acto, pues un grave castigo me esperaba si le daba mi cuerpo a algún humano. Posiblemente el peor castigo que se le puede dar a una ninfa.

Pero igual, mi conversación con aquel humano había acabado, y me alegré que ambos tomáramos caminos diferentes. Aunque tal como esperaba, Moe no dejó de protestar y de lamentarse durante todo el camino.

- ¿Qué? No es mi culpa. Para empezar no tendría que haberse comportado con tanta confianza conmigo, ¿qué se cree? –dije mientras seguía caminando, Moe volvió a hacer otro sonidito- ¿Quién te ha dicho eso?....... Pues Blaze está equivocado, por lo menos conmigo no ha sido buena persona –esta vez el gritito de Moe fue acusador- ¿¿Y qué querías que hiciera?? Es el idiota más… idiota de todos los idiotas que he conocido ¬¬

Me costaba creer que Moe estuviera defendiendo a aquel tipo. Aunque podía imaginarme porqué lo hacía… posiblemente porque quería volver a ver a Blaze, y para ello necesitaba que el humano y yo volviéramos a coincidir.

- Digas lo que digas me da igual. Es un chulo –dije cortante, no quería hablar más del tema-

Ya estaba bastante cerca de la salida de la ciudad, y casi como si el pensar en él lo llamara, algo se me atravesó el camino y me cortó el paso. No me lo podía creer, era aquel humano de nuevo, así que me paré en seco.

- Oh, vaya, vaya… qué suerte la mía, volvemos a vernos bailarina –puse los brazos en jarras, entrecerrando la mirada… ¿es que lo hacía a propósito?- Mira, no te caigo bien y francamente, me da igual. En lo que a mí respecta sé que tienes que ir a algún sitio y quizá por mi culpa no llegues o se te haga demasiado tarde –oh vaya, qué considerado. Pero dijera lo que dijera, ya iba a llegar tarde de todos modos- Por tanto te ofrezco un trato: te llevo hasta donde quieras ir a cambio de un pago, tampoco pediré mucho. Y tranquila… durante el viaje no diré ni mu, no te molestaré.

Aquello sí me sorprendió. ¿Pretendía llevarme en ese… ese… cacharro de hojalata que no deja de producir ruido? Pues iba listo. Prefería ir caminando antes de subirme a esa cosa con él.

- Gracias, pero creo que… -no terminé de decir la frase- ¡Moe, vuelve aquí!

Mi ardilla ya se había bajado de mi hombro y había corrido hacia la moto, trepando por la rueda hasta llegar al manillar, en donde estaba su ya inseparable amigo Blaze.
Lancé un jadeo exasperado y miré al cielo. Ya estaba anocheciendo y por lo que parecía, Moe no estaba dispuesta a rechazar la oferta. Si hubiera podido, habría pataleado el suelo como una niña berrinchuda.

- ¿Qué tipo de pago? –me crucé de brazos mirando al chico, todavía sin demasiada confianza- No tengo muchas monedas que darte.

Suspiros, quejas, nuevos suspiros… Bastaba que el joven dijese cualquier cosa para que ella se resintiese en molestia. Supuse que simplemente eran personas incompatibles entre ellas, que por el motivo que fuese simple y sencillamente no cuajaban.

- Mi cuerpo no se lo doy a nadie -. Enfatizó, como si lo estuviese aclarando.

Chrono la miró algo extrañado. Ya debería haberse dado cuenta de que comentarios como aquellos tan solo eran bromeando y nada más, sin tomarse al pie de la letra todo cuanto dijese. También debería haber aprendido él, no obstante, que precisamente ella se tomaría así todo lo que dijera.
Fuera como fuese él no había intentado sugerir algo como aquello, pero la respuesta de ella, por algún motivo, hizo que sonriese sin él darse cuenta.

- Bueno… me alegra que así sea -. Respondió, fuera de cualquier sarcasmo y con aquella sonrisa inconsciente.

Dentro de su cabeza intentó dar sentido a algunos de esos comportamientos… realmente era impresionantemente hermosa, pero también parecía bastante joven como para haber tenido muchos capítulos problemáticos durante su vida. Era algo que llamaba su atención, pero se tendría que quedar con dicha intriga para bien o para mal.


Ya se habían separado, cuando Chrono volvió por la calle a por ella montado en su negruzco vehículo. En parte dudaba que aceptase la proposición, pues no le costaría demasiado encontrar cualquier motivo por el cual denegar la oferta, pero igualmente probaría suerte.

Tras cortar levemente el paso de ella, o más bien hacerla detenerse sin exactamente interponerse en su camino, ella le miró con cara asesina y harta de él, como si eso fuese precisamente la última cosa que hubiese querido ver en aquel momento. Por suerte no le dio demasiado tiempo a hablar antes de terminar de decir él lo que había ido a contarle.

- Gracias, pero creo que… ¡Moe, vuelve aquí! -. Empezó diciendo ella, yendo a rechazarlo tal y como él se esperaba, cuando la ardilla la interrumpió.

El animalillo había saltado desde el hombro de la joven hasta la moto de Chrono, donde su subió al manillar junto a Blaze, el cual ya estaba dando brinquitos de alegría. Mientras tanto Chrono se apoyó un poco sobre la moto, apoyando las manos atrás de su cuerpo y quedando así algo inclinado hacia atrás.

- ¿Qué tipo de pago? No tengo muchas monedas que darte -. Preguntó de brazos cruzados mientras miraba al joven.

Chrono alzó un poco las cejas en señal de sorpresa, sin esperarse que la conversación hubiese llegado a dar de si hasta ese punto. No, no es que fuese mucho, pero visto cómo habían comenzado sí era más de lo que él mismo se esperaba. Ante la pregunta de ella, se le ocurrió una broma demasiado fácil que hacer, pero hizo esfuerzo por contenerse y no soltarla, pues por lo poco que la conocía sabía que no ayudaría a que eso acabase bien, al contrario.

- Tú sabrás qué tienes que poder darme -. Dijo, encogiéndose un poco de hombros. En ese momento Blaze saltó desde el manillar de la moto hasta él, correteando por su cuerpo con gran agilidad hasta acabar en su cabeza, desde donde saltó de nuevo al manillar para tirarse encima de Moe; mientras tanto el joven apenas se distrajo – Me vale cualquier cosa… unas pocas monedas, una buena comida o incluso cualquier trasto o artefacto roto que tengas; suelo utilizar chatarra o cosas usadas para reparar otras, por lo que realmente puedo aceptar como pago cualquier cosa casi -. Fue explicándose.

Era cierto, después de todo se ganaba la vida de muchas formas… haciendo encargos de cualquier tipo, aceptando trabajos temporales, etc. pero una cosa que solía hacer de continuo era reparar artefactos mecánicos o de cualquier clase en su garaje, donde muchas veces la gente le llevaban aparatos para que pudiese arreglarlos o incluso para que les dijese lo que eran. Tenía cierta facilidad con ese tipo de cosas por lo que no venía mal explotar un poco sus habilidades para sacarse unas monedas; por ello mismo, piezas usadas o rotas de cualquier cosa no era precisamente el mejor pago que se le ocurría, pero al menos le era útil.

- Aun así no todo está en lo material… uno de esos bailes tuyos también me parecería un pago más que aceptable, que cubriría este viaje y varios más como poco -. Sonrió levemente.

Cualquier cosa le valía y lo cierto era que él mismo no sabía bien por que estaba haciendo todo eso. ¿Quizá se sentía algo culpable? No era propio de él, la verdad, pero también era cierto que le sabría algo mal realizar el viaje y no sacar nada de provecho a cambio.

- No sé, de verdad, cualquier cosa me vale, si no cuando lleguemos adonde quieras ir podemos discutirlo o puedes pensar en algo -. Añadió de forma calmada – No estaba pensando en nada en concreto cuando te lo dije -. Concluyó.

Daba por hecho que la idea del baile, por un motivo u otro, a ella le parecería a mal, por lo que lo dijo más de forma de broma que otra cosa, conformándose con un par de monedas o cualquier cosa que ella le diese. Mientras tanto Blaze y Moe seguían jugueteando entre ellos, dando brincos y correteando por toda la moto.

- Tú sabrás qué tienes que poder darme. Me vale cualquier cosa… unas pocas monedas, una buena comida o incluso cualquier trasto o artefacto roto que tengas; suelo utilizar chatarra o cosas usadas para reparar otras, por lo que realmente puedo aceptar como pago cualquier cosa casi -finalizó-

Después de que habló giré la vista hacia el suelo y me mordí un poco el labio inferior. ¿Darle yo algo, con lo poco que tenía? Analicé sus ofertas durante un par de segundos.
Unas pocas monedas... imposible, ya tenía bastantes pocas y las que tenía eran para pagar la comida mía y de Moe. Y estaba segura que no se conformaría con dos o tres solamente. Una buena comida... ¿Buena? Siendo así, más que dársela a él me la comería yo. Y finalmente, algun objeto que no me sirviera... la verdad es que no tenía ninguno. Y los pocos que tenía eran de muchísimo valor personal como para poder dárselo a un desconocido, y menos aún a un desconocido idiota.
Seguí callada, sopesando opciones. Hasta ahora la que más me atraía era dejarle ahí y retomar mi camino a pie.

- Aun así no todo está en lo material… uno de esos bailes tuyos también me parecería un pago más que aceptable, que cubriría este viaje y varios más como poco -sonrió un poco-

Me sobraron segundos para responder.

- De acuerdo -dije tranquilamente-

Decidí que era la mejor de las opciones. Era un simple baile, no costaba nada ni perdía nada. Sólo eran algunos movimientos y punto, no era gran cosa. Él mismo lo había sugerido, y yo no veía ningún problema en ello. Él me llevaría hasta la ciudad, yo le haría un baile y luego cada cual por su camino.

- No acostumbro a hacer bailes privados, pero... vale, está bien -suspiré- Te bailaré si me llevas a la ciudad de al lado. No está muy lejos, andando se tardan varias horas. Aunque... -le miré algo desconfiada- ¿Por qué me ayudas? No he hecho nada por ti.

Moe y Blaze parecían completamente ajenos a nuestra conversación

Chrono se quedó mirando a la joven, ella mordiéndose el labio inferior suavemente mientras parecía sopesar la propuesta que él le había dado de llevarla en su vehículo.
Lo cierto era que nada más decirlo ella parecía haber puesto bastante mala cara por la idea, aunque por algún motivo después se decantó a escuchar al menos qué coste le saldría por todo aquello.

Ni las monedas, ni la comida o los objetos parecieron terminar de convencerla del todo, como si no dispusiese de dichas cosas o simplemente prefiere no usarlas como pago. El dinero siempre era lo más necesario de forma directa, pues se quiera o no para comer y en general para poder vivir hacía falta el dinero.
Pero bueno, por otra parte también era cierto que había que valorar otras cosas además de eso, cosa que Chrono siempre había hecho.

- De acuerdo -. Dijo de pronto, tranquilamente.

A duras penas había pasado un solo segundo desde que el joven había terminado de hablar hasta que ella ya había aceptado la propuesta. Sabía que un baile únicamente eran movimientos pero aun así… siempre era algo especial, más aun para alguien como ella que lo valoraría mucho, algo único y precioso que expresaba cantidad de cosas. No eran simples movimientos.
Por ello había dado por hecho que se negaría, lo ignoraría o incluso se ofendería y saldría andando de allí. Pero no fue así.

- “Vaya, sí que me queda por conocerla aun mucho más de lo que pensaba.”

Por otra parte también era lo más sencillo o al menos lo más barato, pues no era algo material que fuese a perder, aunque desde ese momento ya daba por sentado que lo haría de mala gana. Fuese como fuese, qué le iba a hacer, un trato era un trato.

- No acostumbro a hacer bailes privados, pero... vale, está bien. Te bailaré si me llevas a la ciudad de al lado. No está muy lejos, andando se tardan varias horas -. Dijo ella finalmente.

Chrono fue esbozando una leve sonrisa en su rostro mientras escuchaba sus palabras, al tiempo que asentía suavemente con la cabeza. Conocía la ciudad a la que se refería, el lugar adonde quería ir… era un lugar bastante grande, situado a bastantes kilómetros como para ir a pie, además de tener que cruzar lugares del exterior para poder ir. A pie tardaría tres o cuatro horas en llegar, aunque en un vehículo podría hacerse en veinte minutos aproximadamente sin tener demasiada prisa.

- Bien, bien, trato hecho entonces, será todo un honor -. Respondió, sonriendo, mientras volvía a incorporarse un poco sobre la moto, sentándose mejor.

Estaba a punto de decirle que se subiese a la moto, pero notó cómo ella aun tenía algo más que preguntar, como si sintiese que aun le quedaba algo más por saber antes de subirse al vehículo.

- Aunque... ¿Por qué me ayudas? No he hecho nada por ti -. Preguntó, con evidente expresión desconfiada.

Una muy leve risita escapó de entre los labios del joven ante la pregunta, para después pasarse una mano por el cabello y mirar hacia abajo. Alzó poco a poco la mirada hacia ella, mientras pensaba…
Cada vez se iba dando cuenta mejor del tipo de mujer que era, aunque aun algunas piezas no cuadrasen bien. Se notaba que habría tenido alguna vida sufrida, donde nadie le había dado nada sin esperar algo de doble magnitud a cambio; donde nadie la había ayudado a nada sin esperar poder aprovecharse de ella de cualquier manera.
Quizá por empezar a comprender indirectamente todo aquello prefirió guardarse un poco su perfil bromista, no queriendo herir alguna sensibilidad oculta.

- No, no has hecho nada por mí, y dudo que lo hagas -. Empezó él, siendo sincero – Pero ya quedamos en que era un trato, ¿no? Yo te llevo hasta allí y tú bailarías para mí, por lo que haremos cada uno algo por el otro, además de que ya te dije de que se te hizo tarde por mi culpa. Sé que me tienes por un imbécil impresentable, pero soy más considerado de lo que piensas -. Fue explicándose calmadamente – Y no, tranquila, antes de que digas nada otra vez… no espero acostarme contigo -. Dijo sonriente mientras ascendía las manos hacia su frente y bajaba las gafas de oscuro cristal sobre sus ojos.

Había algunas bromas que nunca podría terminar de ocultar, pero siempre sin ninguna mala intención.

- Bueno, pues cuando quieras te montas y salimos para allá -. Dijo Chrono asegurándose que tanto Moe como Blaze estuviesen en lugar seguro situados – Pero eso sí, ten cuidado al subirte, que no he olvidado la orden de alejamiento que me pusiste para no poder tocarte -. Añadió, bromeando, mientras sacaba un poco la lengua en otra dirección contraria adonde estaba ella.

El chico había aceptado el baile. Entonces todo genial, no habría ningún problema. Vaya, al final hasta me salía rentable todo esto.

Aunque todavía me preguntaba el porqué aquel humano, después de despedirnos de tan “buenas maneras”, hacía vuelto a buscarme y ofrecerme ayuda. ¿Se volvió loco o realmente es testarudo con ganas? Porque el precio de transporte no es que fuera alto, sólo un baile…
Por eso quizás aún no me fiaba demasiado. Montarme en aquel trasto con un desconocido con el que no me llevaba demasiado bien… ¿qué pretendía? Empecé a pensar que me llevaría a algún lugar apartado a propósito para degollarme o algo por el estilo. Quien sabe, el mundo está lleno de gente rara.

De todas formas me mantuve callada respecto a eso. Si la situación se torcía de mala manera siempre podía salir tranquilamente de ella realizando alguna de mis artimañas. No era una bailarina indefensa después de todo.

- No, no has hecho nada por mí, y dudo que lo hagas –anda, ¿es adivino?- Pero ya quedamos en que era un trato, ¿no? Yo te llevo hasta allí y tú bailarías para mí, por lo que haremos cada uno algo por el otro, además de que ya te dije que se te hizo tarde por mi culpa. Sé que me tienes por un imbécil impresentable, pero soy más considerado de lo que piensas. Y no, tranquila, antes de que digas nada otra vez… no espero acostarme contigo –sonrió al final, poniéndose las gafas que llevaba en la frente-

No pude evitar poner los ojos en blanco.

- Ya deja ese tema, eh? Te dije que los placeres humanos no son para mí.

Me di cuenta que sin querer se me había escapado la palabra “humanos”. No solía usarla cuando se suponía que hablaba con alguien de esa raza (e igualmente, se suponía que yo también lo era), pero me abstuve a corregirme, pues eso levantaría más la sospecha de mi expresión. Simplemente me mantuve callada y suspiré, aún algo reacia a subirme a aquella cosa.

Moe, subida al manillar con Blaze, daba saltitos y gritos mirando hacia mí, apurándome.

- Ya va, ya va… que prisas.

Me acerqué a la parte trasera de la moto y me subí la falda para poder sentarme mejor, haciendo que de ese modo mis piernas quedaran a la vista más de lo normal. Luego pasé los brazos alrededor de la cintura del chico, aferrándome bien.

- La orden de alejamiento sólo puede ser quebrantada si yo lo permito. Esto es una excepción necesaria –le respondí mientras me ajustaba mejor- Bien, cuando quieras.

No era que me gustara ese tipo de contacto, porque la verdad el calor de su piel se filtraba incluso por la ropa y aquello me incomodaba. Lo hice más por seguridad, pues aunque no se lo había dicho aquellas cosas me daban miedo. Ya las había visto correr y no me atraían, además que era la primera vez que me subía a una… y si el humano era fanático de la velocidad, imaginaba que las iba a pasar negras durante el viajecito.

- Ya deja ese tema, eh? Te dije que los placeres humanos no son para mí -. Dijo ella tras poner los ojos en blanco.

Quizá podría haberse interpretado de algún modo extraño que mencionase “humanos” como algo especial a tener en cuenta, algo concreto a señalar o concretar… pero en cambio Chrono no hizo mucho caso a ello, quizá también porque después de todo él mismo habría dicho esa expresión del mismo modo.

- Y me parece bien -. Contestó con una leve sonrisa – Ya deberías saber que tan solo era una broma -. Añadió.

Finalmente, tras varias órdenes impacientes de Moe, la joven se subió a la moto, detrás de Chrono, rodeándolo por la cintura con los brazos para sujetarse bien. Era evidente las nuevas bromas que se le ocurrían al respecto, pero no dijo nada, dejándose agarrar por ella.
Fuera de las ironías o bromas, tampoco quería que se tomase algo a mal y viajase todo el trayecto sin agarrarse y por ello cayéndose en cualquier momento.

- La orden de alejamiento sólo puede ser quebrantada si yo lo permito. Esto es una excepción necesaria. Bien, cuando quieras -. Respondió, mientras terminaba de ajustarse en el asiento.

Chrono no pudo apreciar por un momento la piel de ella, concretamente la de sus piernas, que subida en la moto quedaba algo más descubierta que antes, pero de forma disimulada y fugaz sin que llegase a notarse. Él simplemente se dejó agarrar, terminando también de sentarse correctamente sobre el asiento del vehículo.

- Ah, vale, vale, entiendo… lo tendré en cuenta para futuras órdenes de alejamiento, que seguro que las hay -. Soltó con una suave y leve risa – Pues nada, vamos a… -. Empezó diciendo, cuando algo lo interrumpió.

Chrono entrecerró la mirada mientras miraba a otro lado, concretamente uno de los costados de la calle. Allí había varios motoristas montados en sus respectivos vehículos, todos ellos armados con armas blancas y alguna de fuego; se reían, soltaban comentarios poco decentes, se chuleaban y en general demostraban un comportamiento bastante agresivo.

- Oh, genial, la caballería -. Comentó el joven, de forma completamente sarcástica – Agárrate bien bailarina, esto se va a poner un poco desagradable -. Añadió molesto.

Aquella banda de hombres era sin duda alguna un grupo de bandidos, asaltantes de las calles, que entrada ya la noche habían salido en busca de alguien a quien atracar o incluso hacer algo mucho peor. Quizá en otra ocasión Chrono se hubiese limitado a bajarse de la moto y dejarlos fuera de combate, pues sabía que normalmente esos hombres eran “mucho ruido y pocas nueces”, pero tampoco sabía exactamente cuántos serían y además llevaba una pasajera por la que velar.

- ¡Chicos! Mirad a ese chulito… jajaja, ¡a por él! -. Comentó uno de los bandidos.

- ¡Mirad, mirad! Si hasta lleva con él un precioso bomboncito… qué considerado -. Comentaba otro – Ven con nosotros muñeca, ¡verás qué bien te lo pasas! -. Añadió mientras se relamía los labios.

Chrono se giró un poco sobre su asiento para mirar a la joven al rostro directamente mientras con una mano se levantaba un poco las gafas para poder verla mejor.

- Ha dicho que lo pasaréis bien, ¿prefieres pensártelo dos veces por si acaso? -. Dijo, obviamente bromeando – Bien, hora de marcharse -. Añadió antes de que ella le sacudiese un tortazo, volviendo a colocarse las gafas.

Giró el manillar derecho de la moto a plena capacidad con lo que las ruedas giraron y se quemaron con el asfalto, echando gran cantidad de humo hasta que entonces salieron disparados a muchísima velocidad. Al instante todo el grupo de bandidos los siguieron en sus respectivas motos, gritando todo tipo de improperios e intentando intimidarlos.

Chrono siguió conduciendo a total velocidad, tomando una calle a la derecha, luego a la izquierda, luego recto y de nuevo a la izquierda. Así llegó a una alargada rampa por la que ascendió sin problemas, ganando algo de distancia de sus cazadores mientras intentaba perderlos de vista.
Después tomó un nuevo camino, subiendo de nuevo a un sector de puentes de los cuales muchos estaban en obras, entrando en un área que entraba cerca de la autopista. Allí continuó por uno de los tramos, aun seguido de muchos bandidos entre sus gritos molestos y absurdos.

- Antes de que pienses mal, no son mis amigos -. Comentó él, mientras conducía muy rápidamente, en broma pero también en serio – No te preocupes, no llegarán a tocarnos, enseguida los perderemos de vista -. Dijo calmadamente.

Redujo un poco la velocidad para que los bandidos se acercasen algo más a ellos y que recortasen distancia, viendo cómo unos cien metros más adelante el puente de la autopista estaba cortado. Esperando al último momento Chrono aceleró a pleno gas, corriendo hacia el fin del puente por donde los bandidos le siguieron; la moto de Chrono y la joven salió volando literalmente tras pasar por el fin del camino, pero haciéndolo con suficiente potencia como para aterrizar en otro tramo uno metros más adelante.
Por el contrario muchos de los bandidos se precipitaron por el agujero, estrellándose contra el suelo y otros cuantos no llegando a saltar por mero miedo.

Por desgracia donde se encontraban aun no estaban libres de peligro pues algunos todavía los seguían por otro camino distinto al de los anteriores. Sin esperar a pensarlo dos veces, accionó nuevamente el manillar para salir corriendo a plena velocidad.
Siguió corriendo sin parar, entrando en una trayecto más recto donde sin problema podía sacar mucha distancia de los pocos bándalos que aun los seguían, aunque por desgracia sabía que ése era un método poco eficiente para terminar de quitárselos de encima.

- Habrá que pensar en cómo terminar de quitárnoslos de encima -. Comentó, sin demasiada preocupación.

Estábamos a punto de salir cuando algo nos llamó la atención a un costado. Ambos giramos la cabeza en esa dirección, descubriendo una banda de motoristas del tipo gamberro buscaproblemas. Fruncí un momento el entrecejo, mirándoles.

- Agárrate bien bailarina, esto se va a poner un poco desagradable –dijo el humano-

Bufé algo desesperada mientras no dejaba de agarrar al chico.

- Sabía que era mala idea montarme contigo… -me lamenté-

De haber estado sola podía haberlos despachado con un par de hechizos, e incluso con alguna técnica de camuflaje. Pero estando al lado del humano no podía hacer uso de mis poderes de repente, y mucho menos transformarme. Y tampoco iba a bajarme de la moto y salir de ahí; no podía dejar solo a mi medio de transporte.

- ¡Mirad, mirad! Si hasta lleva con él un precioso bomboncito… qué considerado. Ven con nosotros muñeca, ¡verás qué bien te lo pasas! –dijo uno de los motoristas-

¿Encima con recochineo? Todos igual, qué desesperación. Le saqué la lengua, obviamente como señal de rechazo de su “petición”. En ese momento el humano se giró hacia mí.

- Ha dicho que lo pasaréis bien, ¿prefieres pensártelo dos veces por si acaso? –comentó de broma-

- No seas idiota y arranca –le apresuré mirando hacia los bandidos-

Después de un buen derrape de las ruedas traseras, la moto salió disparada hacia delante. No pude evitar lanzar un pequeño grito, aquello iba más rápido de lo que pensaba. En mi mente no había hueco para nada más que no fueran maldiciones y rezos en 67 idiomas diferentes.
Debido a la velocidad, la capucha había caído hacia mi espalda, por lo que ahora mi largo pelo ondeaba al viento mientras cruzábamos calles y más calles, con aquellos motoristas persiguiéndonos.

El humano dijo no se qué de amigos, sin embargo apenas pude escucharle pues estaba demasiado concentrada en aplastarle las costillas para evitar que el pánico se apoderara de mí. Estaba completamente pegada a él, incluso mi mejilla estaba posada sobre su espalda, paralizada, con los ojos cerrados con fuerza.

Sentí entonces que disminuía un poco la velocidad, así que me aventuré a abrir los ojos… mala idea. Delante nuestro había un puente cortado, un fin del camino. Los ojos se me abrieron como platos y un espantoso sentimiento de peligro me invadió.

- ¡Esp… espera! ¡¿N-no irás a… no vas a… no se te ocurrirá…?! ¡¡Por favor, no, no, no, no!! –supliqué-

Pero la moto seguía, incluso aumentó su velocidad. Definitivamente, sí. Subirme en la moto había sido una MUY mala idea. Nota mental, no volver a subirme jamás a este trasto.
Me aferré a su espalda hasta el punto que sentí los brazos entumecerse de la fuerza, y pegué las piernas a los costados de la moto. Cerré los ojos… y en un momento sentí que nos levantábamos del suelo.

“Voy a morir, voy a morir, voy a morir, voy a morir…” –repetía constantemente-

Aterrizamos en el otro lado y mi cuerpo se elevó un poco del asiento debido al bache, pero igual seguí sujeta a su espada. Recé porque la persecución hubiera acabado, pero el ruido de motos ajenas aún seguía tras nosotros.

- Habrá que pensar en cómo terminar de quitárnoslos de encima –dijo el chico-

Giré la cabeza hacia detrás. No eran muchos, pero sí los suficientes como para darnos más quebraderos de cabeza, y yo no estaba dispuesta a esperar a que se les acabara la gasolina para que dejaran de perseguirnos. Lo cual casi ni me molestaba; lo que realmente me jorobaba era la velocidad que teníamos que alcanzar por su culpa.

Seguí abrazada al chico, mirando hacia detrás para fijar la vista en uno de ellos… más concretamente hacia el terreno a su alrededor. Y entonces de un segundo a otro la moto salió volando hacia delante dando muchas vueltas de campana por culpa de un bache que antes no estaba ahí, una porción de tierra que de repente se había “elevado sola” del asfalto. Eso provocó que el motorista que iba detrás suyo se estrellara contra él al pillarle de improviso.
Giré entonces la cabeza hacia el otro lado, viendo como un motorista nos perseguía por una acera decorada con árboles cada ciertos metros… pero sufrió el mismo destino que el primero cuando la raíz de uno de los árboles surgió de debajo del suelo, interceptando la rueda delantera y haciendo que el bandido saliera volando por los aires… sin moto.
Ya sólo quedaban dos de ellos. Ambos estaban bastante cerca de nosotros, pero logré desviarlos de su camino atacándoles con un golpe de viento lateral, haciendo que sus motos irremediablemente perdieran el control y cayeran al suelo, rodando varios metros por la carretera hasta detenerse.

Y todo esto sin dejar de agarrarme al cuerpo del humano, pues elementos tan simples como la tierra o el aire podía controlarlos simplemente con el pensamiento. Suspiré y volví la cabeza hacia delante.

- Ya deja de correr tanto, por favor… -le supliqué con un hilo de voz, en serio estaba aterrorizada-

- Sabía que era mala idea montarme contigo… -. Se quejó ella.

Chrono entrecerró un poco la mirada justo antes de salir de allí a todo meter. Una vez más, el caso era echarle a él la culpa de lo que pasaba, como si él hubiese hecho algo para que todo aquello pasase. Prefería ignorarlo un poco y pasar, concentrándose en lo que realmente importaba, aunque tampoco podía llegar a callarse del todo.

- El caso es protestar, ¿eh? Si ya verás como en el fondo sin gente muy simpática -. Respondió, irónicamente.

Siguieron por su camino una vez arrancaron de aquel lugar, perseguidos por todos aquellos bandidos. Chrono sentía en todo momento el cuerpo de la joven contra su espalda y más concretamente sus brazos apretarse por la zona de sus costillas, hasta el punto en que en algunos momentos llegó a hacerle algo de daño, aunque aguantó sin quejarse de ello.
Realmente no había tenido en cuenta que a ella le pudiese molestar la velocidad, pero por desgracia para ella en ese momento no tenían mucha más alternativa. Al fin y al cabo por cómo se agarraba bastante para darse cuenta de que todo aquello la estaba molestando bastante.

Tras el salto sobre el puente, cosa que la molestó todavía más, lograron librarse de un buen número de seguidores, aunque no de todos. Por ello siguieron corriendo sobre la moto a máxima velocidad por una alargada calle donde sin tráfico alguno los bandidos los seguían sin intención de detenerse.

Chrono estaba pensando en cómo quitárselos de encima. Una de las ideas era intentar correr con la moto por entre los árboles para liarlos y que tuviesen la suerte de chocarse contra algún tronco duro. Otra idea había sido buscar algún tipo de pancarta grande o incluso búnker de gasolina para con algunas de sus armas cortar y dejar caer detrás de ellos.
No obstante primero trataría la primera idea.

- Mantente bien pegada, voy a intentar a… -. Empezó diciendo, pero se detuvo.

Al girar un poco la cabeza para hablar con ella vio claramente como una de las motos de los bandidos de repente perdía por completo el control, se desviaba hacia el lado opuesto y chocaba brutalmente contra otro de los maleantes. Alzó las cejas en señal de sorpresa, sin intender cómo había ocurrido eso sin haber hecho nada. Aun así dio por hecho que el bandido habría cometido un error de conducción.

- … Bueno, lo que te decía, voy a… -. Intentó decir de nuevo, en vano.

A un lado otro bándalo se habría subido a la acerca, justo al lado de ellos, corriendo al otro lado de los árboles. No obstante no duró mucho, cuando algo que no fue capaz de ver hizo que el hombre saliese disparado, dejándose la moto detrás de él en el sitio contra un árbol.
¿Qué estaba pasando?

Chrono no terminaba de entender nada, pero también necesitaba concentrarse en la carretera, lo que hacía que no fuese capaz de discernir del todo lo que ocurría tras él. Tan solo quedaban dos bandidos en sus motos, aunque estos al parecer llevaban armas de fuego porque empezaron a disparar contra ellos.
Podían verse las chispas generadas por las balas al chocar contra superficies duras como el asfalto o alguna parte de la moto, que por suerte estaba perfectamente reforzada para no sufrir imperfectos por algo así.

De pronto un leve quejido se escapó de los labios del joven, algo ahogado.

Solo quedaban dos motoristas… pero pronto ya no quedaba ninguno de ellos cuando por arte de magia sus vehículos se desviaron sin sentido y se cayeron con fuerza contra el suelo. La joven suspiró cuando ya se alejaron bastante distancia de donde dejaron a los últimos seguidores y se encontraban a salvo.

- Ya deja de correr tanto, por favor… -. Dijo, con una voz que sonó más a un súplica.

Realmente parecía haberlo pasado mal, aunque no sabía si por todo lo ocurrido o por la simple velocidad y transcurso del viaje. La lógica le dictaba que debía ser lo primero, por lo que estaba seguro de que sería lo segundo.

- Sí… perdona, no sabía que fuese a molestarte tanto -. Se disculpó mientras se deceleraba considerablemente y se acercaba hasta una acera lentamente, hasta detenerse allí por completo - ¿Pudiste ver qué le hizo estrellarse a todos? No sé si harías algo o les lanzarías alguna cosa tú… aunque juraría que ni siquiera llegaste a girarte. Y son tontos pero no creía que tanto para estrellarse todos solitos así sin más -. Reflexionó.

Una vez detenido el vehículo se aseguró de que Blaze y Moe estuviesen bien, aunque los dos llevaban una cara de “O_O” que daba un poco la idea de cómo se lo habían pasado por el viaje.
Si la joven se fijó un poco en la espalda del joven, pudo darse cuenta de cómo en la zona superior de los hombros donde su cuerpo no lo había tapado tenía un par de agujeros de bala. Durante los últimos disparos varias balas habían logrado a alcanzarle justo en esa zona.

De todos modos antes la mirada de la joven esas heridas iban cicatrizándose por si solas a una velocidad que sencillamente revelaba algo no humano, mientras él apretaba los dientes. Una de las heridas no obstante no se cerró, señal de que la bala no había tenido orificio de salida y por tanto habría que extraerla primero. Era más un mecanismo de autodefensa, podría cicatrizar la herida pero no le hacía mucha gracia quedarse con una bala dentro de la carne que probablemente lo intoxicaría e infectaría la herida por la pólvora.
Chrono echó una mano hacia atrás y tocó dicha herida con dos dedos, cerciorándose de su estado, sabiendo que las demás se habían sanado ya por completo y dejando solo los agujeros sobre la ropa.

- Bueno… lo dicho, ¿ves como no era para tanto? Siento lo ocurrido aun así, ya podemos irnos cuando quieras, iré despacio, no te preocupes -. Comentó, cuando arrancó de nuevo la moto, sin llegar a mencionar nada de las heridas, esperando que ella estuviese lista para ponerse rumbo a la otra ciudad.

Seguí aferrada a él incluso cuando aún no había nadie que nos persiguiera. Lo abrazaba como si se me fuera la vida en ello, completamente paralizada. Por suerte empezó a decelerar, acercándose a una acera hasta detenerse finalmente.

- Sí… perdona, no sabía que fuese a molestarte tanto –se disculpó-

No le respondí al momento. Estaba casi en shock, todavía pegada a él a pesar de que la moto ya se había parado. Como si tuviera pegamento y no quisiera alejarme por miedo a caer en el abismo de la tierra firme.
Cuando me hube mentalizado que la moto estaba totalmente detenida me bajé de ella torpemente. Lo necesitaba realmente, quería sentir mis pies en el suelo durante un momento. Aunque poco me duró el equilibrio, pues mis rodillas flaquearon aunque pude apoyar la espalda en el árbol de la acera, quedándome medianamente inclinada hacia delante.

- Es… es la primera vez que me monto en una moto… -dije entre susurros, mirando al suelo- Como comprenderás, ser partícipe en una persecución no ha sido un buen comienzo…

Aquel humano me traía la desgracia hiciera lo que hiciera. Por lo menos me alegré que Moe tuviera mejor aspecto que yo, aunque la pobre tenía todos los pelos de la espalda y de la cola completamente erizados.

- ¿Pudiste ver qué le hizo estrellarse a todos? No sé si harías algo o les lanzarías alguna cosa tú… aunque juraría que ni siquiera llegaste a girarte. Y son tontos pero no creía que tanto para estrellarse todos solitos así sin más –comentó-

Negué con la cabeza. Como era obvio, mentía.

- Tuvimos un golpe de suerte, eso es todo –respondí- Eso, o el mecánico que les preparaba las motos debía de odiarles mucho –solté una pequeña risa, posiblemente para liberar tensión-

Entonces miré hacia el cielo, el atardecer estaba terminando y el sol se ocultaba poco a poco en el horizonte dejando su reflejo en el mar, mientras la ciudad, construida en lo alto de una gran colina, estaba bañada por una luz completamente rojiza, alternando con el cielo el cual tenía también tonos anaranjados.
Suspiré cuando el humano dijo que ya podíamos irnos, así que resignada separé la espalda del árbol y me dirigí de nuevo a la moto, pero antes de montarme me fijé que llevaba dos agujeros en la ropa, cerca del hombro.

- ¿Qué tienes ahí? –dije extrañada-

Al acercarme más pude ver que bajo uno de los agujeros sólo había piel… con un tono algo rosado, eso sí, como si hubiera habido una cicatriz reciente ahí. En otra parte del hombro, donde la ropa no cubría, tenía la misma marca rosada y pequeña. Le pasé cuidadosamente la yema del dedo índice por encima, sin comprender.
Luego recordé que uno de los bandidos nos había disparado… y aquello tenía toda la pinta de ser agujeros de bala. Me sorprendí… una de esas balas podría haberme dado a mi. Sentí un escalofrío.

Volví a mirar entonces el agujero que tenía la herida, examinándolo. No me costó averiguar que tenía un agente extraño dentro de su cuerpo, generalmente solía reconocer rápidamente los tipos de heridas, especialmente me era fácil de detectar en las auras de los animales… y este chico era…
Como sea, aparte de controlar los elementos de la naturaleza también tenía ciertas dotes de hechicera curandera, no tan profesional como las ninfas antiguas del bosque ya que me había iniciado en ese arte hacía apenas 150 años, aún era bastante novata. Pero al menos ya era capaz de sanar pequeñas heridas como aquella.

- No te muevas –le ordené-

Coloqué la mano encima de la herida, concentrándome para crear una potente succión que sacara la bala. Hecho esto, la bala salió disparada hacia fuera, agarrándola rápidamente con la mano. No hice nada más, tampoco quería hacer un gran alarde de mi magia curativa… además que quería comprobar una cosa; si realmente el chico podía curarse las heridas por sí sólo, ya que aquellas marcas rosadas recién cicatrizadas me escamaban un poco.

- No me gusta conducir con un motorista herido al cual le puede dar un yuyu a mitad del camino, aprecio mi vida. Así que ten, de recuerdo. –sonreí entregándole la bala- Ya podemos irnos.

Seguidamente me volví a sentar atrás suya, esperando a que reanudara la marcha… sin dejar de prestar atención a su herida. Quería verla bien de cerca.

Nada más detener la moto ella se bajó casi al instante, aunque con cierta dificultad eso sí. Chrono se inclinó para ayudarla, o más bien para evitar que acabase cayéndose al suelo, aunque no le dio tiempo a ello cuando la joven ya estaba a demasiada distancia y sin mucho esfuerzo se dejó caer contra un árbol.
Parecía evidente que necesitaba descansar un poco.

- Es… es la primera vez que me monto en una moto… Como comprenderás, ser partícipe en una persecución no ha sido un buen comienzo… -. Comentaba mientras miraba al suelo.

Chrono por un momento pensó que fuese a vomitar por tener el estómago revuelto, pero pronto se dio cuenta que no era eso, sino simple impresión por todo el cuerpo después del viajecito.

- No, la verdad es que no ha sido bueno para ti ni para mis costillas la verdad -. Dijo, pero dejando una leve risa al final que denotaba ser broma, aunque en el fondo fuese cierto que le había dejado la zona algo entumecida – Tranquila, tómate el tiempo que necesites -. Añadió, recostándose un poco sobre el manillar de la moto.

Esperó tranquilo unos segundos mientras hacía un poco de caso a Blaze y ella terminaba de estabilizarse. Él en cambio solía adorar la velocidad y estaba acostumbrado a ella, gustándole sentir esa sensación por todo su cuerpo… también de todos modos comprendía que para ella, siendo la primera vez, había sido demasiada drástica la experiencia.

- Tuvimos un golpe de suerte, eso es todo. Eso, o el mecánico que les preparaba las motos debía de odiarles mucho -. Respondió con una pequeña risa.

Chrono sonrió en respuesta al comentario, asintiendo levemente con la cabeza sin llegar a decir nada. Era un poco incrédulo ante la idea de que de repente todos se hubiesen chocado, caído y estrellado a la vez sin hacer absolutamente nada por un trayecto tan sencillo en línea recta y además sin tráfico alguno de vehículos, pero sencillamente no tenía ninguna pista de lo que podía haber ocurrido, y menos aun de la verdad de lo ocurrido, pues aunque por un momento barajó que la joven hubiese podido lanzar algún obstáculo a la carretera, sabía de sobra que había permanecido quieta, aferrada a él y probablemente hasta con los ojos cerrados.
Algo o alguien los había ayudado en esa ocasión… pero quien sabe si algún día descubriría lo que había sido.

Chrono se fijó entonces en que ella ya no llevaba su capucha echada sobre la cabeza y ahora dejaba relucir directamente sus bellos ojos lilas aderezados de su precioso cabello azabache, largo y liso. Lo reconocía, era realmente preciosa y tenía rasgos muy poco comunes que la hacían aun destacar más. Quizá se quedó más tiempo del debido medio embobado mirándola, aunque con las gafas al ser de cristal oscuro ello no se percibiese tan directamente.

Poco después la joven suspiró mientras se subía de nuevo a la moto, sentándose en el asiento y acomodándose tanto como pudiese.

- ¿Qué tienes ahí? -. Dijo de pronto.

Chrono no sabía de qué hablaba y de hecho por un momento pensó que estuviese hablándose con Moe, cuando arrancó el motor de la moto a punto de salir de allí. Pero no, le hablaba a él, de lo que se dio cuenta cuando sintió las manos de ella sobre su propia espalda.
Concretamente sintió cómo sus yemas de los dedos, frías al menos a su propio tacto, pasaban por algunas partes y sentía directamente el contacto de su piel con la de él. En ese momento se percató de que los disparos habrían hecho agujeros para que eso fuese posible. Y se habría sobresaltado por ello, pero su regeneración era algo a lo que estaba tan acostumbrado que ni siquiera se dio cuenta de que no era algo propio de un humano y que por tanto a ella la haría sospechar.

- No te muevas -. Dijo, ordenando, sin dar mucha opción.

Estaba seguro de haber sentido tres pinchazos en su espalda, pero delante únicamente tenía tres marcas de salida. Ello le había dado la pista de que efectivamente una de las balas no había salido y por tanto tendría que sacarla más tarde… aunque las palabras de la joven le hacían sospechar que no iba a tener que hacerlo él.

- Tranquila, en serio jeje, ya lo haré yo más… -. Fue diciendo, pero sin terminar pues ya veía que no le hacía el más mínimo caso.

No supo qué fue exactamente lo que hizo, pero sintió claramente cómo la bala salía de la herida, echando marcha atrás hasta salir por completo. Un suave quejido se escapó de sus labios al hacerlo. Después se mordió un poco el labio, pensando que aquella ayuda que le había dado tendría que devolvérsela de algún modo probablemente.
En general, no le gustaba deber nada a nadie.

- No me gusta conducir con un motorista herido al cual le puede dar un yuyu a mitad del camino, aprecio mi vida. Así que ten, de recuerdo. Ya podemos irnos -. Dijo, mientras posaba la bala sobre la palma de él con una sonrisa.

Sin duda le estaba sorprendiendo que la tasa de sonrisas de la joven aumentase considerablemente. En el último minuto le había visto sonreír dos veces y eso era más de lo visto en el resto del día. De forma inconsciente él sonrió levemente.

- Vaya, qué cuidadosa -. Respondió sonriente – Vale, vale, me parece bien, gracias por el regalo, lo guardaré siempre -. Añadió, sobreactuando un poco al escenificar su respuesta. Y así, guardó la bala en uno de sus bolsillos.

Asegurándose de que tanto Moe como Blaze estuviesen asegurados sobre la moto, Chrono accionó el manillar derecho y ésta se puso en marcha lentamente. Tomó una salida por varias calles yendo a una velocidad normal, buscando la salida hacia a la autopista que no tardó en encontrar, para tomarla a continuación.

Al cabo de unos minutos la herida en la espalda del joven empezó a reaccionar, solidificando la sangre a su alrededor de una forma muy acelerada y extraña. La sangre en si se mezclaba sutilmente con la propia carne, casi como si la sangre fuese una masilla que sirviese para reparar la herida en si misma. Por ello, mientras corrían por la autopista, en cuestión de unos minutos la herida había desaparecido completamente, dejando solo una marca algo más clara igual que había ocurrido con las otras dos.

Nuevamente Chrono podría haberse sobresaltado al darse cuenta de que ella pudiese haberse percatado de ello, pero para él eso formaba parte de él de forma tan interna que ni llegó a recordarlo. Para heridas más graves sí requería de su concentración, pero con otras más leves como esas, relativamente leves al menos, se regeneraban de forma inconsciente sin darse ni cuenta.

Pasaron unos diez o quince minutos de viaje por la autopista, cuando varios carteles indicaban la entrada hacia la ciudad a la que se dirigían. Todo el viaje lo había hecho de forma rápida pero sin llegar a serlo suficiente como para resultar molesto, teniendo siempre cuidado de no correr mucho para que la joven pasajera no se encontrase peor.

- Bueno, ya estamos llegando, bailarina -. Comentó él de forma tranquila. Ya se encontraban entrando en la ciudad, surcando más lentamente las primeras calles – Bueno, tú dirás exactamente por donde quieres que paremos, esta zona la conozco peor -. Dijo mientras con la mirada contemplaba un poco la zona a su alrededor y con un gesto calmado volvía a subirse las gafas a la frente.

- No, la verdad es que no ha sido bueno para ti ni para mis costillas la verdad –comentó una vez nos tomamos… o mejor dicho, me tomé un descanso-

Fruncí el entrecejo durante un momento.

- No tenía nada más a lo que agarrarme –me defendí-

Cuando hube conseguido que mi cabeza volviera a estar situada en su lugar correcto, me acerqué de nuevo a la moto –sin evitar sentir un pequeño resentimiento hacia ella, por supuesto- y tras sacarle la bala incrustada me senté atrás de su gran espalda y volví a sujetarme, esta vez no con tanta fuerza… no fuera que le dividiera horizontalmente a la mitad al pobrecito.

Me mantuve atenta y callada el primer tramo del camino, mirando directamente hacia su espalda, más concretamente al agujero por donde había entrado –y salido- la bala. Y tal como mis sospechas eran… empezó a regenerarse solo. Lo hacía tan lento que prácticamente no te dabas cuenta del cambio… pero podías notarlo mirando la herida un minuto, y al minuto siguiente volver a mirar y ver que había cambiado drásticamente.

“Este tío no es normal…” –pensé extrañada-

Quizás eran simples imaginaciones mías, pero había convivido lo bastante con los animales como para poder captar perfectamente cuándo el aura de alguno estaba cerca de mí. Y este humano me decía que Moe y Blaze no eran los únicos animales que estaban subidos a la moto…
Pensaba, pensaba, pensaba… ¿qué tenía aquel humano? ¿Acaso alguna transformación similar a la mía? ¿Un animal que había sido encantado por alguien, transformándolo en humano? Imposible, un animal no puede ser tan imbécil y saber conducir de manera tan temeraria. Lo que se me ocurrió fue que el chico tenía cierta relación con los canes… no sabía exactamente hasta qué punto, pero estaba claro que algo no cuadraba ahí, pues por lo general ningún humano normal y corriente puede curar las heridas tan rápido y tener la temperatura corporal excesivamente alta. Parecía tener una fiebre permanente.

Mientras pensaba, el tiempo se pasó deprisa. Era totalmente de noche ya, y las luces de las farolas nos marcaban el camino de forma constante. Más o menos me acostumbré al movimiento de la moto, por lo que volví a apoyar la mejilla en su espalda y cerré los ojos, pero esta vez no por temor… sino más bien porque el monótono ruido de la moto, la tranquilidad de la calle y en general el silencio de nuestras voces hacía que me sintiera realmente cansada. Echaba de menos una cama, aunque fuera la de cualquier hostal.

Noté que nos aproximábamos a la ciudad cuando aminoró la velocidad considerablemente, por lo que abrí los ojos al tiempo que él me hablaba.

- Bueno, ya estamos llegando –advirtió- Bueno, tú dirás exactamente por donde quieres que paremos, esta zona la conozco peor.

Moví la cabeza de un lado a otro, buscando… o mejor dicho, intentando reconocer.

- Esta ciudad ha cambiado mucho desde la última vez que la vi… prácticamente no la reconozco, así que realmente da igual donde –comenté, lo cual era totalmente cierto, pues la última vez que mis pies caminaron sobre sus calles fue hace más de sesenta años… pero no hacía falta dar detalles- Para por ahí mismo –le indiqué-

No era una plaza, pero tampoco una calle. Era más bien una avenida bastante ancha, empedrada como la mayoría del suelo de la ciudad. Guardaba un poco el estilo medieval de la época, entrando levemente en la modernización pues aunque habían edificios de estructura diferente y más contemporánea, la mayoría de ellos habían sido construidos en piedra desde hacía siglos dándole a la ciudad un aspecto realmente cautivador. Uno de los detalles que más me gustaban era que la ciudad en sí no poseía electricidad, pues las únicas luces de la calle eran lámparas de aceite o antorchas encendidas cada ciertos puntos.
Los habitantes de la misma eran muy tradicionales, pues intuía que de algún modo seguían sin tener agua corriente, reuniéndose las mujeres por la mañana a la orilla del río que estaba a un kilómetro de la ciudad para lavar la ropa frotándola contra una roca, y bañándose en los manantiales naturales. Sonreí.

- Gracias por el viajecito –le dije una vez me bajé de la moto, estirándome un poco las rodillas y el cuerpo, observando como Blaze y Moe observaban curiosos todo alrededor, sin bajarse aún de la moto-

Luego miré al humano por un momento, pensativa.

- Mmm… antes de pagarte quería saber… no es que me importe ni nada de eso –aclaré al instante, haciendo gestos despreocupados con las manos- Pero… ya que llevo más de media hora contigo, y además pegada a ti más de lo permitido… mi código protocolario me dice que debes decirme al menos cómo te llamas –le miré con curiosidad disimulada-

Era cierto que muy muy pocas veces había permanecido tanto tiempo al lado de una misma persona sin ni siquiera saber cómo se llamaba. Y aquel humano en menos de una hora había hecho suficientes cosas por las que merecía ser recordado.

- Una vez más te lo tomas todo al pie de la letra… -. Dijo él, mientras durante el viaje notaba cómo ella se agarraba de forma más débil que antes – Puedes agarrarte mejor, no te preocupes anda -. Dijo, no por otra cosa que tampoco quería que ella se sintiese incómoda o algo similar.

Siguieron caminando por la autopista general hasta tomar una salida que los llevaría hasta la ciudad en cuestión. No tardaron demasiado y de hecho a Chrono el viaje se le hizo demasiado ameno.
No supo por que, y no era corriente en él, pero podía afirmar que se encontraba a gusto. En parte era porque hacía mucho tiempo que no corría con la moto de forma tan libre y por tanto había pasado bastante tiempo desde que su piel y su cabello sintieron la sensación de velocidad, las caricias del viento sobre ellos. Pero por otra parte, rodeado por los brazos de ella… ¿qué era esa sensación?

“No sabría definirla.”

- Esta ciudad ha cambiado mucho desde la última vez que la vi… prácticamente no la reconozco, así que realmente da igual donde. Para por ahí mismo -. Fue comentando hasta finalmente señalar un lugar en concreto.

Era una avenida bastante amplia, una de las calles principales, que además ayudaba a que aunque durante el día fuese una zona muy transitada, por la noche a duras penas pasase nadie. En esos momentos podría decirse que estaban solos, a excepción de algún que otro paso que se escuchaba por el fondo o alguna persona que casualmente pasaba a su lado sin siquiera mirarlos.

- Oki dockey -. Dijo tranquilamente mientras asentía con la cabeza suavemente.

Bastaba una simple mirada para darse cuenta de que aquella ciudad casi vivía por completo en el medievo, sin ningún tipo de tecnología o avance. Era la más pura contraposición a la otra ciudad gemela desde donde habían venido, donde la tecnología estaba a la orden del día incluso entre los suburbios.

Giró el manillar de la moto para acercarse hasta la acera, donde obviamente no había coches ni ningún vehículo aparcado, salvo algunas bicicletas, pero que apenas ocupaban espacio. Aparcó perfectamente al lado de la acerca, sacando con el pie una pequeña apoyadura de la zona inferior de la moto para que ésta no se cayese sola.

- Gracias por el viajecito -. Comentó ella, mientras se bajaba de la moto.

La joven estiró un poco las rodillas y el cuerpo en general para quitarse la postura de haber ido en la moto. Aunque no dejase cambiar mucho la postura el asiento delantero era bastante cómodo, pero sin embargo el trasero era algo más incómodo de cara a trayectorias algo prolongadas.

- De nada, de nada, ese había sido el trato -. Respondió con una sonrisa tranquila – Siento que no fuese tan placentero como me hubiese gustado, pero qué le vamos a hacer, una lástima -. Añadió, encogiendo un poco los hombros, dejando un regustillo muy leve a segundos sentidos en el aire, pero casi imperceptible y solo de forma bromista.

En ese momento, incluso antes de haber terminado de hablar, notó cómo ella se había quedado pensativa, mirándolo a él con una expresión dubitativa. Estuvo a punto de decirla que le soltase lo que estaba pensando, pero no fue necesario cuando ella misma abrió sus labios para revelarlo sin ayuda alguna.

- Mmm… antes de pagarte quería saber… no es que me importe ni nada de eso. Pero… ya que llevo más de media hora contigo, y además pegada a ti más de lo permitido… mi código protocolario me dice que debes decirme al menos cómo te llamas -. Dijo ella, camuflando la curiosidad.

Hubiese dicho que le sorprendió aquello y más aun que después de tanto tiempo no se hubiesen dado los nombres siquiera. Pero la realidad es que no le sorprendió demasiado. Había sido consciente de que ella ni se había presentado ni había preguntado por el nombre de él, lo que le dio a pensar, sumada a su repentino carácter y a estar oculta por una capa, que prefería conservar su identidad en el anonimato, por lo que nada de nombres, esa era la regla.
No obstante, parecía haberse equivocado… o tan solo preguntaba por él de él sin revelar el de ella.

Para bien o para mal, él tampoco tenía nada que ocultar.

- Chrono VonTricel, para servirla en todo lo que necesite -. Dijo sonriente y algo teatral, sobretodo cuando imitó el agarrar suavemente la copa de un gorro imaginario que tuviese sobre su cabeza. Parte de lo que decía era cierto, pues su profesión, o al menos una de ellas, podía definirse como un “pon un precio justo y lo haré sea lo que sea” – Aunque depende lo que necesite primero quizá debe poner un precio sobre la mesa -. Añadió, soltando una risa que decía que era parte broma, parte en serio – Os besaría una mano como muestra de caballerosidad, pero mi código de previsión de colisiones me dice que prefiere que tu mano no bese mi cara -. Añadió finalmente, con una leve y tranquila sonrisa.

El joven pasó una pierna por encima de la moto, de modo que se quedó sentado, o más bien apoyado en ella, con todo el cuerpo dando hacia la acera, es decir, hacia donde la joven se encontraba. Cruzó los brazos levemente sobre el pecho, mientras en su cabeza aun barajaba la opción de pedirle su nombre o no. Bueno, probaría suerte y a ver qué pasaba.

- ¿Sabes que el protocolo también dice que antes de pedir un nombre primero uno debe dar el suyo? -. Nadie dijo que fuese a pedirlo de una forma normal y corriente. El tono de la pregunta no sonó acusador ni nada parecido, sino una forma diferente de preguntarle por su nombre de forma indirecta – Y sobre lo del pago mío… pues nada, cuando quieras y donde quieras, admito aplazamientos de pago si es necesario, pero siempre con intereses, claro -. Dijo sonriendo. Era una simple frase hecha, no pretendía que lo último sonase mal ni nada parecido, dejándolo caer con un tono calmado y ajeno a cualquier sarcasmo inoportuno.

- De nada, de nada, ese había sido el trato –sonrió- Siento que no fuese tan placentero como me hubiese gustado, pero qué le vamos a hacer, una lástima.

Giré la cabeza hacia él rápidamente, entrecerrando los ojos peligrosamente. Ese gesto de encogerse de hombros dejando la frase de refilón…

- Más que placentero yo hubiera dicho “agradable”, creo que va mejor –comenté con remarcado rentintín-

Suspiré profundamente; el chico al menos había cumplido su trato de llevarme a la ciudad, no me había raptado ni nada, así que por lo menos debería tranquilizar el carácter. Puede que no fuera tan malo después de todo, pero igualmente aún seguía desconfiando un poco. Demasiados prejuicios a lo largo de muchos años, no podía evitarlo. Estaba en mi naturaleza.

Pero igualmente, aunque aquel humano no me despertara del todo confianza, sí había una parte de él que me hacía sentirme tranquila, cosa totalmente inexplicable para mí. Alguna parte oculta que tenía curiosidad por descubrir… quizás por eso le pregunté su nombre. Quizás quiera saber más de él en el futuro, buscarlo. Descubrir el porqué… no me gustaba quedarme con la duda.

- Chrono VonTricel, para servirla en todo lo que necesite –se presentó- Aunque depende lo que necesite primero quizá debe poner un precio sobre la mesa.

Solté una pequeña risa entre divertida e incrédula.

- Pues estás de suerte muchacho, porque no necesito nada de ti. Y aunque lo necesitara, no voy a pagarte siempre con bailes, no sería justo –rodé los ojos-

He de decir que aún me sorprendía que alguien como él, que se describía tal como estaba contando, me hubiese pedido simplemente un baile a cambio de gastar su combustible, su tiempo y las ruedas de su vehículo para llevarme a una ciudad que ni le va ni le viene. A menos que ya hubiera pretendido viajar hasta aquí independientemente de haberse encontrado conmigo… ocultándomelo para hacerme creer que me hacía un favor.
Lo que fuera, tampoco iba a preguntarle. Lo que hiciera de ahora en adelante me traía sin cuidado.

- Os besaría una mano como muestra de caballerosidad, pero mi código de previsión de colisiones me dice que prefiere que tu mano no bese mi cara.

Creo que fue la primera vez que reí en serio desde que me encontré con él en la plaza. Me cogió por sorpresa aquel comentario.

- Chico listo, mira que rápido aprendió –sonreí-

Sin embargo la diversión se me fue de un momento a otro cuando alcé la cabeza al oscuro cielo. Fruncí el entrecejo y me quedé callada durante un momento, luego volví la mirada hacia una dirección en concreto en la que aparentemente no había nada… excepto nubes de tormenta, posiblemente a unos 18 kilómetros de distancia. Aunque por suerte la velocidad del viento era favorable al ser suave, y los truenos aún no habían sonado así que tenía algo de tiempo.
Su voz de nuevo me distrajo, regresando la atención hacia él.

- ¿Sabes que el protocolo también dice que antes de pedir un nombre primero uno debe dar el suyo? Y sobre lo del pago mío… pues nada, cuando quieras y donde quieras, admito aplazamientos de pago si es necesario, pero siempre con intereses, claro.

Sonreí más por lo primero que por lo segundo.

- Nixie –respondí- Sólo Nixie. Es mi nombre artístico –era una media verdad, media mentira… pues a pesar de que no era mi nombre verdadero, era el que usaba para darme a conocer entre la sociedad, o mejor dicho, el diminutivo que me había puesto cariñosamente la Reina Madre- Sobre lo de tu pago…

Me quité la capa negra y se la lancé encima, no de forma brusca, sino más bien para que se mentalizara que no pensaba aplazarlo.

- Cuanto antes termine de deberte cosas, antes te perderé de vista –sonreí sabiendo que esta vez incluso reconocí que yo misma no hablaba en serio, pues sí era cierto que quería conocer más sobre el chico y su secreto- Que lo disfrutes.

Me encaminé a una pequeña tarima de madera que había ahí a apenas 5 metros de distancia desde donde estaba el humano con la moto.
Antes de subirme a la tarima de madera me descalcé. Luego me subí, examinando el suelo y dando luego un par de golpecitos con los talones a la superficie en diferentes zonas, comprobando que zonas estaban más huecas que otras.

“Tiene buena percusión” –sonreí-

Aquello era como un ritual. Cuando no tienes a nadie que te haga la música mientras bailas, tienes que buscarte tus propios métodos, y las superficies de madera eran geniales para marcar el ritmo con los pies. La pandereta iba de añadido.
La tomé, la cual llevaba colgada a la espalda. La agité un par de veces, le di un par de palmadas e hice sonar sus tres cascabeles y sonreí, estaba preparada.

Le dediqué una última mirada al humano, situándome luego en el centro de la plataforma. Cerré los ojos un momento y adopté una posición de baile, quedándome en silencio durante un momento… para luego empezar con un sonido de los cascabeles, y al segundo siguiente empezar a moverme mientras mi voz también iba marcando el ritmo. [click!]

- Más que placentero yo hubiera dicho “agradable”, creo que va mejor -. Puntualizó ella con cierto retintín remarcado.

Chrono no pudo evitar soltar una pequeña carcajada al escucharla. En parte lo había dicho así por ver cómo reaccionaría, como una prueba de ver si la iba conociendo más o no, intentando preveer sus contestaciones en función de cada situación distinta.

- Bueno, en ese caso siento que no fuese tan agradable como me hubiese gustado -. Corrigió con una sonrisa.

Por una parte la joven parecía tranquilizada, probablemente por el simple hecho de haber llegado a su destino sin intentar matarla o algo similar. Quien sabe las hipótesis sobre él que ella habría barajado en su cabeza… y quizá las que aun seguía barajando. Viendo su comportamiento general, no obstante, podía hacerse una idea bastante exacta de la clase de cosas que ella pudo haber pensado.

Parecía ya algo más confiada, o mejor dicho, algo menos desconfiada, pues bastaba fijarse un poco en la situación para entender que todavía no se fiaba mucho de él. Bueno, él sabía que no hizo ni haría nada que corroborase la desconfianza, pero por otra parte tampoco la culpaba. Desde luego era mucho más sensato y precavido desconfiar hasta que se demostrase lo contrario, que en cambio fiarse del primero que apareciese.

Viviría más.

- Pues estás de suerte muchacho, porque no necesito nada de ti. Y aunque lo necesitara, no voy a pagarte siempre con bailes, no sería justo -. Comentó, tras una sonrisa divertida… quizá demasiado divertida… tanto que olía a incrédula también.

Chrono se rascó levemente el mentón mientras la miraba y analizaba minuciosamente en su cabeza lo que acababa de decir. O mejor dicho, buscaba exactamente las palabras con las que responder.

- ¿Injusto para ti o para mí? Veré primero cómo es ese baile privado tuyo… y ya sabré después hasta donde llega su valor para ser justo o no como pago -. Respondió el joven con total tranquilidad – Aunque es una pena que no necesites nada… bueno, quien sabe, quizá más adelante -. Añadió, fingiendo cierta pena al principio para acabar con una sonrisa.

Tras el comentario acerca de besar su mano, y sobre el “beso” de su mano sobre la cara de él, la joven empezó a reírse como hasta entonces no lo había hecho, a plena carcajada. Quizá por eso por un momento Chrono entrecerró algo la mirada, pensando que estaba exagerando la risa para ridiculizar el comentario de él… pero apenas lo había hecho se percató de que estaba riéndose en serio.

- Chico listo, mira que rápido aprendió -. Respondió ella, sonriendo.

Chrono se quedó sonriéndola, con un rostro como sin saber exactamente qué decir.

- Claro, aprendo rápido -. Asintió mientras mantenía la sonrisa.

Tras aquello la joven se quedó ensimismada unos segundos, sumisa de sus propios pensamientos con la mirada clavada en el oscuro cielo. A los lejos se escuchaba algún trueno que aun no llegaba con excesiva fuerza, pero que indicaba que una tormenta se aproximaba hacia allí y cómo poco pronto empezaría a llover, acercándose oscuros nubarrones que probablemente también traerían rayos con ellos.

- Nixie. Sólo Nixie. Es mi nombre artístico -. Se presentó ella - Sobre lo de tu pago -. Añadió, mientras se quitaba su capa negra por completo y de forma suave la lanzaba sobre él - Cuanto antes termine de deberte cosas, antes te perderé de vista -. Añadió sonriendo.

Chrono dejó que la capa cayese encima suyo, tapándole la cara, para lentamente descenderla y dejar su rostro al descubierto. Después arrebujó un poco la capa, con cuidado eso sí, sobre sus piernas, listo para disfrutar del espectáculo. Nixie se subió a una especie de tarima de madera que había a un lado, casi como si alguien la hubiese puesto ahí a conciencia para ellos dos. Finalmente dio unos golpecitos con los pies, tras haberse descalzado primero, para comprobar el sonido de la madera.

- Bonito nombre – Dijo asintiendo -. Bueno, por eso no te preocupes, desde que termines de deberme cosas me perderás de vista en el momento en el que así lo quieras -. Respondió correspondiendo la sonrisa de ella con una suya.

Todo parecía listo, estando ella quieta antes de que diese comienzo y él aun apoyado sobre la moto, con la mirada quieta en un solo punto: en ella.

- Que lo disfrutes -. Dijo ella a punto a de empezar.

- Lo disfrutaré -. Respondió sonriente, casi impaciente.

La joven sacó una pandereta que hizo sonar un par de veces, dándole una corta serie de palmadas para que sus cascabeles sonasen con un sonido bastante especial. Los ojos lilas de ella se juntaron con los de Chrono una última vez

Se quedó un instante detenida en una postura de baile, lista para comenzar. Y así lo hizo.

Cada mínima parte de su cuerpo empezó a moverse al son de la música que generaba ella con la pandereta y la madera bajo sus pies, creando así una sinfonía más que ideal.
Pero si había algo especialmente ideal y hermoso era su cuerpo, sus movimientos, todo ello más que perfecto en total sintonía con la música que ella misma hacía. Era un baile exótico y de algún modo sensual, de tal modo que la mirada de Chrono no pudo evitar quedarse unos segundos fija en las caderas de ella, embelesada de sus movimientos rítmicos.

Parecía que cada parte de su cuerpo tuviese vida propia, pudiendo moverse de cualquier manera pero con una sincronización absoluta. Chrono estaba realmente embobado con todo aquello, disfrutando de cada mínimo movimiento, de absolutamente todo cuanto veía.

Siempre había adorado el arte y le encantaba la música, el teatro, incluso cualquier obra de museo… pero siendo sincero ese tipo de bailes eran su total perdición.
Y en medio de aquel embobamiento, se fijó en el rostro de ella, concretamente en que parecía más alegre que antes, incluso mostrando alguna sonrisa… y dándose cuenta de que si de por si resultaba una mujer impresionantemente bella, cuando sonreía aun lo era muchísimo más.

Sobraba decir que si ella por si misma ya daba una imagen preciosa que admirar, sumida en aquel baile tan bonito y casi hipnotizante aquello era algo que simplemente no podía definirse con palabras.

Finalmente y para su desgracia, el baile finalizó.

Cuando ella terminó Chrono ya se había acercado hasta la tarima donde ella estaba subida. Dio unas palmadas con las manos, aplaudiendo el espectáculo, tranquilamente, para después alzar una mano hacia ella, ofreciéndole una apoyadura para que se bajase de la tarima, al tiempo que con la otra mano tenía lista la capa por si quería cogerla de nuevo.

- He de ser sincero contigo… -. Empezó diciendo – En la vida he visto muchísimas cosas y muchísimos bailes, obras de todo tipo en general, cosas preciosas y bellas… pero pocas tanto como lo que acabas de hacer. Realmente ha sido precioso -. Dijo, con un tono de voz tranquilo y calmado, esbozando una sonrisa, quizá algo exagerado, pero después de todo para él había dado en su debilidad – Gracias, de verdad, he disfrutado mucho… y volviendo a lo de antes, un baile así costea mucho más que un simple y desagradable viaje, por lo que digamos que aun te queda crédito para cuando necesites otra cosa -. Añadió riendo un poco, aunque en el fondo lo dijese de verdad.

Un fuerte ruido llamó la atención del joven, haciéndole virar la vista hacia el cielo igual que antes Nixie había hecho minutos antes.

- Va a empezar una tormenta… pues menuda gracia, lloviendo y tronando no es muy aconsejable volver con la moto -. Soltó más para si mismo, aunque en alto, mientras fruncía un poco el ceño.